Así es la dieta mediterránea que se recomienda en Australia
Se denomina Med Pork y consiste en incorporar dos o tres raciones (250 g) de carne de cerdo magra fresca cada semana a la dieta que es considerada la más saludable del mundo
Comer carne con frecuencia tiene consecuencias graves para nuestra salud, y la Organización Mundial de la Salud ha lanzado un llamamiento para advertir del riesgo y moderar el consumo cárnico en la dieta. No solo enferma a las personas, también al medioambiente, y en estos días estamos escuchando como la ganadería es uno de los sectores que más contribuye a la emisión de gases de efecto invernadero.
"A pesar de las recomendaciones, los países desarrollados cada vez comen más carne"
A pesar de las recomendaciones, los países desarrollados cada vez comemos más carne, y los campeones absolutos son Estados Unidos y Australia, que superan la considerable cifra de los 100 kilos de carne por habitante al año.
Un equipo de científicos de la Universidad del Sur de Australia ha puesto bajo la lupa las costumbres dietéticas de los ciudadanos y ha encontrado que la variedad de alimentos no es la nota predominante y que lo que prima es comer carne (en todas sus variedades). ¿Cómo se puede mejorar la dieta de la población sin privarles de lo que más les gusta comer (carne)?
La más sana
Los investigadores parten del reconocimiento de que la dieta mediterránea típica -abundante en aceite de oliva virgen extra, frutas, verduras, nueces, semillas, legumbres, panes integrales, pastas y cereales, consumo moderado de pescado y vino tinto, y bajo consumo de carne roja, alimentos dulces y procesados- es la más saludable.
Alexandra Wade, autora principlal del estudio de la Universidad del Sur de Australia, destaca que "la dieta mediterránea es ampliamente aceptada como la dieta más saludable del mundo y es reconocida por brindar una mejor salud cardiovascular y cognitiva, pero en las culturas occidentales, las restricciones de la carne roja en la dieta podrían dificultar el cumplimiento de las personas". Entonces, la solución pasa por adaptar la dieta mediterránea a los paladares australianos.
Para ello, los investigadores apuestan por incorporar dos o tres raciones (250 g) de carne de cerdo magra fresca cada semana a la dieta mediterránea. Esta pauta alimentaria, denominada Med Pork, "ofrece beneficios cognitivos, al mismo tiempo que satisface los gustos occidentales y garantiza unas emisiones de gases de efecto invernadero mucho más bajas que la producción de carne de res", argumentan los científicos.
Estas afirmaciones proceden de los resultados de un estudio que evaluó los efectos cognitivos de la dieta sobre un grupo de personas de 45 a 80 años que tenían riesgo cardiovascular. Comparando una dieta baja en grasas (prescrita para reducir el riesgo cardiovascular) y la Med Pork o baja en grasas, los autores encontraron que esta última ofrecía mejores resultados, medidos en velocidad de procesamiento cognitivo y funcionamiento emocional, que son marcadores de buena salud mental.
Función cognitiva
"Al añadir carne de cerdo a la dieta mediterránea, estamos ampliando el atractivo de la dieta, al tiempo que ofrecemos una función cognitiva mejorada", sostiene la investigadora, que encuentra que los hallazgos del estudio son "una buena noticia para nuestra población que envejece y cuando las enfermedades asociadas con la edad, como la demencia, están en aumento".
Wade considera que "la dieta Med Pork es una excelente intervención en el estilo de vida donde la demencia es una de las principales causas de discapacidad y la segunda causa de muerte". Además, "cuando se agrega el hecho de que la producción de carne de cerdo emite solo una fracción de los gases de efecto invernadero en comparación con la carne de res, la dieta Med Pork realmente cumple todos los requisitos: sabor, salud y medio ambiente".
Para la investigadora, incorporar carne magra de cerdo a la dieta mediterránea es "una adaptación efectiva de un plan de alimentación exitoso". Y enfatiza: "Es un patrón alimenticio basado en alimentos que, con la carne de cerdo, aún ofrece beneficios significativos para la salud".
Desde luego, la fuerza de estos argumentos deja escaso margen para la réplica, pero siempre queda resquicio para la objeción (con el mayor respeto al rigor científico). Por una parte, el estudio ha sido financiado por el Centro de Investigación Cooperativa de Cerdo (CRC) de Australia, aunque "no tuvo ningún papel en el diseño, implementación, análisis o interpretación de datos", aclara la investigación.
Además, como contó Alimente, ahora la ciencia arroja nuevos resultados en los que rebaja la alerta por el consumo de carne roja. En cualquier caso, todo lo que implique una reducción de la ingesta de carne y un menor impacto medioambiental es bien recibido.
Comer carne con frecuencia tiene consecuencias graves para nuestra salud, y la Organización Mundial de la Salud ha lanzado un llamamiento para advertir del riesgo y moderar el consumo cárnico en la dieta. No solo enferma a las personas, también al medioambiente, y en estos días estamos escuchando como la ganadería es uno de los sectores que más contribuye a la emisión de gases de efecto invernadero.