Historia de manipulación en una de las principales hipótesis contra el alzhéimer: un culebrón de 2 años y una dimisión
Sylvain Lesné, de la Universidad de Minnesota, ha estado en el centro de un escándalo de manipulación de imágenes en el estudio de una proteína amiloide clave vinculada a la demencia
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Hace tres años todas las quinielas académicas situaban al neurocientífico Sylvaine Lesné entre los expertos que pasarían a la historia como uno de los que más ha contribuido a la lucha contra el alzhéimer. Una de sus investigaciones le convirtió en una estrella científica y acaparó numerosos titulares alabándole. Sin embargo, de un tiempo a esta parte, la cosa ha cambiado mucho al recibir acusaciones de manipulación y tras un culebrón de más de dos años, la historia acababa la pasada semana con la dimisión del investigador.
El neurocientífico de la Universidad de Minnesota Twin Cities (UMN) saltó a la fama por el descubrimiento en ratones de un tipo específico de beta amiloide (Aβ*56), el cual había conseguido trabajando en el laboratorio de la también neurocientífica Karen Ashe. El hallazgo, publicado en 2006 en Nature, fue revolucionario porque reforzaba la hipótesis de que la enfermedad es causada principalmente por estos pequeños grupos de proteínas y no por las placas amiloides sólidas, que históricamente habían sido el foco de la investigación.
En aquel momento, un editorial que acompañaba al estudio tildo a este beta amiloide como "un sospechoso estrella" en la demencia y Ashe llegó a tildar a Aβ56 como “la primera sustancia jamás identificada en el tejido cerebral en la investigación del alzhéimer que ha demostrado causar deterioro de la memoria”. Y menos de dos semanas después de la publicación, la neurocientífica ganó el prestigioso Premio Potamkin.
A partir de ahí, el artículo de Nature fue citado en unos 2.300 artículos académicos, más que todos los informes de investigación básica sobre el alzhéimer. Al mismo tiempo, el apoyo anual a los estudios etiquetados como “amiloide, oligómero y alzhéimer” aumentó casi cero a 287 millones de dólares en 2021. Un aumento presupuestario que nace al calor de esta ivnestigación de Lesné y Ashe, según los expertos.
¿Imágenes manipuladas?
Pero a pesar del entusiasmo, todo comenzó a torcerse para Lesné en 2022. Aquel año ya se podía encontrar en PubPeer, una web en la que los científicos señalan posibles errores en los artículos publicados, cuestionando la veracidad de las imágenes utilizadas. Y el campanazo llegó ese julio cuando Science acusaba al investigador de haberlas manipulado, una "mala conducta de Lesné" que se extendió más allá del artículo de Nature, llegando a casi otros 20, varios de ellos en coautoría con Ashe. Según esta revista, esta última no estaba implicada en la aparente manipulación de imágenes, aunque fue la autora principal y ganase fondos de investigación en los años siguientes.
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El quid de la cuestión está en las imágenes de la electrotransferencia, una técnica analítica usada en biología celular y molecular para identificar proteínas específicas en una mezcla compleja de proteínas. Según la publicación, estas imágenes mostraban signos de haber sido alteradas digitalmente para apoyar indebidamente la hipótesis experimental de que la Aβ56 era tóxica para las células cerebrales.
No solo la investigación de más de seis meses de Science apuntaba en esta línea, también lo hizo Matthew Schrag. Este neurocientífico de la Universidad de Vanderbilt descubrió varios artículos sospechosos de Lesné y sus colegas.
Críticas por tardar en retirarlo
Tras más de dos años de indicios y una investigación interna de la propia universidad, llegaría la retracción de Nature en junio de 2024. Una retirada que, en realidad, ha sido por petición de casi todos los coautores de la propia investigación, incluida Ashe. En concreto, admitieron que las imágenes parecían haber sido manipuladas, aunque ella sigue defendiendo la validez de los hallazgos, al tiempo que lamenta que Lesné lo hubiese hecho.
Que tardasen tanto en retirarlo es un hecho que muchos expertos han criticado. Preguntados por El Confidencial, desde la Sociedad Española de Neurología (SEN) se quejan de que “la noticia de la manipulación fue revelada hace casi dos años y la revista ha tardado un tiempo considerable en proceder con la retirada. Este hecho es significativo por varias razones. En primer lugar, evidencia la presión del sistema académico por publicar artículos de alto impacto, necesario para mantener el statu quo y asegurar financiación competitiva. Esta situación debería obligarnos a repensar el sistema de publicación, las motivaciones para publicar y los controles que las revistas, especialmente las de alto prestigio como Nature, deberían implementar”.
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Con estas palabras juzgaba la actuación de la revista el neurólogo David Pérez Martínez, portavoz de SEN. Por otro lado, señalaba que “la hipótesis de la cascada amiloide, desarrollada a finales de los años 80 y principios de los 90, ha atraído gran parte de la inversión en investigación sobre la enfermedad de Alzheimer en los últimos 30 años. Lamentablemente, los avances en esta línea han sido, en el mejor de los casos, mediocres. En la última década, han surgido trabajos críticos sobre el papel del beta-amiloide en la enfermedad, y hoy en día la mayoría de los neurocientíficos consideran que puede ser un elemento necesario pero no suficiente para el desarrollo del cuadro patológico. La revelación de que un trabajo crucial sobre la teoría amiloide contenía datos manipulados no hace más que aumentar las dudas sobre su rol en el alzhéimer”.
“Todo lo anterior ensombrece el papel que debe tener la ciencia en el avance del conocimiento, especialmente en áreas tan delicadas como la salud y, en particular, la enfermedad de Alzheimer, que tiene un enorme impacto social. Debería ser una oportunidad para repensar el sistema de acreditación académico y el circuito de validación de los trabajos científicos, al menos aquellos en los que el impacto sea relevante”, concluía el portavoz de SEN.
Acaba de dimitir
El culebrón con la universidad se zanjaba la semana pasada, cuando Lesné renunciaba su puesto de profesor titular. Una dimisión que no será afectiva hasta el 1 de marzo. A este respecto, el neurocientífico no se ha pronunciado y Jake Ricker, portavoz de la UMN, ha declarado: “La universidad ha detectado problemas de integridad de los datos que afectan a varias publicaciones y se ha puesto en contacto con esas revistas para recomendar la retractación de las publicaciones, en su caso”.
Entre los dudosos artículos científicos, Ricker dice que la UMN ha identificado cuatro (tres de los cuales se referían a la beta-amiloide 56, incluido uno escrito en coautoría con Ashe) para su posible retractación. Los cuales han sido citados unas 600 veces en revistas científicas.
Hace tres años todas las quinielas académicas situaban al neurocientífico Sylvaine Lesné entre los expertos que pasarían a la historia como uno de los que más ha contribuido a la lucha contra el alzhéimer. Una de sus investigaciones le convirtió en una estrella científica y acaparó numerosos titulares alabándole. Sin embargo, de un tiempo a esta parte, la cosa ha cambiado mucho al recibir acusaciones de manipulación y tras un culebrón de más de dos años, la historia acababa la pasada semana con la dimisión del investigador.