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Demuestran que una proteína del cerebro puede ralentizar el deterioro en alzhéimer
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Vía para crear terapias preventivas

Demuestran que una proteína del cerebro puede ralentizar el deterioro en alzhéimer

La neuróloga Estrella Morenas-Rodríguez, del Hospital 12 de Octubre, ha comprobado en personas con riesgo de padecer la enfermedad que tener niveles altos de una molécula de tipo inmunitario frena el deterioro cerebral

Foto: La actriz Carme Elías anunció en marzo que padece alzhéimer. (EFE/Archivo/Marta Pérez)
La actriz Carme Elías anunció en marzo que padece alzhéimer. (EFE/Archivo/Marta Pérez)

Un millón de personas en España tiene alzhéimer, pero su impacto alcanza a más de cuatro millones (incluyendo familiares y cuidadores). El riesgo es mayor a partir de los 60 años y aumenta con la edad, de forma que si entre los 65 a 74 años se diagnostican dos casos entre mil individuos, a partir de los 85 hay más de 37 enfermos por mil habitantes.

El envejecimiento de la población no ayuda a ver el panorama con optimismo, y las estimaciones de la Organización Mundial de la Salud son alarmantes: en el año 2030 habrá más de 56 millones de enfermos, y en 2050 superarán los 90 millones. Y no hay un tratamiento eficaz, por ahora.

Foto: Foto: Unsplash/@rodlong.

Con todo, en el último año, diferentes equipos investigadores han hecho importantes hallazgos sobre cómo comienza la enfermedad y también sobre diferentes factores que influyen en su desarrollo, como son la hipertensión y la aterosclerosis. De estos descubrimientos no hay que esperar una cura a corto plazo, pero, de una manera u otra, contribuirán a desarrollar un tratamiento dentro de unos años.

Un nombre para recordar: TREM2

Uno de los avances más recientes viene de la mano de la doctora Estrella Morenas-Rodríguez, de la Unidad de Trastornos Cognitivos del Servicio de Neurología del Hospital Universitario 12 de Octubre, de Madrid, que ha descubierto que la proteína TREM2 -implicada en la inmunidad cerebral- puede jugar un papel en la ralentización de la enfermedad de Alzheimer (EA). El trabajo, que se ha publicado en la revista 'The Lancet Neurology', es relevante porque se ha desarrollado en personas que tienen predisposición genética para padecer alzhéimer (la EA familiar supone tan solo el 1% de los casos), y puede ser el origen de nuevas opciones terapéuticas capaces de potenciar esta proteína y aplicarla como tratamiento preventivo para retrasar el inicio de los primeros síntomas en las personas portadoras del gen implicado en la EA y que, tarde o temprano, tendrán la patología.

placeholder Pasqual Maragall, hace años con uno de sus nietos en la Carretera de les Aigües. (Fundació Pasqual Maragall)
Pasqual Maragall, hace años con uno de sus nietos en la Carretera de les Aigües. (Fundació Pasqual Maragall)

La proteína TREM2 está presente en la microglía, un tipo de células inmunitarias del cerebro que se encargan del bienestar neuronal. Cuando la microglía detecta ‘algo extraño’ -virus y otros microorganismos, células tumorales, etc- se activa. En el caso de la EA, entra en acción para ‘neutralizar’ la acumulación de las proteínas TAU y β-amiloide, ambas relacionadas con la disfunción y muerte neuronal. El resultado es que se ralentiza la progresión de la enfermedad.

Evolución silenciosa

El alzhéimer comienza décadas antes de que aparezcan los primeros síntomas cognitivos. ¿Qué es lo que sucede durante esos años? Eso es lo que ha dilucidado en el estudio la neuróloga del Hospital 12 de Octubre en el laboratorio del profesor Christian Haassen, del Centro Alemán de Enfermedades Neurodegenerativas DZNE-Munich. Para ello, monitorizó a 155 voluntarios con mutación genética de EA y 93 familiares sanos, durante un periodo de entre 2 y 15 años. A todos se les midieron los niveles de la proteína TREM2 extraída del líquido cefalorraquídeo.

Los portadores de mutaciones de EA muestran mayor actividad de las células microgliales dos décadas antes del inicio de los síntomas

Los resultados evidencian que los portadores de las mutaciones genéticas causantes de la EA comienzan a mostrar mayor actividad de las células microgliales que sus familiares sanos, más de dos décadas antes del inicio de los primeros síntomas, coincidiendo con el inicio del acúmulo de proteína β-amiloide. Los portadores que fueron capaces de aumentar más sus niveles de TREM2 a lo largo del seguimiento presentaron un enlentecimiento en el acúmulo de las proteínas amiloide y TAU.

Mediante resonancia magnética, los científicos verificaron una mayor elevación de TREM2 en la fase temprana del alzhéimer, un hecho que se asoció con una importante ralentización de la atrofía cerebral -característica de la enfermedad neurodegenerativa- y con una importante estabilización de la función cognitiva.

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Morenas-Rodríguez, que desarrolló la investigación durante su etapa posdoctoral, subraya que el desarrollo de tratamientos dirigidos a potenciar las funciones de TREM2 puede suponer un gran avance terapéutico en la enfermedad de Alzheimer.

Rumbo hacia el fármaco preventivo

A la vista de estos resultados, la pregunta clave es: ¿se puede estimular la producción de TREM2?

En declaraciones a El Confidencial, la especialista explica que “en modelos animales se están estudiando anticuerpos que hacen que esa proteína TREM2 aumente sus funciones y active más la microglía, y así tiene más efecto positivo sobre la EA”. Por el momento, “solo un anticuerpo ha pasado a un estadio más avanzado y se analiza en humanos dentro de un ensayo clínico en fase 1, para saber si su administración es segura para las personas sanas”. Después, habrá que seguir avanzando hasta determinar si, finalmente, es segura para sujetos con riesgo de alzhéimer.

placeholder Foto: iStock.
Foto: iStock.

Un valor añadido de la investigación es que también es válida para la enfermedad esporádica. “Nos centramos en alzhéimer genético porque son las únicas personas en las que podemos analizar la evolución antes de que aparezcan los síntomas”. Hoy en día no hay cohortes de humanos suficientemente amplias en las que se haya hecho un estudio longitudinal de biomarcadores en fase presintomática de la EA esporádica. Por eso, “nuestro estudio se basa en la EA genética, pero el TREM2 funciona de forma parecida en cualquier forma de la enfermedad y no hay razón para pensar que lo haga de forma diferente”.

Por eso, esta proteína resulta muy atractiva para enlentecer el desarrollo de cualquier forma de alzhéimer, como “un tratamiento orientado a aumentar su función en la fase presintomática”. Y esto implica que “se necesita tener un diagnóstico de la enfermedad antes de que aparezcan los primeros síntomas”.

Siguiendo con el estudio

El siguiente paso de la investigación es “estudiar la proteína en el alzhéimer esporádico, pero ya en la etapa sintomática, y ya contamos con que los resultados van a ser diferentes que en la forma familiar”, y ver qué pasa con la TREM2 en los ensayos clínicos con las terapias antiamiloide y cuál es su valor como biomarcador.

Por último, se evaluará la utilidad de esta proteína en la práctica clínica, porque es un marcador que se relaciona con los de acúmulo de beta amiloide, por lo que, en caso de duda, pueden confirmar el resultado de otros biomarcadores.

Un millón de personas en España tiene alzhéimer, pero su impacto alcanza a más de cuatro millones (incluyendo familiares y cuidadores). El riesgo es mayor a partir de los 60 años y aumenta con la edad, de forma que si entre los 65 a 74 años se diagnostican dos casos entre mil individuos, a partir de los 85 hay más de 37 enfermos por mil habitantes.

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