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"La creciente infelicidad está detrás del aumento de gobiernos populistas"
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Entrevista a Andrés Oppenheimer

"La creciente infelicidad está detrás del aumento de gobiernos populistas"

Para su última obra, el periodista y ensayista argentino ha explorado los motivos de la caída de felicidad mundial y alerta de la necesidad urgente de adoptar políticas que frenen la tendencia, que ya está teniendo efectos negativos en los países

Foto: Andrés Oppenheimer, periodista y ensayista. (EFE/CNN en Español)
Andrés Oppenheimer, periodista y ensayista. (EFE/CNN en Español)

Vivimos más años y con más calidad, estamos rodeados de comodidades y de adelantos técnicos, y, sin embargo, cada vez hay más personas que dicen no ser felices. Así lo constata la encuesta mundial de Gallup sobre más de 150.000 sujetos de 137 países, que ha detectado que, en 2022, el 33% de los encuestados decía no sentirse feliz frente al 24% de 2006. Jon Clifton, CEO mundial de la compañía, sostiene que “las emociones negativas, o sea, la suma de estrés, tristeza, enfado, preocupación y dolor físico, han llegado a niveles récords”.

Foto: Foto: Getty/Alan Crowhurst.

Esta inquietante evolución es el punto de partida de '¡Cómo salir del pozo!' (Debate), la última obra del periodista y divulgador Andrés Oppenheimer -conductor del programa Oppenheimer presenta, de CNN en Español; columnista de The Miami Herald y más de treinta periódicos de todo el mundo; premio Pulitzer en 1987 junto al equipo del Miami Herald por destapar el escándalo Irán-Contra y Premio Internacional de Periodismo Rey de España 2001-. “El aumento de infelicidad no es, como muchos pueden pensar, únicamente el resultado de la pandemia de covid-19 ni de la recesión económica en muchos países, sino que ya viene de antes”, asegura el autor, que ha recorrido diferentes países para ver cómo viven sus ciudadanos, en los que ha entrevistado a científicos, premios Nobel de economía, dirigentes políticos y presidentes de grandes compañías para encontrar el motivo de la infelicidad creciente.

Bután: la realidad del mito

En la búsqueda de respuestas, la visita a Bután era obligada, puesto que fue el primer país en adoptar el índice de felicidad nacional bruta -recogido en su Constitución de 2008-. Pero la realidad no es tan idílica como la fama que acompaña a este remoto reino situado en la cordillera del Himalaya: es un estado pobre (su renta per cápita anual es de poco más de 3.000 dólares) y, además, ocupa un lejano puesto 95 en el Reporte Mundial de la Felicidad. El primer escollo que tuvo superar Oppenheimer fue el de entrar en el país solo (los permisos se conceden para visitas colectivas), pero una vez dentro de Bután, pudo entrevistar a diferentes personalidades, como Karma Ura, presidente del Centro de Investigaciones de la Felicidad Nacional Bruta.

placeholder Andrés Oppenheimer en su viaje a Bután. (Foto cedida)
Andrés Oppenheimer en su viaje a Bután. (Foto cedida)

“Una de las cosas que más me impresionaron fue que uno de los pilares más importantes de la felicidad está en la escuela”, cuenta el autor a El Confidencial. Allí, como en otros colegios de Nueva Delhi, “a diario se instruye a los pequeños en diferentes prácticas, como mindfulness o conversaciones sobre como tolerar y superar los fracasos. El objetivo es que los niños aprendan desde muy pequeños, que no hay que ahogarse en un vaso de agua”. Como dice en el libro: es la ley del karma -uno de los principios budistas-, que decreta que cada uno recoge lo que siembra.

Foto: La ciencia confirma la eficacia del 'mindfulness' contra la ansiedad y la depresión. (iStock)

Sin embargo, no todo es espiritualidad y karma, y “los pequeños vibran con el nombre de Messi” mientras que muchos jóvenes aspiran a emigrar a Canadá o a Australia en busca de prosperidad.

El paraíso escandinavo

Superado el mito de Bután, y con el ranking de países más felices en la mano, la visita obligada era a los países escandinavos: Finlandia, Dinamarca e Islandia, los tres del podio de los más países más felices. Allí, el periodista comprobó que se dan las condiciones perfectas para ser felices: sus jornadas laborales son cortas (cuatro días a la semana, con apenas 30 horas de trabajo), el descanso es sagrado -“algunas de las personas que entrevisté tardaron días en responder a mis correos porque estaban en sus días de descanso”, nos cuenta-, los permisos de maternidad y paternidad largos y, aun así, su economía crece a un ritmo del 3% anual y el desempleo apenas es del 4%. Eso sí, casi la mitad de los ingresos de los ciudadanos es para pagar impuestos, pero “confiesan que están satisfechos”.

“Otra pata del bienestar de los nórdicos son sus relaciones con la comunidad. Son ciudadanos que participan en iniciativas comunes y pertenecen a grupos, y esa actividad social es uno de los puntales de la felicidad”, refiere el autor.

placeholder Dinamarca es uno de los países más felices. (iStock)
Dinamarca es uno de los países más felices. (iStock)

Sin embargo, al igual que en el resto del mundo, la natalidad está cayendo y la población de estos países es cada vez más envejecida; los índices de alcoholismo son altos y también el consumo de antidepresivos. De nuevo, la felicidad completa tampoco está en el norte de Europa.

La felicidad en Israel

En el cuarto puesto del ranking de la felicidad está Israel, una posición chocante a la vista del conflicto que mantiene con Palestina. Oppenheimer opina que, “con mucha probabilidad, en las próximas encuestas, Israel bajará algunos puestos en esa clasificación”; a cambio, “la población saldrá más cohesionada y más fuerte después de enfrentarse a los terribles ataques que sufrió”, declara.

Lo que sí está demostrado científicamente, según el periodista, es que la felicidad es un "activo" para las empresas -“los trabajadores felices son más productivos y están más comprometidos con las compañías”, y un ejemplo es Netflix, que procura a sus empleados vacaciones pagadas o descansos- y para los países, porque una población feliz es un motor de crecimiento económico, es más sana y acarrea menos gastos sanitarios, entre otros beneficios.

Prescriptores sociales

Reino Unido ha sabido ver la importancia de tener una población feliz. El primer ministro David Cameron fue uno de los pioneros en medir la felicidad de los ciudadanos. Para ello, la Oficina Nacional de Estadística realiza encuestas que ayudan a identificar zonas con cifras más altas de soledad, problemas de salud mental o de adicciones. Y a estas destina más recursos. Además, los diferentes gobiernos reciben las propuestas -y piden consejo- del Centro para el Bienestar (What Works Center for Wellbeing), una organización independiente.

El sistema de salud británico cuenta con un sistema de 'recetadores sociales' para tratar los problemas causados por la soledad

Entre las estructuras para mejorar la felicidad de sus ciudadanos, Reino Unido cuenta con un Ministerio de la Soledad, ya que es uno de los problemas más habituales de nuestros días, e impacta negativamente en la felicidad. “La felicidad es una conjunción de familia, amigos, trabajo, optimismo y propósito en la vida”, enumera el entrevistado. Esta fórmula justifica que el Ministerio de Salud británico promueva “la receta social”: “Muchos problemas de salud no tienen una base físiopatológica, sino que se deben a problemas sociales y a la soledad”.

Foto: El periodista y ensayista Andrés Oppenheimer. (Corbis/ Jorge Ríos)

Para tratar esos males, el Sistema Nacional de Salud de Reino Unido cuenta con un servicio de recetadores sociales (financiado por el Estado), para el que trabajan 3.500 personas que no son médicos. “Después de ver a los pacientes, les prescriben determinadas actividades que fomenten las relaciones interpersonales”, y esta iniciativa “debería extenderse a más países”, defiende rotundamente.

Contra populismos, felicidad

Andrés Oppenheimer hace hincapié en que los estados “deben promover acciones para aumentar la felicidad de sus ciudadanos”, un propósito que se debe comenzar ya desde la escuela infantil. De no escatimar medidas que hagan felices a las personas depende, en buena medida, el futuro, porque “una de las peores consecuencias de la ola de infelicidad que recorre el mundo es el aumento de los populismos. Cada vez hay más dirigentes populistas, de ambos extremos del espectro político. Ese descontento de la población explica que lleguen al poder personas como Gustavo Petro (Colombia), Donald Trump (Estados Unidos), Nicolás Maduro (Venezuela) o los candidatos para los gobiernos de Argentina o Perú, por ejemplo”.

"El dinero no te compra la felicidad, pero la falta de dinero te compra la miseria", Daniel Kahneman

Después de tres años documentándose para escribir este libro, ¿cuáles son las recetas del veterano periodista para salir del pozo? “La primera pasa por tener una economía saneada, porque, como dice el Nobel de economía Daniel Kahneman, el dinero no te compra la felicidad, pero la falta de dinero te compra la miseria; seguida de vivir en democracia, acabar con la corrupción, crear una cultura de optimismo y mirar para adelante”.

Vivimos más años y con más calidad, estamos rodeados de comodidades y de adelantos técnicos, y, sin embargo, cada vez hay más personas que dicen no ser felices. Así lo constata la encuesta mundial de Gallup sobre más de 150.000 sujetos de 137 países, que ha detectado que, en 2022, el 33% de los encuestados decía no sentirse feliz frente al 24% de 2006. Jon Clifton, CEO mundial de la compañía, sostiene que “las emociones negativas, o sea, la suma de estrés, tristeza, enfado, preocupación y dolor físico, han llegado a niveles récords”.

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