Las mejores dietas astringentes: para ayudar a cortar una diarrea
Seguir una dieta astringente es básico para cortar la diarrea. Nos permite hidratarnos, recuperar los nutrientes perdidos y restablecer el ritmo normal de nuestras deposiciones
Una gastroenteritis viral o una intoxicación alimentaria puede hacer que suframos un cuadro de diarrea más o menos severo. La elevada frecuencia de las deposiciones, unida a la escasa solidez de las heces, hace que perdamos una gran cantidad de agua, de sales minerales y de agentes probióticos fundamentales para la actividad de nuestros intestinos.
Por ello, en cuanto aparece, es necesario seguir una dieta astringente que reduzca la velocidad e intensidad de los movimientos intestinales y que nos reporte de nuevo los nutrientes perdidos. Este tipo de alimentación, junto a suplementos que refuercen la flora bacteriana y el sistema inmune, supone el camino más rápido para recuperarnos.
Qué es una dieta astringente y en qué casos se recomienda
Una dieta astringente es un método alimenticio que persigue un doble objetivo. Por un lado, reduce la frecuencia y la intensidad de los movimientos intestinales con el propósito de disminuir la frecuencia de las deposiciones. Por otro lado, ayuda al organismo a recuperar los minerales y los líquidos que ha perdido como consecuencia de ellas.
Generalmente, las dietas astringentes se basan en el consumo elevado de alimentos ricos en fibras solubles, que son aquellas que mejoran la flora intestinal y ralentizan la digestión. Se recomiendan especialmente cuando sufrimos gastroenteritis y otros problemas de salud que tienen como síntomas náuseas, vómitos y, sobre todo, diarrea.
Tipos de dietas astringentes
No podemos decir que existan diferentes tipos de dietas astringentes. Esto se debe, fundamentalmente, a que todas ellas se basan en el consumo de alimentos que ralentizan los movimientos del tracto intestinal. Sin embargo, a la hora de elaborar los menús, sí que es posible hablar de diversas opciones.
Dieta astringente de arroz
Evidentemente, en ella el arroz es el gran protagonista. Sin duda, uno de los alimentos astringentes por antonomasia. Este sería un ejemplo de menú diario de esta dieta:
- Desayuno. Pan blanco tostado con pavo sin aceite acompañado de un zumo de limón.
- Aperitivo. Yogur desnatado 0% materia grasa.
- Almuerzo. Arroz blanco con guarnición de verduras hervidas.
- Merienda. Una manzana.
- Cena. Arroz blanco con pavo sin piel hervido.
Dieta astringente de la manzana
La manzana es, sin duda, la fruta con mayores propiedades astringentes que existe. Por ello, podemos elaborar un menú para cortar la diarrea en base a ella:
- Desayuno. Una manzana rallada y sin piel junto a una manzanilla.
- Aperitivo. Otra manzana entera sin piel.
- Almuerzo. Arroz con pescado blanco.
- Merienda. Otra manzana rallada sin piel.
- Cena. Un consomé de verduras.
Esta dieta reduce los movimientos intestinales y ayuda a recuperar minerales y líquidos
No conviene mantener este nivel de consumo de manzanas durante mucho tiempo ya que podemos conseguir el efecto contrario. Es decir, una vez que salgamos del proceso de diarrea, es posible que nos veamos inmersos en uno de estreñimiento. Así que, en cuanto empecemos a notar que nuestras heces se endurecen, conviene ir rebajando su ingesta hasta dejar, como máximo, una al día.
Fases de la dieta astringente
Las dietas astringentes consiguen que, paulatinamente, las heces se hagan más duras. Por ello, se dividen en estas cuatro fases, que dependen del estado de la persona que las lleva a cabo:
- Fase 1. Abarca las primeras 12-24 horas desde que hace acto de presencia la diarrea. En ella solo se consumen alimentos líquidos. Lo recomendable es tomar bebidas con un alto aporte de minerales y vitaminas. Por ejemplo, el zumo de limón con bicarbonato de sodio diluido en agua, el té o la manzanilla son buenas opciones.
- Fase 2. Tras ese tiempo, deberemos empezar a sentirnos mejor y observaremos que la frecuencia de las deposiciones se ha reducido. Así que llega el momento de incluir en la dieta alimentos sólidos ricos en fibras solubles como, por ejemplo, el arroz hervido.
- Fase 3. Esta es la fase de recuperación. Lo normal es que nuestras heces sean cada vez más sólidas, señal inequívoca de que nos estamos recuperando. Por ello, podemos empezar a incluir en nuestro menú legumbres, verduras, pan integral y verduras trituradas, así como carne de pollo.
- Fase 4. La destinada a recuperar una alimentación normal. En ella se deben introducir poco a poco las frutas enteras, los yogures sin materia grasa, el queso fresco, etc.
En total, para asegurarnos de no recaer en el problema gastrointestinal, lo ideal es prolongar estas 4 fases durante un total de 7 días. Solo a partir de ese plazo deberemos recuperar nuestra dieta normal. Sobra decir que, durante el tiempo en el que se aplica, las carnes rojas, los fritos, los lácteos y los refrescos están prohibidos. Lo mismo podemos decir del alcohol.
Posibles suplementos para una dieta astringente
Hay ocasiones en las que la diarrea es tan persistente que, para acabar con ella, es necesario recurrir a suplementos nutricionales que echen una mano a nuestro organismo. Lo mismo sucede si se prolonga durante varios días y nos provoca un estado de deshidratación y déficit de vitaminas y minerales a tener en cuenta. No podemos olvidar que, además, este problema conlleva la pérdida de gran parte de la flora bacteriana que reside en nuestros intestinos y que regula su funcionamiento.
En este sentido,
Por su parte, las
Los lactobacilos y las bifidobacterias son las protagonistas de
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En definitiva, conseguir que nuestro cuerpo se recupere completamente de un cuadro de diarrea o gastroenteritis no es tan fácil como parece. Pero, siguiendo una dieta astringente y tomando suplementos alimenticios que restablezcan nuestra flora intestinal, podemos conseguirlo rápidamente.
Una gastroenteritis viral o una intoxicación alimentaria puede hacer que suframos un cuadro de diarrea más o menos severo. La elevada frecuencia de las deposiciones, unida a la escasa solidez de las heces, hace que perdamos una gran cantidad de agua, de sales minerales y de agentes probióticos fundamentales para la actividad de nuestros intestinos.