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¿El test definitivo para el alzhéimer llegará en 6 meses? Esta baronesa británica trabaja en ello y los españoles no se fían
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Experta en neurociencia

¿El test definitivo para el alzhéimer llegará en 6 meses? Esta baronesa británica trabaja en ello y los españoles no se fían

Se encuentra desarrollando una innovadora estrategia de biomarcadores que permitiría detectar la demencia hasta 20 años antes de que aparezca deterioro cognitivo

Foto: Susan Adele Greenfield. (Retrato oficial del Parlamento de Reino Unido)
Susan Adele Greenfield. (Retrato oficial del Parlamento de Reino Unido)

Susan Adele Greenfield (Londres, 1950) es una destacada neurocientífica, escritora y miembro de la Cámara de los Lores del Reino Unido. El trabajo de la baronesa Greenfield se centra en comprender cómo el cerebro humano se adapta y cambia, especialmente en respuesta a las tecnologías modernas y las enfermedades neurodegenerativas, como el alzhéimer y el párkinson.

La británica ha investigado cómo la neurociencia puede explicar la conciencia y los efectos del entorno en el desarrollo cerebral. Es conocida por sus libros y charlas sobre el impacto de la tecnología en el cerebro, particularmente en los niños y adolescentes.

Ha ocupado importantes posiciones académicas, incluyendo ser profesora de farmacología en la Universidad de Oxford. También fue directora del Instituto Real del Reino Unido (Royal Institution) entre 1998 y 2010. Y sus contribuciones a la ciencia y la comunicación científica también le han valido numerosos premios y honores, incluidos el título de Dama Comandante de la Orden del Imperio Británico (DBE).

En la actualidad, se encuentra desarrollando junto a su equipo una innovadora estrategia de biomarcadores que permitiría detectar el alzhéimer mucho antes de que aparezcan los primeros síntomas. “Esperamos que pueda mostrar resultados dentro de la ventana de 10 a 20 años antes de que se presente el deterioro cognitivo”, explica Greenfield a El Confidencial.

Foto: (istock)

Para esta estrategia está desarrollando dos pruebas y la primera de ellas “podría estar disponible como prototipo dentro de seis meses y utilizarse como herramienta en ensayos clínicos”. “Actualmente, estamos en conversaciones con diversas organizaciones sobre la viabilidad y el cronograma para su comercialización”, añade.

Cómo funciona la estrategia

El mayor obstáculo para desarrollar un biomarcador en etapas tempranas para la enfermedad de Alzheimer es el intervalo de 10 a 20 años desde el inicio de la neurodegeneración hasta la aparición del deterioro cognitivo. Por lo tanto, se necesitan dos pruebas: dado que no sería factible que una persona aparentemente sana visite a su médico, la primera debe realizarse en casa, ser sencilla, indolora, de bajo costo y, por razones éticas obvias, no revelar un diagnóstico definitivo. Esta prueba inicial serviría para identificar a aquellos con una posible, pero menos específica disfunción cerebral, quienes deberían visitar a su médico para una segunda prueba. Y la segunda prueba sería más precisa y confirmaría la enfermedad presintomática, o descartaría el diagnóstico, con todo el apoyo necesario de los servicios de salud.

Su estrategia se basa en la idea innovadora de que las enfermedades neurodegenerativas resultan de un proceso biológico necesario para el crecimiento celular, pero tóxico si se desencadena de forma aberrante en el cerebro maduro. Los grupos celulares selectivamente vulnerables donde ocurre primero este proceso son un conjunto interconectado de núcleos subcorticales conocidos como el "núcleo isodendrítico". Dentro de estas células, su empresa Neuro-Bio ha identificado una característica neuroquímica común, a pesar de la heterogeneidad de los transmisores. Este marcador neuroquímico puede detectarse en todas las matrices probadas hasta la fecha, es decir, sangre, líquido cefalorraquídeo (LCR), saliva, suero y secreciones nasales, lo que lo convierte en un indicador con gran potencial para medir directamente la neurodegeneración temprana, es decir, como un biomarcador presintomático.

placeholder Susan Greenfield, en el centro, durante un simposio organizado por CERU. (EFE)
Susan Greenfield, en el centro, durante un simposio organizado por CERU. (EFE)

Por lo tanto, en su estrategia propuesta anteriormente, el primer pasola prueba A– consistiría en una prueba de flujo lateral (LFT, por sus siglas en inglés) que podría sugerir un núcleo isodendrítico disfuncional, reflejado en trastornos del estado de ánimo, una indicación frecuente pero no exclusiva del alzhéimer temprano.

El segundo paso la prueba B– sería realizada por el médico general e implicaría tomar una muestra de saliva para la detección fuera de línea del marcador neuroquímico, cuantificado con precisión mediante aptámeros usando un biosensor.

Ambas pruebas todavía están en desarrollo como prototipos, pero es una estrategia con la que “podemos imaginar un tratamiento efectivo en lugar de una ‘cura’. Es decir, la prevención permanente de la aparición de los síntomas, es nuestro objetivo”.

En caso de que esta técnica llegue a buen puerto y consiga detectar la enfermedad, se abrirían varios escenarios para el paciente que aún no ha tenido síntomas. En concreto, Greenfield apunta a:

  • Inscripción en ensayos clínicos.
  • Comenzar los tratamientos actuales lo antes posible, lo cual podría ser mucho más beneficioso.
  • Si su fármaco prototipo (NBP14) funciona tan bien en humanos como en ratones, podría administrarse para estabilizar la pérdida celular antes de que aparezcan síntomas. “¡Hay que destacar que esto sigue siendo un gran ‘si’!”, aclara.

Los españoles recelan

Desde el lado del paciente, la Confederación Española de Alzheimer (CEAFA) recela de las investigaciones de Greenfield. “Ojalá fuera cierto, pero la realidad parece distar mucho de lo que se afirma. Si bien es cierto que la investigación ha dado pasos muy importantes en materia de diagnóstico temprano, lo cierto es que estas técnicas no siempre se utilizan o están al alcance de todos”, señala a este periódico Jesús Rodrigo, director ejecutivo de CEAFA.

En cuanto al punto de vista de la investigación, desde el Ace Alzheimer Center Barcelona tampoco confían en el desarrollo que está realizando la baronesa. “En estos momentos, en mi opinión es arriesgado poner un plazo como 6 meses para obtener un test de Alzheimer con el biomarcador que señala", destaca a El Confidencial Mercè Boada, neuróloga, directora médica y cofundadora del centro.

"En Ace Alzheimer Center llevamos más de 30 años trabajando en la investigación más puntera: actualmente tenemos 22 ensayos clínicos activos, hemos conseguido realizar el mayor estudio del mundo en el biomarcador pTau181 y nuestras líneas en investigación clínica, genética nos permiten estar entre los equipos de vanguardia. Estaremos encantados de participar en las investigaciones cuando corresponda, pero a fecha de hoy, creo que hay biomarcadores con datos más robustos de cara a obtener ese test de detección precoz”, concluye.

Susan Adele Greenfield (Londres, 1950) es una destacada neurocientífica, escritora y miembro de la Cámara de los Lores del Reino Unido. El trabajo de la baronesa Greenfield se centra en comprender cómo el cerebro humano se adapta y cambia, especialmente en respuesta a las tecnologías modernas y las enfermedades neurodegenerativas, como el alzhéimer y el párkinson.

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