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Pesadillas y sonambulismo en los niños: ¿deberían preocuparse los padres?
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PARASOMNIAS INFANTILES

Pesadillas y sonambulismo en los niños: ¿deberían preocuparse los padres?

Gritos, taquicardia, hipersudoración y caras atemorizadas. Esta es la somera descripción de los terrores nocturnos. El pequeño no los recuerda, pero sí sus mayores

Foto: Las pesadillas son más frecuentes en los niños que en los adultos. (iStock)
Las pesadillas son más frecuentes en los niños que en los adultos. (iStock)

Que los niños tengan algún tipo de trastorno del sueño no deja de ser algo relativamente normal. Sin embargo, a nadie se le escapa que para los padres suele ser motivo de preocupación e incluso de angustia, especialmente cuando hablamos de los casos de terrores nocturnos y sonambulismo. De hecho, "las parasomnias (eventos indeseables que ocurren durante el sueño) son mucho más frecuentes en niños que en adultos", asegura la doctora Milagros Merino, responsable del Programa de Medicina del Sueño del Hospital Ruber Internacional y presidenta de la Sociedad Española de Sueño (SES).

Las parasomnias infantiles suelen desaparecer con la edad. Solo persiste un 1% en adultos

"En los niños, las parasomnias en sueño NREM (fase del sueño considerada como la etapa tranquila o de descanso) son las más prevalentes: despertares confusionales (17% entre 3-13 años y 7% en adolescentes), sonambulismo (17% antes de la adolescencia y menos de un 2% en adultos) y terrores nocturnos (7% en niños pequeños)", puntualiza la experta.

Por otro lado, añade: "Las parasomnias en la fase REM (rapid eye movement) son menos frecuentes en los niños, aunque hasta la mitad de ellos tiene pesadillas alguna vez (en solo el 10% aparecen de forma recurrente). A partir de los 50 años -remarca-, el trastorno de conducta en sueño REM aparece en un 1% de la población, aproximadamente, pero esta cifra aumenta de forma significativa en pacientes con trastornos neurodegenerativos. Además, cuando aparecen en el adulto, hecho que ocurre muy raramente, hay que investigar que exista un problema psiquiátrico (por ejemplo, estrés postraumático). En niños suele ir desapareciendo con la edad y, aunque en un 1% persisten en el adulto, se asocian a factores muy identificados".

Del dormitorio a la consulta del pediatra

¿Cuándo se debería pasar de no darle importancia a pedir cita con el médico? La experta lo tiene claro, y aconseja recurrir a ayuda experta cuando estos trastornos "aparecen de forma persistente (más del 50% de los días) o cuando exista peligro de accidentalidad (o ya ha ocurrido), como, por ejemplo, si ha salido a la calle". Además, recomienda como primer paso acudir al pediatra de atención primaria, pero si el problema no se resuelve, "lo ideal es remitir al paciente a una unidad de sueño, donde se pueden hacer los estudios necesarios con un carácter multidisciplinar y donde se atienden pacientes de todas las edades, incluidos niños y adolescentes".

placeholder Si los trastornos del sueño aparecen de forma persistente, conviene ir al pediatra. (iStock)
Si los trastornos del sueño aparecen de forma persistente, conviene ir al pediatra. (iStock)

Por otro lado, la doctora reconoce que ciertos trastornos, como los terrores nocturnos, "pueden desaparecer espontáneamente o tras el control de factores precipitantes, como la falta de sueño, los despertares repetidos, el reflujo gastroesofágico o, en pacientes adultos, por fármacos depresores del sistema nervioso central u otros trastornos de sueño (por ejemplo, apneas). Sin embargo, si estos episodios persisten es necesario recurrir al empleo de melatonina de liberación inmediata o clonazepam".

¿Son lo mismo las pesadillas que los terrores nocturnos?

De las más de 80 patologías relacionadas con el sueño que, según Merino, un especialista de esta área podría identificar y tratar, existe cierta confusión acerca de lo que son las pesadillas y los terrores nocturnos. Sin embargo, hay numerosos aspectos que los diferencian. Así describe la doctora unas y otros: "Las pesadillas son ensoñaciones extremadamente desagradables y muy bien recordadas, que implican reacciones de supervivencia, seguridad o integridad física, provocando un despertar brusco y completo, mientras que los terrores nocturnos -compara- van asociados a despertares bruscos parciales, acompañados de gritos, aspecto aterrorizado, taquicardia, hipersudoración y actividad motora vigorosa, sin capacidad de ser consolado ni de responder a las caricias de los padres y con amnesia del episodio al despertar por la mañana". Estos últimos, "afectan a niños entre 4 y 12 años, con un pico de frecuencia a los 5 y 7 años, con predisposición genética", apostilla.

Foto: Foto: EFE/Alex Hofford.

Además, las pesadillas "aparecen en el sueño REM, por lo que son más frecuentes en la segunda mitad de la noche y, de forma muy habitual, justo antes de despertar por la mañana. Por otro lado, los terrores nocturnos suceden durante el sueño profundo (sueño NREM) y son más usuales en las primeras horas de la noche", distingue.

Sonambulismo: nunca se debe despertar al niño

Probablemente, este trastorno sea el más llamativo, y también el que más preocupación despierta entre los padres. Además, según la doctora, en general, existe una percepción errónea sobre cómo se comporta un sonámbulo. "Muchas veces, en internet, se muestran se muestran vídeos de sujetos sonámbulos caminando con los ojos cerrados y con los brazos extendidos, cuando, en realidad, un sonámbulo suele permanecer con los ojos abiertos y con los brazos relajados. En ocasiones, existe actividad motora compleja, como abrir una puerta, o agresividad durante los episodios", aclara.

En ningún caso se debe despertar a un niño sonámbulo. Lo mejor es que siga durmiendo

Este trastorno, cuyas causas son las mismas que los terrores nocturnos, con un fuerte componente genético o episodios febriles, cuando se da en niños, no suele permanecer en la edad adulta. De hecho, solo será así en un 2% de los casos, aunque "es posible que ante una situación estresante, incluso positiva, como compartir dormitorio durante un viaje, se repitan estos eventos", apunta la experta.

placeholder Los expertos aconsejan no despertar a un niño sonámbulo. (iStock)
Los expertos aconsejan no despertar a un niño sonámbulo. (iStock)

Ahora bien, en el caso que nos ocupa, los niños, ¿cómo deberían actuar los padres si se topan con su hijo deambulando por el dormitorio? "En ningún caso deben despertarlo", afirma rotunda Merino. "Lo que deben hacer -aconseja- es acompañarle tranquilamente a su cama y dejar que siga durmiendo. Si se despierta bruscamente, como el evento ha ocurrido en sueño profundo, lo hará con marcada ansiedad y miedo. Además, lo fundamental es instaurar medidas de protección en ventanas y puertas. Como en los terrores nocturnos, hay que controlar los factores predisponentes. Si los episodios son muy frecuentes, aunque la evolución es benigna, se puede recurrir a la melatonina de liberación inmediata o clonazepam".

Que los niños tengan algún tipo de trastorno del sueño no deja de ser algo relativamente normal. Sin embargo, a nadie se le escapa que para los padres suele ser motivo de preocupación e incluso de angustia, especialmente cuando hablamos de los casos de terrores nocturnos y sonambulismo. De hecho, "las parasomnias (eventos indeseables que ocurren durante el sueño) son mucho más frecuentes en niños que en adultos", asegura la doctora Milagros Merino, responsable del Programa de Medicina del Sueño del Hospital Ruber Internacional y presidenta de la Sociedad Española de Sueño (SES).

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