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Dos meses infiltrado en el grupo de 50.000 personas que recomienda tomar lejía contra el cáncer
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"ya no es anecdótico en España y va a peor"

Dos meses infiltrado en el grupo de 50.000 personas que recomienda tomar lejía contra el cáncer

Los expertos alertan del incremento de población que toma compuestos clorados para tratarse un tumor, una terapia que solo daña la salud. Pasamos más de 60 días en un grupo con 200 interacciones diarias para comprender cómo funcionan estos foros

Foto: (istock)
(istock)

María llevaba años enfrentándose a un cáncer de mama metastásico, una enfermedad incurable, pero tratable, y cuya supervivencia ha ido aumentando en los últimos gracias a los avances médicos. La vecina de Madrid de 70 años había estado siguiendo un tratamiento hormonal que le había dado buen resultado para controlar la patología, sin embargo, un día decidió abandonar esta terapia y empezar a tratarse con lejía.

Aunque la protejamos con un nombre ficticio, el de María es uno de los últimos casos que han llegado a la consulta del oncólogo Elías López Jiménez de pacientes que se están tratando un tumor con dióxido de cloro o clorito de sodio. Hablamos de compuestos clorados, comúnmente conocidos como lejías, que por supuesto no sirven para curar un cáncer –su uso lo empeora–, pero a los que cada vez recurre más gente en nuestro país. “Hace años no tenía la sensación de que la población creyese que podía funcionar, pero de un tiempo a esta parte, ya no es anecdótico en España y va a peor”, explica a El Confidencial López, que forma parte de la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC).

Aunque no haya registros oficiales, lo cierto es que los casos de pacientes que recurren a estos compuestos para tratar de curar un cáncer, son cada vez mayores en España, especialmente desde la pandemia. Además de la percepción del especialista de la AECC, también se puede observar en que la Aemps tuvo que emitir un comunicado para alertar de sus riesgos o que a principios de este año haya sido imputada una médica de Islas Baleares que recetaba dióxido de cloro para curar el cáncer. Asimismo, constantemente decenas de especialistas alertan en distintos foros de que no tiene base científica, no sirve para nada e incluso agrava la patología. En el caso de María, “ella misma se ha creado un problema muy serio porque la enfermedad ha empeorado”, describe el oncólogo, al tiempo que señala que además de no hacer nada, “también tiene efectos secundarios el hecho en sí de tomarlos”.

El especialista de la AECC achaca este aumento en España a “las redes sociales, donde se dice de todo y la gente por desesperación se cree cualquier cosa”. De hecho, en el caso de María, le contaba que empezó a utilizarlo porque se metió en chats donde la gente contaba que le iba muy bien.

Más allá de un foro convencional

Acceder a grupos de este tipo es mucho más fácil de lo que parece, basta con una simple búsqueda en una app de mensajería para descubrir un mundo magufo, pero muy bien estructurado. El Confidencial ha estado dos meses agazapado en un chat con más de 50.000 personas en el que se recomienda tomar dióxido de cloro para combatir el cáncer y otras patologías. Un grupo en el que de entrada se especifica que su venta, como potabilizador de agua, “es legal en España”.

Por un lado, como en un foro convencional, los integrantes comparten sus impresiones o preguntas al respecto, con unas 200 interacciones diarias: se pueden encontrar desde perfiles que entran contando el tipo de cáncer que tienen y buscando consejo para tomarlo, hasta testimonios de gente que afirma haberlo utilizado con buenos resultados.

placeholder Visión general del grupo
Visión general del grupo

Por otro, podemos comprobar que este espacio va mucho más allá de un grupo que comparte impresiones, ya que ofrece un menú para poder acceder a diferentes contenidos y formas de utilización. Nada más entrar te ofrece un listado de accesos directos a las preguntas frecuentes, entre las que se encuentran qué es el dióxido de cloro, “cuál es el mejor” dentro de los subtipos, la cantidad de líquido con la que debe mezclarse el químico, el “mejor” agua para hacerlo, los lugares donde se puede comprar o qué pasa si tienes empastes (curiosamente recomiendan tomarlo aunque se lleven, pero destacan que "los empastes de mercurio son perjudiciales para la salud"). Por supuesto, también explican los “protocolos” sobre cómo consumirlo: oral, dermatológico, anal, inyectado…

Desde el menú principal también se puede llegar a un espacio de “Noticias” de España con más de 20.000 seguidores. En este se pueden encontrar comunicados, vídeos y links a Dulce Revolución, la asociación de la que es fundador el agricultor Josep Pàmies, que tiene dos multas de 600.000 euros por publicitar este tipo de sustancias. También hay recortes de prensa de artículos firmados por Guillem Ferrer –un “activista” de Dulce Revolución que ha participado en actos de Pàmies con Miguel Bosé– en los que alaba el clorito y acusa a la industria farmacéutica de ocultar estas lejías. Al intentar encontrar los textos en el periódico balear donde se supone que están publicados, no están accesibles en su web, por lo que El Confidencial se ha puesto en contacto con el medio en cuestión para conocer su veracidad, sin obtener respuesta. Además de todo esto, se pueden encontrar estudios que supuestamente avalan estas pseudoterapias de la mano de Patricia Callisperis, que en la época de pandemia era conocida por ser una difusora habitual de desinformación sobre el covid-19, sus posibles tratamientos y vacunas.

placeholder 'Testimonios'
'Testimonios'

Otro de los caminos que ofrece el grupo principal es “Testimonios”, un espacio donde se espera encontrar a pacientes que afirman haber superado distintos tipos de cáncer gracias a esta lejía. Aunque hacen referencia a casos con nombres propios que han conseguido salvarse de un cáncer de piel, útero o mama, los que los cuentan son “la hija de” o “el médico x” y llegar al paciente al que hacen referencia se torna imposible.

“Mi hermana tiene cáncer de mama”

Hacemos la prueba y mandamos por el grupo principal un mensaje: “A mi hermana le han detectado un cáncer de mama en estadio 2 y no me fio del tratamiento que le quieren poner en el hospital. ¿Me podéis hacer alguna recomendación?”.

Automáticamente, se abre un chat privado sobre nuestra petición y aparece un nombre muy conocido en la comunidad de las lejías para las enfermedades: Andreas Kalcker. Se trata de un antiguo productor musical alemán sin formación científica que se dedica a la promoción y venta de dióxido de cloro. Más concretamente nos mandan a una web con el nombre del alemán y donde se indican 26 protocolos para tomarlo, cada uno con una letra del abecedario.

Además de derivarse a la página donde se explica en qué consiste cada letra, nos dicen que para el cáncer de mama se deben seguir los “Protocolos C + K + E + L”, cada uno de ellos debe ser administrado de una forma distinta: ingerido, aplicado en “la zona afectada” o en enema.

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Conversación privada

Del mismo modo, señala que no se puede tomar junto a bicarbonato de sodio, vitamina C, cítricos y café. Asimismo, se debe esperar 30 minutos después de las comidas antes de consumir, una hora después de tomar medicamentos o suplementos y mantener baja la cantidad de antioxidantes.

Al preguntar a esta misma persona, que no muestra su nombre en el chat, si es posible hablar con un médico sobre los protocolos, vuelve a salir a relucir el alemán. “La Fundación de Andreas Kalker funciona de la siguiente manera: debes enviar un mensaje y ellos te responden. Te ofrecen una visita de una hora y media por videoconferencia, a través de WhatsApp, y un año de membresía con correspondencia por correo electrónico. El coste es de 50 euros e incluye todo”, reza el mensaje acompañado del teléfono de los supuestos médicos.

Cambio de población, desesperación y “ambientes sectarios”

Además de que este tipo de información esté tan a mano, el oncólogo destaca otros motivos por los que esté creciendo en España el movimiento. Entre lo que, por supuesto, “el miedo” y “la desesperación” ante un cáncer hace que los pacientes se pongan a investigar.

“Otro factor a tener en cuenta es que la población en España ha ido cambiando. Tenemos más población de países de Latinoamérica donde esto está más extendido”, asegura.

Foto: Foto de archivo de Matilda Kubany-Dean diagnosticada con cáncer a los 21 años, en un hospital de Australia. (EFE/Mick Tsikas)

El experto en sectas Luis Santamaría del Río suma que en torno a estos grupos hay “un ambiente sectario en el que se hace creer a las personas que hay gente que es depositaria de un saber especial, de un conocimiento y de unas técnicas que son válidas; pero que son rechazadas por la ciencia oficial, por el sistema, por las élites globalistas… Entrando ya en el lenguaje propio de las teorías de la conspiración”.

“Esto tiene ese componente del elitismo, al pensar que son unas personas especiales con acceso a la sabiduría, al conocimiento y a la solución de sus problemas. Y se aprovechan, como pasa en todos los ambientes sectarios, de la vulnerabilidad de los enfermos y sus familias”, explica a este periódico el miembro fundador de la Red Iberoamericana de Estudio de las Sectas (RIES).

Santamaría, que ha estado siguiendo este tipo de comunidades dentro de su ámbito de estudio, también ha observado cómo han aumentado, especialmente desde la pandemia, cuando salieron grupúsculos antivacunas que creían que les iban a inyectar un microchip y “que por más esfuerzos que se hayan hecho de divulgación científica, de desmentir bulos en materias de salud… pues todo ha crecido exponencialmente”.

Graves efectos para la salud

Expertos de todas las ramas científicas, gobiernos y agencias reguladoras recuerdan que los compuestos clorados no tienen ningún efecto positivo en la salud. No solo es que no combata enfermedades, sino que las pueden agravar al dejar de utilizar los tratamientos que sí que funcionan, por no hablar de los riesgos de ingerir (aunque sea en pequeñas cantidades) estos químicos.

El oncólogo de la AECC se muestra claro al decir que “todo tratamiento que no tiene evidencia científica no debe recomendarse bajo ningún concepto, ya que pone en riesgo la salud de los pacientes y genera toxicidades importantes”. “No solo es que no haga nada contra el cáncer y que la enfermedad vaya a progresar, que ya es gravísimo, sino que además puede producir otros efectos secundarios importantes cuando se hace un uso continuado”, insiste.

Respecto a los distintos grupos que recomiendan tomarlos, clama que “por favor no transmitan esas ideas. No se pueden dar ningún tipo de mensaje de esas características”. Y señala que “son un peligro para la salud pública” sobre los que las autoridades deberían tener “un control más exhaustivo”.

María llevaba años enfrentándose a un cáncer de mama metastásico, una enfermedad incurable, pero tratable, y cuya supervivencia ha ido aumentando en los últimos gracias a los avances médicos. La vecina de Madrid de 70 años había estado siguiendo un tratamiento hormonal que le había dado buen resultado para controlar la patología, sin embargo, un día decidió abandonar esta terapia y empezar a tratarse con lejía.

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