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Calentar la sucralosa (E-955) puede producir sustancias muy perjudiciales
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Calentar la sucralosa (E-955) puede producir sustancias muy perjudiciales

Las autoridades sanitarias velan por la seguridad de todo lo que nos llevamos a la boca, pero en ocasiones algo tan simple como darle calor a una comida puede volverla peligrosa

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Una de las 'mejores' partes de la nutrición es que no tenemos que basarnos en miedos irracionales. Existe tantísima investigación con respecto a todo que nuestros miedos pueden ser completamente lógicos y bien fundamentados. El nuevo protagonista es un edulcorante artificial, en concreto la sucralosa, conocida comúnmente como E-955. Se caracteriza por ser extraordinariamente dulce. De hecho, se calcula que es entre 385 y 600 veces más potente que el azúcar común.

Ahora, un nuevo estudio publicado por el Instituto Federal Alemán para la Valoración de Riesgos (BfR) pone en entredicho la seguridad de este compuesto. Todo se debe a que la sucralosa es la unión de dos moléculas cíclicas que tienen la presencia de tres diclorometano (pero que han perdido un átomo de cloro para permitir un enlace con la molécula principal). Es parecida al cloroformo (CHCl3), aunque no tiene sus efectos. La sucralosa se considera completamente segura para la salud. Es eliminada de nuestro organismo por el hígado principalmente y también a través de la orina. El BfR ha descubierto que cuando la sucralosa se calienta entre los 120ºC y los 150ºC, sus átomos de cloro pueden formar otros compuestos.

"El BfR recomienda no calentar las comidas con sucralosa a temperaturas de fritura u horneado"

Estas temperaturas son fáciles de alcanzar, no solo al calentar nuestra propia comida en casa, sino también por la industria alimentaria, dado que en los procesos de manufacturación o esterilización de los alimentos pueden darse picos de temperatura con extrema facilidad.

En concreto, los compuestos que se producen con el calor son las policlorodibenzodioxinas (PCDD), los dibenzofuranos (PCDF) y cloropropano. Aunque las agencias de regulación alimentaria tanto europeas como estadounidenses no prohíben el consumo de estas sustancias, sí se han visto obligadas a avisar de sus efectos cancerígenos debido a la gran cantidad de estudios que prueban que son capaces de aumentar significativamente la incidencia de cáncer en humanos. El mejor ejemplo es el estudio publicado por la investigadora Marilyn A. Fingerhut y su equipo del Instituto Nacional para la Seguridad y la Salud Ocupacional de Estados Unidos. La doctora Fingerhut probó que "la mortalidad de todos los tipos de cáncer combinados pueden ser fruto de la exposición a PCDD".

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La Autoridad Europea para la Seguridad Alimentaria (EFSA por sus siglas en inglés) se encuentra en estos mismos momentos reevaluando la seguridad de la sucralosa en la Regulación (EU) Nº 257/2010. El BfR, en cambio, explica que "hasta que no se llegue a una valoración de riesgos definitiva por parte de la autoridad europea, nosotros recomendamos no calentar las comidas que contienen sucralosa a temperaturas que son fácilmente alcanzables durante el horneado, la fritura y el asado. También recomendamos usarla solo en los productos que ya hayan sido cocinados". Y el instituto alemán realiza una valoración final: "Esto debería aplicarse tanto por los consumidores como por los fabricantes de comida".

Una de las 'mejores' partes de la nutrición es que no tenemos que basarnos en miedos irracionales. Existe tantísima investigación con respecto a todo que nuestros miedos pueden ser completamente lógicos y bien fundamentados. El nuevo protagonista es un edulcorante artificial, en concreto la sucralosa, conocida comúnmente como E-955. Se caracteriza por ser extraordinariamente dulce. De hecho, se calcula que es entre 385 y 600 veces más potente que el azúcar común.

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