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¿Es el queso cheddar nuestro aliado o nuestro enemigo?
  1. Nutrición
RICO EN CALCIO, PERO TAMBIÉN EN SODIO

¿Es el queso cheddar nuestro aliado o nuestro enemigo?

Es rico en Vitamina A y calcio, pero también en grasas saturadas y sodio. Su color naranja es fruto del uso del colorante natural achicote. Es uno de los que consumimos en mayor cantidad y saberlo todo sobre él no está de más

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El queso cheddar debe su nombre a su procedencia, la villa de Cheddar en Inglaterra, aunque actualmente se produce en más lugares, como Estados Unidos, Canadá o Nueva Zelanda. Se utiliza la leche de vaca pasteurizada. Puede tener diferentes grados de maduración y, según este, cuenta con un sabor más o menos intenso.

¿Por qué el queso cheddar es naranja?

Normalmente, los quesos van de la tonalidad blanca a la amarilla. Sin embargo, el queso cheddar cuenta con un color naranja muy característico.

Esto puede ser por dos razones. Por una parte, la leche de vaca cuenta con betacarotenos que, al madurar, intensifican su color naranja. Por otra, la más habitual, cuando no se consigue este color de forma natural se recurre a colorantes, principalmente al achicote. Tradicionalmente, esto se empleaba para que el cheddar pudiese distinguirse fácilmente de otras variedades.

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A pesar de estar catalogado como un colorante alimentario, de los que solemos huir cuando buscamos alimentación saludable, el achicote no es malo. El E160-b tiene un nivel de toxicidad baja y procede de una fuente natural (el árbol Bixa Orellana).

Vitamina A y calcio

Para entender si un alimento es bueno o malo debemos revisar sus valores nutricionales.

Es un tipo de queso muy indicado para la dieta de los vegetarianos, ya que tiene un alto contenido de proteínas (26 gramos). Las proteínas son fundamentales en nuestro organismo. Se las conoce por su capacidad para desarrollar el músculo, pero también influye en la reparación de los tejidos o la generación de anticuerpos para proteger el sistema inmunológico.

En cuanto a los micronutrientes, es una fuente muy rica de vitamina A (344 mg) y calcio (740 mg).

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La vitamina A es clave en el proceso de proteger la vista de ciertas enfermedades degenerativas, pero también para el funcionamiento de órganos básicos como los riñones o los pulmones. Hay que distinguir entre la vitamina A preformada y la provitamina A. En el caso de los lácteos en general y los quesos en concreto, encontramos vitamina A preformada, que es la que tiene origen animal. Curiosamente, a la vitamina A también se la conoce como retinol y es precisamente la encargada de dar pigmento a la retina de los ojos. De ahí su importancia en temas de la vista.

Por su parte, el calcio es ampliamente conocido por sus beneficios para los huesos, para ayudar al crecimiento y prevenir la osteoporosis. Pero este mineral que encontramos en gran forma en el queso cheddar es extremadamente importante ya que, de hecho, es el mineral más presente en nuestro cuerpo. Además de proteger los huesos, ayuda a la coagulación de la sangre, hace funcionar la contracción muscular, estimula las hormonas y favorece el transporte de oxígeno. Su interacción con otros nutrientes es clave también. Por ejemplo, la vitamina D ayuda a absorber el calcio, el cual, por su lado ayuda a absorber vitamina B12.

Colesterol y sodio

Pero no todo es positivo. El queso cheddar es delicioso, rico en proteínas y con un gran aporte de calcio y vitamina A, pero también cuenta con ciertos valores que hacen que no sea aconsejable para todas las personas.

Contiene sodio (700 mg), colesterol (110 mg) y ácidos grasos saturados (21 g).

El sodio ayuda a la contracción muscular, pero es perjudicial para personas hipertensas

Los ácidos grasos saturados son perjudiciales para la salud del corazón, algo también relacionado con el colesterol. El único beneficio que podemos encontrar en ellos (y que nos puede ayudar en algún momento determinado) es que ayuda a la asimilación de las vitaminas liposolubles y que favorece la belleza del cabello o las uñas.

Más allá de eso, las grasas saturadas están relacionadas con la obesidad, las enfermedades cardíacas y el aumento del colesterol. Es cierto que no es igual de perjudicial consumir bollería rica en grasas saturadas que un trozo de queso cheddar, incluso aunque el contenido de estas sea el mismo, porque el queso aporta otros beneficios que sí nos pueden hacer bien. Sin embargo, no conviene abusar de estas grasas, especialmente si tenemos algún problema que lo contraindique.

Tampoco debemos restarle importancia a su contenido en sodio. Prácticamente todos los alimentos lo tienen y especialmente los quesos suelen ser ricos en él. El sodio no es del todo perjudicial, ya que también ayuda a la contracción muscular, al equilibrio osmótico y a la contracción nerviosa.

Sin embargo, un exceso de este mineral en nuestra dieta sí que puede acarrearnos ciertos problemas. Cuando el riñón no es capaz de eliminar todo el sodio consumido, este se almacena, trayendo consigo trastornos como la hipertensión. Por tanto, especialmente entre las personas que ya tienen la tensión alta de por sí, se recomienda una dieta baja en sal. Pero el error más común es eliminar simplemente la sal de mesa y seguir consumiendo productos que, sin saberlo, nos dan un gran aporte de sodio, como es este caso.

¿Podemos consumir queso cheddar?

En resumen, el queso cheddar tiene muchos beneficios, apoyados sobre todo en su alta cantidad de calcio y vitamina A.

Por el contrario, también es rico en sodio y ácidos grasos saturados, por lo que no conviene abusar de él si tenemos problemas de colesterol o hipertensión.

Para unos puede ser aliado, para otros enemigo, depende de las necesidades nutricionales que tengamos cada uno.

El queso cheddar debe su nombre a su procedencia, la villa de Cheddar en Inglaterra, aunque actualmente se produce en más lugares, como Estados Unidos, Canadá o Nueva Zelanda. Se utiliza la leche de vaca pasteurizada. Puede tener diferentes grados de maduración y, según este, cuenta con un sabor más o menos intenso.

Colesterol Leche
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