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Un rotundo informe niega la eficacia de los suplementos para prevenir el cáncer
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Nuevas recomendaciones de EEUU

Un rotundo informe niega la eficacia de los suplementos para prevenir el cáncer

Prometen importantes beneficios para la salud y el mensaje engancha, como avala su impresionante (y creciente) número de seguidores. La revista 'JAMA' publica varios artículos, basados en 84 estudios, que apuntan un nulo beneficio para evitar tumores

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Los suplementos dietéticos tienen la extraordinaria capacidad de aguantar bien todo tipo de adversidades, ya sean crisis económicas, sanitarias o críticas a su utilidad. Sus seguidores se mantienen fieles y, además, no dejan de crecer en todo el mundo. En Estados Unidos, los toma más de la mitad de la población adulta (en 2021 se gastaron en estos productos 50.000 millones de dólares); en Europa, los consumidores van del 55% de los ciudadanos daneses al 5% de los griegos, y en España oscilan en función del estudio que lo evalúe, según recoge un informe de la Fundación Mapfre.

Los datos avalan la excelente salud del sector (sobre todo después de la pandemia de covid) y las previsiones son que hasta 2026 el crecimiento será del 6%, y el gasto en suplementos dietéticos subirá, al menos, hasta los 18.000 millones de euros.

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Multivitaminas, vitaminas, probióticos, minerales... La oferta es casi inabarcable y prometen todo tipo de beneficios para multitud de situaciones, pero los preferidos son los de vitaminas, omega-3 y minerales. Tener buena salud es la razón principal para tomarlos, aunque el rendimiento deportivo o adelgazar son otros motivos.

Menos expectativas y más evidencia

A lo largo de los años, numerosos estudios han arrojado suficiente evidencia para rebajar las expectativas creadas en torno a muchos suplementos, apuntando incluso efectos negativos, un mensaje que, a la vista de la evolución del mercado, no ha calado entre sus seguidores.

Ahora, la revista ‘JAMA’ –editada por la Asociación Médica Americana– publica cuatro nuevos artículos que sirven de base al Grupo de Trabajo de Servicios Preventivos de EEUU (USPSTF) –un consorcio estadounidense independiente, defensor de la práctica médica basada en la evidencia científica– para actualizar sus recomendaciones sobre la utilidad de los suplementos para prevenir enfermedades cardiovasculares y cáncer.

Los servicios preventivos de EEUU desaconsejan el consumo de betacarotenos por un posible aumento del riesgo de muerte y cáncer de pulmón (en personas de riesgo)

Los trabajos se basan en el análisis de 84 estudios recogidos de bases de publicaciones científicas y la conclusión es firme: “La evidencia actual es insuficiente para evaluar el balance de beneficios y daños del uso de suplementos multivitamínicos o de suplementos de uno o dos nutrientes para la prevención de enfermedades cardiovasculares o el cáncer”.

Pero el verdadero ‘hachazo’ es para los betacarotenos y la vitamina E: el Grupo de Trabajo de los Servicios Preventivos desaconseja los primeros “debido a un posible aumento del riesgo de muerte, mortalidad cardiovascular y cáncer de pulmón (en fumadores y por exposición profesional a amianto)” y la vitamina E porque "no tiene ningún beneficio neto en la reducción de mortalidad, las enfermedades cardiovasculares y el cáncer”.

El USPSTF también alerta de que algunas vitaminas, como la A y la D, pueden causar daños si se toman en dosis excesivas. Si bien “para la mayoría de las vitaminas y los suplementos, los estudios han mostrado poca evidencia de daños graves”, tranquiliza.

Efectos indeseados

El trabajo del equipo de la doctora Elizabeth O’Connor, además de confirmar los argumentos del USPSTF para los suplementos de vitaminas y minerales en la prevención primaria de enfermedades circulatorias y cáncer, indica que hay “pruebas limitadas” que “sugieren que algunos suplementos pueden estar asociados con mayor riesgo de fractura de cadera (vitamina A), ictus (vitamina E) y cálculos renales (vitamina C y calcio)".

Además de la eficacia limitada de los suplementos, los científicos destacan que existen diferencias entre las personas en la forma de absorber y metabolizar los nutrientes, y este es un sesgo importante a la hora de evaluar el efecto de las vitaminas y minerales. Además, la mayoría de los trabajos están basados en tiempos limitados de consumo (como mucho 5 años), lo que complica conocer su efecto real en la prevención de enfermedades que requieren muchos años de desarrollo, como son las cardiovasculares y el cáncer.

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Sin embargo, sí existe una recomendación firme con efectos beneficiosos demostrados: las mujeres que planean el embarazo o las ya gestantes, deben tomar ácido fólico para evitar defectos del tubo neural [por ejemplo, espina bífida] y hierro para prevenir los partos prematuros y el bajo peso al nacer, así como para mejorar el desarrollo cerebral del feto.

Intereses reales: en el punto de mira

En el editorial 'Multivitaminas y suplementos: ¿prevención benigna o distracción potencialmente dañina?', que acompaña a los artículos, los firmantes hablan de la ‘buena salud’ económica del mercado de los suplementos, cuyo “atractivo es evidente”. “En teoría, las vitaminas y los minerales tienen efectos antioxidantes y antiinflamatorios que deberían disminuir el desarrollo de enfermedades cardiovasculares y cáncer”, escriben los autores. Una dieta abundante en frutas y verduras se asocia a múltiples efectos saludables. Por ello, “es razonable pensar que las vitaminas y los minerales clave podrían extraerse de las frutas y las verduras, envasarse en una píldora y la gente podría evitar la dificultad y el gasto que implica mantener una dieta equilibrada”.

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Pero “las frutas y verduras enteras contienen una mezcla de vitaminas, fitoquímicos, fibra y otros nutrientes que probablemente actúan de forma sinérgica para aportar beneficios a la salud cuando se combinan de forma natural con otros componentes de la dieta”. Y este es el punto en el que la opinión científica es unánime: no hay que hablar de nutrientes concretos, sino de dieta global.

Por ello, el editorial hace hincapié en la importancia de asesorar a la población sobre el estilo de vida saludable para prevenir enfermedades, basado en una dieta abundante en frutas y verduras y la actividad física (el mantra que repiten los médicos al hablar de enfermedades metabólicas, obesidad, digestivas, etc). Además, los autores reclaman recursos públicos y comunitarios para que la prevención llegue a las clases más desfavorecidas.

¿Realmente son seguros?

Junto a las reflexiones puramente científicas, el editorial de 'JAMA' señala directamente al “importante presupuesto de miles de millones de dólares para marketing de la industria de los suplementos”, unos productos que la población no ve peligrosos. Sin embargo, “los suplementos dietéticos están relativamente poco regulados y solamente se les exige que declaren que sus efectos sobre la salud 'no han sido evaluados por la Administración de Alimentos y Medicamentos' y que no están destinados a diagnosticar, tratar, curar o prevenir ninguna enfermedad".

Los daños reales de los suplementos no se han estudiado tanto como los de los fármacos y esto plantea problemas de seguridad

Además, al contrario de lo que ocurre con los productos farmacéuticos, cuyos efectos y seguridad se analizan minuciosamente, “los daños reales de los suplementos no se han estudiado tanto”. Esto, unido a que los consumidores no suelen reportar los efectos negativos, hace que se pierda la oportunidad de discutir los problemas de seguridad con los pacientes”.

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Estos autores, encabezados por el médico internista Jeffrey A. Linder, del Instituto Nacional del Envejecimiento, califican directamente de “despilfarro de dinero” el gastado en suplementos y hacen hincapié en que “los sistemas sanitarios y los profesionales de la salud deben centrarse en los servicios preventivos basados en la evidencia y recomendados por el USPSTF, como el control de la presión arterial alta y el consejo médico para evitar el consumo de tabaco, fomentar la actividad física y una dieta saludable”.

¿Qué pasa en España?

En línea con los artículos de 'JAMA', el de la Fundación Mapfre apunta que no todos los suplementos cumplen con las buenas prácticas en su fabricación y, entre otras deficiencias, está la de no indicar la cantidad de principio activo que incluyen. El dietista nutricionista Óscar Picazo, coautor del documento, defiende que antes de tomar un suplemento, "es fundamental consultar con un profesional sanitario competente, para que valore la necesidad de su uso”, y que en estos productos hay muchos matices que “pueden marcar la diferencia entre su efectividad y seguridad”.

Y lanza un mensaje a la población: “Igual que no es recomendable automedicarse, tampoco lo es autosuplementarse”.

Una vez más, la idea que los expertos quieren inculcar a la población sana es que en lugar de fiar su salud a un suplemento nutricional, lo hagan a una dieta sana, variada y en cantidades moderadas.

Los suplementos dietéticos tienen la extraordinaria capacidad de aguantar bien todo tipo de adversidades, ya sean crisis económicas, sanitarias o críticas a su utilidad. Sus seguidores se mantienen fieles y, además, no dejan de crecer en todo el mundo. En Estados Unidos, los toma más de la mitad de la población adulta (en 2021 se gastaron en estos productos 50.000 millones de dólares); en Europa, los consumidores van del 55% de los ciudadanos daneses al 5% de los griegos, y en España oscilan en función del estudio que lo evalúe, según recoge un informe de la Fundación Mapfre.

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