Las dos molestias que podrían ser una señal de infarto, según los cardiólogos
Actuar con rapidez es esencial, ya que cuanto más se retrasa la atención médica, mayor es el riesgo de sufrir complicaciones graves o fallecer
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Detectar un infarto de miocardio a tiempo puede marcar la diferencia entre la vida y la muerte. Según la Fundación Española del Corazón (FEC), actuar con rapidez es esencial, ya que cuanto más se retrasa la atención médica, mayor es el riesgo de sufrir complicaciones graves o incluso fallecer. Sin embargo, algunos síntomas pueden pasar desapercibidos, lo que dificulta la identificación temprana de esta afección.
El infarto de miocardio ocurre cuando el flujo sanguíneo no llega correctamente al corazón debido a una obstrucción arterial. La Fundación explica que este bloqueo impide el suministro de oxígeno al músculo cardíaco, provocando la necrosis del tejido afectado.
Dos molestias que podrían ser una señal de infarto
Los expertos señalan dos molestias principales que pueden advertir de un infarto de miocardio. La primera es un dolor opresivo en el esternón, que no se modifica con el movimiento ni la respiración. Se trata de una sensación intensa, que en muchas ocasiones se irradia hacia la mandíbula, el cuello, la espalda y el brazo izquierdo. En algunos casos, este dolor puede extenderse también al brazo derecho. Este síntoma suele acompañarse de sudor frío y mareo, lo que refuerza la necesidad de buscar atención médica de inmediato.
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Otra manifestación del infarto menos reconocida es el dolor en la parte alta del abdomen, que puede confundirse con problemas digestivos. Esta molestia puede ir acompañada de dificultad para respirar, náuseas y, en casos más graves, pérdida de conocimiento. Estos signos suelen generar confusión, ya que muchas personas no los asocian con un problema cardíaco, lo que retrasa la atención médica.
El papel crucial del tiempo en un infarto
El cardiólogo Roberto Martín Asenjo destaca la importancia de actuar con rapidez: "En el infarto de miocardio el tiempo es un factor vital. Cuanto más tiempo pasa, más probabilidades hay de que el paciente acabe sufriendo complicaciones graves derivadas del infarto o incluso morir a causa de este infarto de miocardio". El diagnóstico de un infarto se realiza mediante un electrocardiograma. Si se confirma la afección, es prioritario trasladar al paciente a un hospital donde pueda recibir un cateterismo cardíaco urgente. "A medida que pasa el tiempo, la probabilidad de que el corazón se recupere si conseguimos restablecer el flujo coronario a través de la arteria obstruida es mayor", señala el especialista. Este procedimiento permite realizar una angioplastia en la arteria obstruida, devolviendo la circulación de manera eficaz.
Si el tratamiento no se inicia en las primeras horas, el daño al músculo cardíaco puede ser irreversible, aumentando el riesgo de insuficiencia cardíaca, arritmias y otros problemas a largo plazo. Según Martín Asenjo, en España, esta intervención se practica a aproximadamente 15.000 pacientes al año y ha demostrado ser la mejor opción para reducir las secuelas de un infarto. Ante cualquier sospecha de infarto, la recomendación es clara: llamar a emergencias de inmediato y no subestimar síntomas atípicos como el dolor mandibular o la presión abdominal. Actuar con rapidez puede salvar vidas.
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Detectar un infarto de miocardio a tiempo puede marcar la diferencia entre la vida y la muerte. Según la Fundación Española del Corazón (FEC), actuar con rapidez es esencial, ya que cuanto más se retrasa la atención médica, mayor es el riesgo de sufrir complicaciones graves o incluso fallecer. Sin embargo, algunos síntomas pueden pasar desapercibidos, lo que dificulta la identificación temprana de esta afección.