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Aprende a hacer gambas al ajillo como un auténtico madrileño: los pasos a seguir
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UN PLATO SENCILLO Y DELICIOSO

Aprende a hacer gambas al ajillo como un auténtico madrileño: los pasos a seguir

Las gambas son un ingrediente versátil que se adapta a numerosas recetas, desde tapas hasta platos más elaborados, siempre aportando su sabor inconfundible

Foto: Aprende a hacer gambas al ajillo como un auténtico madrileño, paso a paso (Freepik)
Aprende a hacer gambas al ajillo como un auténtico madrileño, paso a paso (Freepik)

Las gambas al ajillo representan uno de los platos más emblemáticos de la gastronomía española, destacando por su sencillez y sabor. Originarias de Madrid, esta receta se ha popularizado especialmente en el centro y sur de España, donde se ha perfeccionado con toques propios que resaltan sus matices. Su éxito radica en la combinación del ajo y el aceite de oliva virgen extra, elementos fundamentales en la cocina mediterránea.

Además, es un plato perfecto para incorporar gambas a nuestra dieta. Este alimento destaca por su alto contenido en proteínas de calidad y bajo aporte calórico. Las gambas son ricas en vitaminas B12 y E, así como en minerales como el zinc, yodo y selenio, que contribuyen al buen funcionamiento del organismo y fortalecen el sistema inmunológico.

Foto: El cachopo elegido como el mejor de España en Salón Gourmets. (EFE/Pilar Salas)

El proceso para preparar gambas al ajillo requiere atención a los detalles, comenzando por la elección de las gambas frescas, que deben ser limpiadas adecuadamente. Las cantidades dependerán de los comensales. Se recomienda cortar la parte trasera para extraer el intestino, asegurando una mejor textura y presentación. Las cabezas y las cáscaras no se descartan, ya que pueden añadirse al aceite durante la preparación para aportar un sabor más profundo, o para hacer un caldo posterior. Este paso, aunque algunos lo toman como opcional, realza la intensidad del plato.

Gambas al ajillo, paso a paso

El ajo, cortado en finas láminas, es uno de los protagonistas indiscutibles de esta receta. Se debe cocinar a fuego medio junto a la guindilla o cayena en abundante aceite de oliva virgen extra, cuidando que el ajo no se queme, ya que adquiriría un sabor amargo que estropearía el resultado final. En cuanto a la guindilla, puede cortarse en aros finos para distribuir el picante de manera uniforme. Para aquellos que prefieran un toque más suave, se puede sustituir por pimienta cayena.

Una vez que el ajo ha comenzado a dorarse ligeramente, es el momento de añadir las gambas, previamente sazonadas con sal y una pizca de bicarbonato para mejorar su textura. Este pequeño truco asegura que las gambas adquieran una consistencia tersa y jugosa durante la cocción, que no debe prolongarse más de un par de minutos por cada lado.

Hay personas que, antes de sofreír las gambas, pasan por la sartén las cabezas de gamba para extraer todo su sabor y mezclarlo con el aceite. Se ayudan de un prensador para que el proceso sea más rápido. Luego, en ese aceite, se cocinan las gambas como de costumbre.

Detalles que marcan la diferencia

Otra variante que enriquece la preparación es añadir un chorrito de vino blanco o jerez al aceite justo antes de incorporar las gambas. Este toque aporta un sabor más complejo y sofisticado, transformando un plato sencillo en una verdadera experiencia gastronómica. Tras la cocción, se espolvorea con perejil fresco, lo que añade un toque de color y frescura al conjunto.

Foto: Foto: iStock.

El plato debe servirse caliente, preferiblemente en cazuelas de barro, para conservar el calor y la esencia del aceite aromatizado. La presentación es importante, y acompañar las gambas al ajillo con un buen pan artesano es esencial para aprovechar todo el sabor del aceite, que queda impregnado de los jugos de las gambas y el aroma del ajo y la guindilla.

Consejos finales y acompañamientos

Para quienes deseen conservar este plato, es recomendable hacerlo en la nevera durante un máximo de tres días, aunque su frescura se disfruta mejor en el momento de su preparación. Las gambas al ajillo combinan perfectamente con ensaladas verdes, cuscús o incluso unas sencillas patatas. Esta receta es un ejemplo de cómo la cocina española sabe realzar los sabores de ingredientes sencillos, convirtiéndolos en auténticas delicias que, bien ejecutadas, se convierten en un bocado irresistible.

Las gambas al ajillo representan uno de los platos más emblemáticos de la gastronomía española, destacando por su sencillez y sabor. Originarias de Madrid, esta receta se ha popularizado especialmente en el centro y sur de España, donde se ha perfeccionado con toques propios que resaltan sus matices. Su éxito radica en la combinación del ajo y el aceite de oliva virgen extra, elementos fundamentales en la cocina mediterránea.

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