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¿Harvard recomienda beber alcohol? El estudio malinterpretado de la polémica
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"No hay cantidad buena"

¿Harvard recomienda beber alcohol? El estudio malinterpretado de la polémica

El análisis ha descubierto por qué el consumo moderado puede estar asociado con un menor riesgo de enfermedad cardíaca. Pero no, no debe tomarse, ni tiene un efecto cardioprotector directo y, además, provoca cáncer

Foto: Una terraza en la plaza de El Pilar de Zaragoza. (EFE/Javier Belver)
Una terraza en la plaza de El Pilar de Zaragoza. (EFE/Javier Belver)

El alcohol y la salud protagonizan decenas de titulares todos los años. Si bien la evidencia científica ha dejado más que claro que su consumo no es recomendable, de vez en cuando aparece un nuevo estudio apoyado en el tan manido e impreciso “consumo moderado” que afirma tener beneficios para alguna parte del cuerpo.

Una nueva investigación al respecto ha llamado la atención de decenas de medios, aventurándose alguno a lanzar titulares como “Harvard recomienda beber alcohol”. Pero la realidad dista de la emoción del que ya está brindando con sus amigos pensando que está cuidando su salud.

En realidad se trata de un estudio publicado en Journal of the American College of Cardiology del que se ha hecho eco la revista de la prestigiosa universidad, The Harvard Gazette. Los investigadores del Hospital General de Massachusetts han descubierto por qué el consumo de alcohol de leve a moderado puede estar asociado con un menor riesgo de enfermedad cardíaca. Y sí, dan el motivo. Pero no, no dicen que el alcohol sea sano, ni recomiendan su consumo, ni por supuesto la Universidad de Harvard anima a beber.

La relación alcohol, estrés y corazón

Estudios epidemiológicos anteriores han sugerido que el consumo de alcohol de ligero a moderado (una bebida al día para las mujeres y de una a dos bebidas al día para los hombres) se asocia a un menor riesgo de enfermedad cardiovascular. Pero se desconocía si el alcohol inducía beneficios cardiovasculares o si las conductas de salud, el estatus socioeconómico u otros factores de los bebedores ligeros/moderados protegían sus corazones.

Foto: Foto: iStock.

La primera parte del nuevo estudio, que empleó datos de más de 50.000 individuos, evaluó la relación entre el consumo ligero/moderado de alcohol y los infartos de miocardio y los accidentes cerebrovasculares tras ajustar una serie de factores genéticos, clínicos, de estilo de vida y socioeconómicos. Los investigadores descubrieron que este tipo de ingesta se asociaba a una reducción sustancial del riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares, incluso después de tener en cuenta esos otros factores.

A continuación, estudiaron a un subconjunto de 754 individuos que se habían sometido previamente a un estudio de imagen cerebral PET (principalmente para la vigilancia del cáncer) para determinar el efecto del consumo ligero/moderado de alcohol en la actividad de la red neuronal relacionada con el estrés en reposo. Y las imágenes cerebrales mostraron una reducción de la señalización del estrés en la amígdala, la región del cerebro asociada a las respuestas al estrés, en los individuos que consumían alcohol de forma ligera o moderada, en comparación con los que se abstenían de beber alcohol o bebían poco.

placeholder Foto: EFE/Alberto Peña.
Foto: EFE/Alberto Peña.

Cuando los investigadores analizaron los antecedentes cardiovasculares de estas personas, descubrieron que los bebedores leves o moderados sufrían menos infartos de miocardio y accidentes cerebrovasculares. "Descubrimos que los cambios cerebrales de los bebedores leves a moderados explicaban una parte significativa de los efectos cardiacos protectores", afirma el autor principal y cardiólogo Ahmed Tawakol, codirector del Centro de Investigación de Imágenes Cardiovasculares del Hospital General de Massachusetts.

El estudio actual es el primero que indica que el consumo de alcohol de leve a moderado tiene efectos neurobiológicos a largo plazo al amortiguar la actividad de la amígdala, lo que puede tener importantes repercusiones en el sistema cardiovascular.

"Cuando la amígdala está demasiado alerta y vigilante, el sistema nervioso simpático se agudiza, lo que eleva la presión arterial y la frecuencia cardiaca, y desencadena la liberación de células inflamatorias", explica Tawakol. "Si el estrés es crónico, el resultado es hipertensión, aumento de la inflamación y un riesgo sustancial de obesidad, diabetes y enfermedades cardiovasculares", añade.

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Por último, los investigadores examinaron si la ingesta moderada sería aún más eficaz para reducir los infartos de miocardio y los accidentes cerebrovasculares en personas propensas a una respuesta de estrés crónicamente más elevada, como las que tienen un historial de ansiedad importante. Descubrieron que, dentro de la muestra de 50.000 pacientes, el consumo de alcohol entre ligero y moderado se asociaba con casi el doble de efecto cardioprotector en los individuos con antecedentes de ansiedad en comparación con los demás.

En resumidas cuentas, este tipo de consumo reduciría la activación neuronal relacionada con el estrés, una reducción del riesgo que se duplicaría en los participantes con ansiedad. Esta disminución sería la responsable de un menor riesgo de cardiopatía, pero no el alcohol en sí. Por lo cual, se puede concluir que si no se padece estrés, esa copita no ayudará a mejorar la salud cardiaca. Y si lo sufres, hay maneras más saludables de reducirlo, como el deporte o técnicas de relajación.

Aumenta el riesgo de cáncer y no es recomendable

Aunque redujeron su riesgo de enfermedad cardiovascular, el estudio también demostró que cualquier cantidad de alcohol aumenta el riesgo de cáncer. Y a mayores cantidades de consumo de alcohol –más de 14 copas a la semana–, el riesgo de infarto empezó a aumentar, mientras que la actividad cerebral general empezó a disminuir (lo que puede estar asociado a una salud cognitiva adversa).

Tawakol deja claro que no en ningún momento recomiendan su consumo: "No abogamos por el consumo de alcohol para reducir el riesgo de infartos de miocardio o accidentes cerebrovasculares debido a otros efectos preocupantes del alcohol sobre la salud". "Queríamos entender cómo el consumo de alcohol de ligero a moderado reduce las enfermedades cardiovasculares, como han demostrado otros múltiples estudios. Y si encontráramos el mecanismo, el objetivo sería hallar otros enfoques que pudieran replicar o inducir los efectos cardiacos protectores del alcohol sin los efectos adversos de este", apostilla.

“No hay ninguna cantidad buena del alcohol”

La doctora en Biología Molecular Emilia Gómez Pardo muestra su indignación ante el artificio para insinuar que la prestigiosa universidad recomienda el consumo de alcohol. A pesar de la emoción de algunos titulares, señala a El Confidencial que “Harvard nunca va a recomendar el consumo de alcohol aunque fuera bueno para un cierto tipo de eventos cardiovasculares, porque esa misma cantidad de alcohol provoca cáncer”.

Foto: Emilia Gómez Pardo. (Arpa Práctica)

Además recuerda que “no somos solo corazón”. Aunque una cantidad de bebida fuese buena para cierta cardiopatía, no compensa todo el daño que hace a otras partes del cuerpo. En este sentido, recuerda que decenas de estudios han demostrado que hasta la ingesta leve daña órganos del cuerpo y aumenta considerablemente el riesgo de sufrir varios tipos de cáncer.

“No hay ninguna cantidad buena del alcohol. La única buena es cero. Y desde luego, cuando estamos focalizados en cáncer, la recomendación de alcohol es cero. No hay consumo de alcohol compatible con la salud”, concluye la doctora.

El alcohol y la salud protagonizan decenas de titulares todos los años. Si bien la evidencia científica ha dejado más que claro que su consumo no es recomendable, de vez en cuando aparece un nuevo estudio apoyado en el tan manido e impreciso “consumo moderado” que afirma tener beneficios para alguna parte del cuerpo.

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