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"Las nuevas generaciones se han vuelto más frágiles y por eso experimentan más ansiedad"
  1. Bienestar
Entrevista a Baltasar Rodero

"Las nuevas generaciones se han vuelto más frágiles y por eso experimentan más ansiedad"

Con la pandemia como telón de fondo, la salud mental de los españoles ha ido cayendo en picado en los últimos años. En este contexto se publica 'La ansiedad del esquimal', una guía práctica para afrontarla

Foto: Baltasar Rodero. (Cedida)
Baltasar Rodero. (Cedida)

El 34% de los españoles padece algún trastorno mental, siendo la ansiedad el más frecuente, que afecta al 10% de los ciudadanos, según un informe del Ministerio de Sanidad de 2024. Si miramos entre los más jóvenes, en menores de 25 años ha pasado de 16,3 casos por cada 1.000 habitantes en 2016 a 32,8 en 2022, lo que representa un aumento del 30% respecto a los niveles prepandemia de 2019.

Con la pandemia como telón de fondo, la salud mental de los españoles ha ido cayendo en picado en los últimos años. En este contexto, el psicólogo Baltasar Rodero ha escrito La ansiedad del esquimal (Arpa, 2025), un libro para entender, afrontar y superar la ansiedad, el pánico y la agorafobia.

Planteada con la sencillez de una consulta psicológica, este texto quiere ser una guía práctica encara la ansiedad sin medicación. Explica sus causas y efectos, qué estrategias funcionan y cuáles no.

Rodero, que tiene un doctorado europeo en Psicología, ha participado en el National Phobics Society de Reino Unido en los tratamientos más eficaces de los trastornos de ansiedad. Con más de 20 años de experiencia, en la actualidad dirige el Centro Rodero Clínica de Neurociencias de Santander, y es miembro de la Association for Contextual Behavioral Science y de la Asociación Española de Psicología Clínica y Psicopatología.

placeholder 'La ansiedad del esquimal'
'La ansiedad del esquimal'

PREGUNTA. ¿Por qué ha aumentado tanto la ansiedad en los últimos años?

RESPUESTA. Tiene que ver con ciertos factores contextuales que lo precipitan. Si nos comparamos con la España que aparece en la serie Cuéntame, donde todo era mucho más predecible y estable, nacías en un sitio, trabajabas en un sitio toda la vida…, pues ahora mismo todo es mucho más variable. Y tenemos que tener en cuenta que nuestro cerebro lo que siempre anhela es predecir el futuro, y lo que ama es la rutina y la seguridad.

En una sociedad en la que no tenemos un trabajo estable porque lo que hay hoy puede no estar mañana, en la que estamos hiperconectados, todo va a toda velocidad y estamos expuestos constantemente a muchísima información… Además, si seguimos comparando con Cuéntame, tenemos una vida más sedentaria, pasamos menos tiempo al aire libre, dormimos menos, la alimentación ha empeorado… Todo esto son factores que complican la vida en términos de esa predictibilidad que el cerebro necesita. También hay mucha presión en la productividad, en el trabajo, la economía, aprovechar el tiempo al máximo.

Todos estos son factores que explican por qué ahora mismo hay muchos más casos de ansiedad que antes.

P. Pero la época de la familia Alcántara también era convulsa, comenzado por una dictadura, siguiendo hacia la democracia… Entiendo que lo que realmente diferencia a las diferentes generaciones es la precariedad que vivimos hoy en día…

R. Realmente hablamos del estrés financiero o ansiedad financiera. En comparación con aquella época, hay un cambio sustancial: en aquellos tiempos casi en todas las casas había un sueldo y con ese sueldo se podía comprar una casa, tener tres o cuatro hijos, ir a un restaurante, al cine… En definitiva, el poder adquisitivo era diferente y eso posibilitaba que las personas se desarrollaran con expectativas más accesibles.

Hoy en día muchas parejas dicen que no pueden tener hijos porque las circunstancias socioeconómicas no invitan a ello. O incluso que se necesiten dos sueldos para pagar una casa. Son factores que explican enormemente por qué ahora mismo también hay más ansiedad. Las trabas actuales hacen más difícil desarrollar una vida plena en base a las expectativas que una persona pueda tener.

Foto: Foto: iStock.

P. Si miramos del inicio de la pandemia hacia esta fecha, ¿ha aumentado especialmente la ansiedad?

R. Sí, la época del covid es otro buen ejemplo. Nuestra mente busca la certeza y la seguridad, y cuando estamos bombardeados externamente de manera continuada ante potenciales amenazas, la ansiedad se dispara. Durante la pandemia hubo un aumento exponencial. Ahora, como la situación está más controlada, esa curva tiende a estabilizarse.

No obstante, la pandemia nos ha dejado una huella emocional. Si, por ejemplo, ahora se habla de una próxima gripe aviar o una nueva pandemia, estamos más sensibilizados y en alerta. Eso puede hacer que las cifras de ansiedad vuelvan a aumentar en el futuro.

P. Aunque hablemos de “ansiedad” como concepto general, cada ansiedad es un mundo, cada persona la vive de una manera concreta…

R. La ansiedad, al igual que otras emociones, está en nuestro ADN y tiene una respuesta adaptativa. Igual que el asco nos protege de morir intoxicados o la tristeza nos ayuda a procesar un cambio importante en nuestra vida, la ansiedad nos ayuda a prepararnos ante situaciones complicadas, mejorando nuestra atención y concentración.

Cuando estamos expuestos a un contexto que dispara la ansiedad constantemente, como las redes sociales, críticas, objetivos imposibles en el trabajo, problemas económicos, esta puede manifestarse de distintas formas. Hay personas con somatizaciones intensas, otras con rumiaciones constantes [ansiedad generalizada], otras con obsesiones y compulsiones [trastorno obsesivo-compulsivo] o con estrés postraumático tras un evento puntual. También hay personas con hipocondría, que ahora se denomina ansiedad por enfermedad. La ansiedad es muy versátil en su expresión según los condicionantes de cada individuo.

"En la sociedad en la que vivimos hay una 'happycracia' donde impera la idea de que siempre debemos estar bien"

P. Teniendo en cuenta que está en nuestro ADN, ¿realmente es posible vivir sin ansiedad?

R. A veces vienen a la consulta con depresión, pero nadie me dice: "Mi objetivo es no volver a estar triste en mi vida". La gente entiende que estar depresivo es diferente a estar triste, y que la tristeza es una emoción que todos experimentaremos en algún momento.

Sin embargo, con la ansiedad ocurre lo contrario: se percibe como algo negativo que hay que erradicar por completo. En parte, esto tiene que ver con la cultura en la que vivimos, esa happycracia donde impera la idea de que siempre debemos estar bien y evitar cualquier malestar. Pero es fundamental educar a la ciudadanía y entender que muchas respuestas de nuestro organismo son adaptativas. El desmayo, el asco, la fiebre... todas estas reacciones tienen una función. Lo mismo sucede con la ansiedad: es una respuesta natural y necesaria en determinadas circunstancias.

El problema aparece cuando la ansiedad se desajusta, es decir, cuando la experimentamos con demasiada intensidad o en situaciones en las que no debería estar presente. En estos casos, es necesario trabajar en su regulación, pero no en su eliminación total.

Pero el objetivo no puede ser hacer un tratamiento para eliminar la ansiedad, la ansiedad es buena en determinadas circunstancias. El objetivo es aprender a convivir con ella y gestionarla, porque, en esencia, es una emoción adaptativa que nos ayuda a sobrevivir.

Foto: Foto: iStock.

P. ¿Se está banalizando la ansiedad en redes sociales?

R. Bueno, más que eso, creo que lo que hay es una menor tolerancia a la dificultad. Antes, cuando no había analgésicos, el dolor era tolerable porque no se podía controlar. Ahora que sí se puede controlar, se vuelve intolerable. Lo mismo pasa con la ansiedad. Nuestra tolerancia a la dificultad varía según la comodidad. Cuanto más bienestar tenemos a nuestro alrededor, menos toleramos la frustración, la incertidumbre o el malestar.

En general, nuestra tolerancia al malestar ha disminuido con el tiempo. Si lo imaginamos en una escala del 0 al 100, nuestros abuelos solo se quejaban cuando alcanzaban un nivel de malestar de 90. Nosotros empezamos a quejarnos cuando llegamos al 70, y las nuevas generaciones pueden hacerlo incluso en un nivel 20.

En ese sentido, diría que nos hemos vuelto más frágiles, y esa fragilidad nos hace más propensos a experimentar ansiedad ante situaciones que antes se consideraban parte normal de la vida.

P. Más frágiles y más quejicas…

R. Sí, más frágiles y más quejicas.

P. ¿Crees que se sufre la misma ansiedad en una ciudad grande como Madrid, una mediana como Santander o una pequeña como Torrelavega?

R. Está claro que si vives en un entorno más rural, como Potes, el estilo de vida facilita que haya menos ansiedad. Hay menos presión por la productividad, menos tráfico, mejor calidad de vida… La importancia de pasar más tiempo al aire libre y de llevar una vida menos sedentaria, y en los entornos rurales esto es mucho más fácil.

En cambio, en una gran ciudad como Madrid, donde hay tanta competitividad, atascos y altas expectativas laborales y sociales, la ansiedad puede dispararse con más facilidad. El entorno nos predispone mucho. Cuanto más urbanizado es el espacio, más impredecible y acelerado se vuelve el día a día, lo que aumenta el estrés.

Un estudio que decía que cada día andamos más rápido por la calle. Estoy seguro de que si comparas la velocidad de caminata en Madrid con la de un pueblo como Potes, la diferencia sería abismal.

P. España lidera el consumo de psicofármacos a nivel mundial, pero ¿es la mejor solución para los problemas de salud mental empastillar a la mitad de la población?

R. Desde luego que no, y menos en la ansiedad. El problema es que en España la inversión en salud mental es mucho menor que en otros países, lo que deja la infraestructura bastante deficitaria. La atención temprana es clave en salud mental, y cuando se retrasa, el problema se agrava. Los médicos de cabecera tienen diez minutos para evaluar a un paciente, y muchas veces la única opción rápida es recetar un ansiolítico en lugar de derivarlo a un tratamiento psicológico adecuado. El problema es que, sin herramientas para manejar la ansiedad, en cuanto dejen la medicación, el problema vuelve a aparecer.

"Si la salud mental estuviera bien atendida, el 80% de los casos de ansiedad se resolverían sin necesidad de psicofármacos"

P. ¿Cuánta gente que está recetada con ansiolíticos crees que realmente podría prescindir de ellos si hubiera una mejor atención psicológica?

R. Si la infraestructura en salud mental fuera adecuada, te diría que un 70-80% de los casos podrían resolverse sin psicofármacos, con un buen tratamiento psicológico.

P. ¿Por qué este libro se titula ‘La ansiedad del esquimal’?

R. Si un esquimal viene a España y coge la gripe por primera vez en su vida, seguramente se asustará porque nunca ha tenido esos síntomas. Su cerebro interpretará lo peor. Y si va al médico y solo le dan una pastilla sin explicarle nada, la próxima vez que enferme pensará que sin la pastilla se muere. Con la ansiedad pasa lo mismo: si alguien tiene un ataque de pánico y no entiende qué le pasa, el miedo se retroalimenta y empieza a evitar situaciones por miedo a que le vuelva a pasar. Es fundamental educar y exponer progresivamente a las personas a su ansiedad para que su cerebro reinterprete esas sensaciones como no peligrosas.

P. Este texto se plantea como una guía práctica para afrontar la ansiedad, ¿por qué hoy es a día de hoy necesario un libro como este?

R. Hoy en día hay miles de personas que son prisioneras del miedo debido a cuadros de ansiedad. Y cuando digo miles, me quedo corto: estaríamos hablando, estadísticamente, de cientos de miles de personas solo en España.

Es necesario abordar esta problemática porque estas personas no solo necesitan que en consulta se les explique qué les ocurre o que se les recuerde qué hacer en momentos de crisis, sino que requieren interiorizar profundamente estos conceptos. No basta con entenderlo una vez; deben integrarlo en su día a día para aprender a gestionar la ansiedad de forma efectiva.

Además, ante un cuadro de ansiedad, el primer abordaje debe ser siempre psicológico. Solo se debería recurrir al tratamiento farmacológico en casos en los que la sintomatología es especialmente intensa, la evolución natural del problema se ha desbordado o el propio paciente lo demanda. Pero la medicación, por sí sola, no soluciona la ansiedad; solo la contiene temporalmente

El 34% de los españoles padece algún trastorno mental, siendo la ansiedad el más frecuente, que afecta al 10% de los ciudadanos, según un informe del Ministerio de Sanidad de 2024. Si miramos entre los más jóvenes, en menores de 25 años ha pasado de 16,3 casos por cada 1.000 habitantes en 2016 a 32,8 en 2022, lo que representa un aumento del 30% respecto a los niveles prepandemia de 2019.

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