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Nos colamos en la megamáquina para derrotar al cáncer: 5 plantas, 40M y el regalo favorito de Amancio Ortega
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Innovador tratamiento

Nos colamos en la megamáquina para derrotar al cáncer: 5 plantas, 40M y el regalo favorito de Amancio Ortega

El Cancer Center Clínica Universidad de Navarra nos abre las puertas de su unidad de protonterapia para conocer esta tecnología que va a llegar a 11 centros de España

Foto: Interior del gantry de la Unidad de Protonterapia del Cancer Center Clínica Universidad de Navarra. (CUN/José Juan Rico)
Interior del gantry de la Unidad de Protonterapia del Cancer Center Clínica Universidad de Navarra. (CUN/José Juan Rico)

En los últimos años, la protonterapia se ha consolidado como uno de los tratamientos más innovadores contra el cáncer, ofreciendo una precisión sin precedentes que reduce los efectos secundarios y mejora la calidad de vida de los pacientes. Se trata de un tipo de radioterapia avanzada que utiliza protones en lugar de rayos X convencionales para tratar tumores, lo que permite una mayor exactitud al entregar radiación, limitando el daño a los tejidos sanos circundantes.

A diferencia de la radioterapia tradicional, que dispersa la radiación a lo largo de su trayectoria, la protonterapia tiene la capacidad de detener los protones en el tumor, concentrando la dosis justo en el área afectada. El Dr. Javier Aristu, director médico de la Unidad de Protonterapia del Cancer Center Clínica Universidad de Navarra, explica que "cuando penetran liberan una pequeña dosis, en un momento, lugar y profundidad determinados". Este fenómeno se llama el "pico de Bragg", y es crucial para minimizar el daño a los órganos adyacentes. Simplificándolo mucho: solo radia el tumor, no el resto del órgano —o cuerpo en general— como la radioterapia convencional.

Este innovador tratamiento es particularmente útil en tumores ubicados cerca de órganos vitales o en pacientes jóvenes, quienes tienen una mayor probabilidad de sufrir efectos secundarios a largo plazo derivados de la radiación a tejidos sanos.

"Los niños son pacientes extremadamente vulnerables a la radiación convencional, porque cuando son adultos tienen consecuencias muy importantes derivadas de haber recibido dosis bajas de radiación en tejidos sanos: puede provocar déficits cognitivos, de crecimiento, hormonales y sobre todo aumenta al doble el riesgo de tener otro tumor", explica Aristu, haciendo hincapié en que la radiación a otros órganos —y sus consecuencias— derivada de los rayos x habituales se puede evitar con los protones.

Foto: Karol durante su tratamiento en Madrid. (Foto cedida por la familia)

Además, el tratamiento no solo tiene beneficios al evitar afectar a otros tejidos, también es relevante en la reducción de la linfopenia. Los linfocitos son células que se multiplican cuando hay una infección o un agente extraño como un tumor cancerígeno y son necesarios para defendernos en el contexto de la respuesta inmune. Con la radioterapia convencional se produce una mayor destrucción de estos linfocitos, por la dispersión de las dosis bajas e intermedias, lo que se conoce como linfopenia, pero los protones no producen este efecto y se ha demostrado que tiene un efecto en mejora de la supervivencia en muchos tumores.

Por el momento, España solo cuenta con dos centros privados, a los que también llegan pacientes derivados de la pública, donde se utiliza esta terapia: el Centro de Protonterapia Quirónsalud y el Cancer Center Clínica Universidad de Navarra. A pesar de que ambos se encuentran en Madrid, actualmente hay 11 proyectos para construir nuevas unidades de protonterapia en hospitales públicos de distintos puntos del país. Por un lado, el Gobierno de Cantabria está montando una unidad para el Hospital Universitario Marqués de Valdecilla. Y, por otro, la Fundación Amancio Ortega ha donado diez máquinas que irán destinadas a varias zonas: Santiago de Compostela, dos equipos en Barcelona, País Vasco, dos nuevos en Madrid, Málaga, Sevilla, Valencia y Gran Canaria.

Parece un TAC, pero es un búnker del tamaño de una pista de tenis

Teniendo en cuenta que esta tecnología se va a extender por toda España, conocer sus beneficios es interesante para la población general. Más allá del funcionamiento en el cuerpo, el Cancer Center Clínica Universidad de Navarra nos abre las puertas de su unidad de protonterapia para que conozcamos con sus expertos cómo funciona la máquina.

Cuenta el Dr. Aristu que cuando viajó a Harvard en 2005, junto al Dr. Diego Azcona, para conocer una unidad de protonterapia esta "tenía la extensión de un campo de fútbol", pero en la actualidad "ocupa como una pista de tenis". En concreto, toda la Unidad de Protones de la CUN, que ha supuesto una inversión de 40 millones, abarca una superficie de 3.600 m2 y una altura de 15 metros.

A pesar de todo el espacio que requiere esta tecnología, lo que ve el paciente parece un simple TAC. En medio de una sala de aspecto amable y paredes de madera, se encuentra una camilla sobre un brazo articulado que conduce al paciente dentro del tubo blanco que se encuentra dentro de la pared. Un espacio, al que le precede una pequeña sala llena de pantallas donde los técnicos controlan todo el proceso.

placeholder Lo que ven los pacientes. (CUN)
Lo que ven los pacientes. (CUN)

Esta máquina de apariencia sencilla ya ha servido para tratar a más de mil pacientes desde que se inaugurara la unidad el 17 de abril de 2020, en lo más duro de la pandemia. Y de los pacientes la observan poco tiempo, ya que solo reciben protones durante un minuto, aunque la mayor parte del tiempo que están allí es para colocarles en la posición más adecuada.

Un gantry de 5 plantas

Tras la sala donde se introduce al paciente en el aparente TAC se encuentra la máquina en sí: el gantry. Este dispositivo ocupa 318 metros cúbicos, es el que envía la radiación al paciente y se encuentra en un búnker "que ocupa como un edificio de cinco plantas", como explica el Dr. Felipe Calvo, director científico de esta unidad de protonterapia.

"El gantry es una estructura gigantesca que mueve el haz de radiación 360º alrededor del paciente que está en la camilla. Por lo tanto, busca la mejor forma de incidir en el tumor del paciente sin tocarlo. Una vez que lo tienes inmovilizado, ya no le tocas más, porque el tiempo de radiación es muy corto, en menos de un minuto se hacen todos los disparos de protones, eso sí, el posicionamiento puede llevar casi 20 minutos", explica el Dr. Calvo.

placeholder Interior del gantry. (José Juan Rico/CUN)
Interior del gantry. (José Juan Rico/CUN)

El director médico también hace hincapié en que este gantry también permite hacer un TAC justo antes de lanzar los protones, que se fusiona con otra imagen de planificación, para ser completamente certero en el tratamiento.

Un acelerador de partículas

Para obtener los protones que, a través del gantry se disparan al paciente que está en la camilla, en otra sala enorme se encuentra el sincrotrón. Se trata de un acelerador de partículas que mantiene una órbita cerrada y ocupa en total 81 metros cúbicos en total.

El Dr. Aristu explica el proceso por el que se generan estos protones: "En primer lugar, tenemos una bombona de hidrógeno, que es un átomo formado por un protón y un electrón. Antes de entrar al sincrotrón se quita el electro y se preserva el protón. El protón se acelera en el anillo rojo con campos eléctricos; y los campos magnéticos compactan los protones y los convierte en unos finos. Y ese haz se dirige hacia el gantry".

placeholder Sincotrón. (José Juan Rico/CUN)
Sincotrón. (José Juan Rico/CUN)

A modo de anécdota, el Dr. Calvo comenta que cada botella de litro y medio de hidrógeno dura más de 20 años. "Hay centros de investigación que llevan años usando esta tecnología y aún no la han cambiado", bromea.

Todo tipo de profesionales implicados

Cada centro tendrá que dimensionar la plantilla en función de sus necesidades, siendo esta una tecnología que requiere médicos, físicos, enfermeras, auxiliares, técnicos de gestión, ingenieros para el mantenimiento… En el caso de la CUN, que da servicios a 30 personas al día, trabajan 10 profesionales de los distintos departamentos al tiempo.

Los profesionales de este Cancer Center hacen hincapié tanto en la importancia de la formación de los profesionales que vayan a trabajar en las unidades en ciernes, como en los que no lo hagan, pero tengan que decir cuál es el tratamiento más adecuado. Asimismo, celebran la apertura de las nuevas unidades, lo que permitirá aumentar el acceso de la terapia a pacientes con enfermedades más comunes como cáncer de mama o próstata.

En los últimos años, la protonterapia se ha consolidado como uno de los tratamientos más innovadores contra el cáncer, ofreciendo una precisión sin precedentes que reduce los efectos secundarios y mejora la calidad de vida de los pacientes. Se trata de un tipo de radioterapia avanzada que utiliza protones en lugar de rayos X convencionales para tratar tumores, lo que permite una mayor exactitud al entregar radiación, limitando el daño a los tejidos sanos circundantes.

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