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¿Qué tiene que ver la microbiota intestinal con las enfermedades reumáticas?
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PARECE QUE MUCHO

¿Qué tiene que ver la microbiota intestinal con las enfermedades reumáticas?

Aunque, de momento, lo correcto sería hablar de indicios, lo cierto es que todo indica que una disbiosis podría favorecer el desarrollo de las enfermedades reumáticas

Foto: Las enfermedades reumáticas, como la artritis reumatoide, afectan a 11 millones de personas en España, según Inforeuma. (Stock)
Las enfermedades reumáticas, como la artritis reumatoide, afectan a 11 millones de personas en España, según Inforeuma. (Stock)

Vaya por delante que, hoy por hoy, no es posible establecer con seguridad una relación directa entre las enfermedades reumáticas y la microbiota intestinal. De modo que la realidad en la que actualmente nos movemos obliga a ser cautelosos en los mensajes que encierran los titulares. Ahora bien, eso no significa que no se esté avanzando en esta vía de conocimiento y que lo que se conoce hasta ahora no apunte hacia la existencia de una vinculación.

Existen pruebas indirectas sobre la posible relación entre la microbiota y las enfermedades reumáticas

De hecho, tal y como asegura el doctor Antonio Fernández Nebro, portavoz de la Sociedad Española de Reumatología y jefe de Servicio de Reumatología del Hospital Regional Universitario de Málaga, existen muchas pruebas indirectas que apoyan la posible relación entre el desarrollo de una enfermedad reumática y un desequilibrio de la microbiota intestinal (disbiosis): "Algunas de ellas podemos tomarlas de la investigación realizada en torno a la artritis reumatoide (AR). Por ejemplo, se ha visto que desde las primeras fases de la enfermedad e incluso antes de los primeros síntomas, es decir, en personas con alto riesgo de artritis, la microbiota intestinal está alterada. Más adelante -continúa el experto-, cuando estas personas experimentan los primeros síntomas de artritis y todavía no ha recibido tratamiento, la disbiosis parece agravarse, y cuando son tratadas con fármacos eficaces para la artritis, estas alteraciones mejoran, aunque no desaparecen".

Investigaciones en proceso

Si no hay evidencias científicas que confirmen un vínculo causa-efecto, ¿por qué se habla acerca de esa posible relación? ¿En qué se basan esas conjeturas? Según el doctor, teniendo en cuenta las pruebas existentes, se conocen muchos posibles mecanismos sobre cómo una disbiosis intestinal podría promover el desarrollo de una enfermedad reumática: "En primer lugar, conviene comprender qué relación mantenemos con estas bacterias. La microbiota se nutre de los mismos alimentos que ingerimos, de desechos y de nuestros propios fluidos. A cambio, estos microorganismos cumplen para nosotros diversas funciones esenciales facilitando la digestión y absorción de nutrientes, regulando el metabolismo y permitiendo la fabricación de algunas vitaminas esenciales. Además, ayuda a mantener intacta la barrera intestinal, a entrenar al sistema inmunitario y proporcionar protección contra los patógenos peligrosos".

placeholder Cualquier desequilibrio en la microbiota intestinal puede tener un reflejo más o menos grave en la salud. (iStock)
Cualquier desequilibrio en la microbiota intestinal puede tener un reflejo más o menos grave en la salud. (iStock)

Esta última función es la que más interés ha despertado, por dos motivos principales: "El primero es que los síntomas y consecuencias de la AR son el resultado de un ataque inmunológico erróneo contra nuestros propios tejidos; y el segundo, que la mayor parte del sistema inmune se concentra en nuestras mucosas para vigilar unas fronteras tan permeables como son nuestras mucosas", señala el experto.

Foto: Foto: Freepik.

Y añade: "Esto es más fácil de comprender con la barrera intestinal, la cual debe dejar pasar los nutrientes de los alimentos hacia nuestro interior y a la vez debe impedir que esos millones de bacterias que componen la microbiota intestinal nos invadan y provoquen una infección generalizada".

Del equilibrio bacteriano a la inflamación

Cuando se altera la permeabilidad intestinal, la cual garantiza el paso de nutrientes y el bloqueo de las bacterias que pueden provocar una infección, es cuando nuestro organismo está en riesgo de desarrollar una enfermedad.

La edad, el estado nutricional, la dieta y los fármacos alteran la microbiota intestinal

El doctor distingue con claridad dos escenarios: el de una persona con una microbiota equilibrada, y el de otra con disbiosis. "Sabemos que todo va bien en la barrera intestinal cuando la microbiota es diversa y abundan las bacterias beneficiosas porque nos ayuda a la digestión, mantiene intacta la integridad de la barrera y mantiene alerta al sistema inmunitario sin activarlo porque son bacterias que, de alguna manera, el sistema inmune conoce y tolera. Por el contrario -prosigue-, cuando diversos factores como la edad, el estado nutricional, la dieta y los fármacos que tomamos, y en general, nuestro estilo de vida, alteran la composición de la microbiota intestinal haciéndola menos diversa, más pobre en bacterias beneficiosas y con más bacterias patógenas, entonces se altera la permeabilidad intestinal, penetran productos bacterianos que de otra manera no lo haría y activan el sistema inmune desde la alerta a la lucha".

placeholder Alimentos como los encurtidos o el yogur son una valiosa fuente de probióticos, lo cual favorece la salud intestinal. (iStock)
Alimentos como los encurtidos o el yogur son una valiosa fuente de probióticos, lo cual favorece la salud intestinal. (iStock)

Cuando esto ocurre, "podría aparecer una inflamación de la barrera intestinal que en personas predispuestas genéticamente a la AR podría diseminarse hacia otros órganos como las articulaciones, los pulmones, etc, y dar lugar a una enfermedad plenamente establecida", advierte el doctor.

¿Una puerta a la prevención?

En el supuesto de que un desequilibrio en la cantidad y variedad de las bacterias que habitan en el intestino propiciara la aparición de una enfermedad reumática como la artritis reumatoide, cabría pensar que poseer una microbiota sana podría proteger al organismo de padecer este tipo de patología. Sin embargo, es pronto para poder afirmar o negar tal suposición, ya que "se requiere todavía mucha investigación. Ahora bien, hay algunos estudios en este sentido dirigidos a tratar pacientes con AR con algunos prebióticos (productos dietéticos no absorbibles que promueven el desarrollo bacteriano), probióticos (alimentos ricos en bacterias o levaduras vivas) o simbióticos (una combinación de los dos anteriores), y existen señales que indican que su ingesta podría reducir el grado de inflamación de las articulaciones", asegura el facultativo. Eso sí, insiste en que "la calidad y el número de estos estudios no es suficiente para sacar conclusiones firmes".

Lo que a día de hoy se puede asegurar

A la espera de ver cómo avanzan las investigaciones, y dejando a un lado futuribles, sí hay ciertas certidumbres al respecto. "Concretamente, se ha observado que la mayoría de los pacientes con enfermedades reumáticas, a diferencia de las personas sanas, tienen disbiosis intestinal, es decir, su microbiota es menos abundante y menos diversa de lo normal, lo cual facilita que no cumplan sus funciones fisiológicas correctamente y, por tanto, puede provocar en personas predispuestas genéticamente a las enfermedades reumáticas que se produzcan alteraciones metabólicas que fomenten que su vez que el sistema inmunológico cause inflamación más fácilmente y se lesione la integridad de la barrera intestinal", resume Fernández.

Foto: La artrosis afecta más a las mujeres que a los hombres. (iStock)

Además, "se piensa que todas estas alteraciones y probablemente otras muchas que ocurren en el intestino podrían contribuir al desarrollo o la exacerbación de enfermedades autoinmunes como la artritis reumatoide (AR). Así mismo, una microbiota alterada, podría producir metabolitos y productos químicos que pueden tener un efecto general en todo el cuerpo e influir también en la inflamación y las reacciones autoinmunes", concluye.

Vaya por delante que, hoy por hoy, no es posible establecer con seguridad una relación directa entre las enfermedades reumáticas y la microbiota intestinal. De modo que la realidad en la que actualmente nos movemos obliga a ser cautelosos en los mensajes que encierran los titulares. Ahora bien, eso no significa que no se esté avanzando en esta vía de conocimiento y que lo que se conoce hasta ahora no apunte hacia la existencia de una vinculación.

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