Cómo bajar las transaminasas de forma natural: esto es lo que debes eliminar de tu dieta
Son enzimas esenciales en el metabolismo de los aminoácidos, desempeñando un papel clave en el funcionamiento del hígado y otros tejidos del cuerpo
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Las transaminasas son enzimas esenciales en el metabolismo de los aminoácidos, desempeñando un papel clave en el funcionamiento del hígado y otros tejidos del cuerpo. Estas proteínas facilitan procesos bioquímicos que contribuyen a la producción de energía y la eliminación de sustancias tóxicas. Sin embargo, como advierte la Clínica Universidad de Navarra, niveles elevados pueden indicar problemas hepáticos, por lo que es importante mantenerlos en equilibrio.
Entre las más relevantes se encuentran la alanina aminotransferasa (ALT) y la aspartato aminotransferasa (AST). La ALT se encuentra principalmente en el hígado y participa en la conversión de aminoácidos esenciales para la obtención de energía. Por su parte, la AST está presente en diversos órganos como el corazón, los músculos y el cerebro, interviniendo en el ciclo de Krebs, un proceso fundamental para la producción energética del organismo. Un aumento en las transaminasas suele estar asociado con enfermedades hepáticas como la hepatitis, la cirrosis o daños ocasionados por el consumo de alcohol y algunos medicamentos. Por ello, es fundamental adoptar hábitos saludables para mantener los niveles dentro de un rango adecuado.
Alimentación para reducir las transaminasas
Según la Fundación Española del Corazón, la dieta juega un papel clave en la regulación de los niveles de estas enzimas. Uno de los primeros pasos es eliminar el consumo de alcohol, ya que el hígado metaboliza estas sustancias y su abuso puede generar inflamación y daño celular.
También se recomienda reducir la ingesta de grasas saturadas, presentes en alimentos como la mantequilla, la margarina, los embutidos, la bollería industrial y los fritos comerciales. En su lugar, es preferible optar por carnes magras como el pollo sin piel o el conejo, así como sustituir los lácteos enteros por versiones desnatadas.
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Incorporar grasas saludables es esencial para el bienestar hepático. La grasa monoinsaturada, presente en el aceite de oliva, y los ácidos grasos omega-3, que se encuentran en el pescado azul como la sardina, el boquerón y el salmón, ayudan a reducir la inflamación y protegen las células del hígado. Otro aspecto clave es el método de cocción. Se aconseja evitar frituras y optar por técnicas como la cocción al vapor, el horno, la plancha o la parrilla. Estos métodos reducen la cantidad de grasa en los alimentos, favoreciendo una mejor digestión y asimilación de nutrientes esenciales.
A la hora de hacer la compra, es recomendable leer detenidamente las etiquetas de los productos y priorizar aquellos con bajo contenido en grasa total, grasa saturada y colesterol. De esta manera, se pueden evitar ingredientes perjudiciales que afecten la función hepática y contribuyan a un aumento de las transaminasas. Adoptar un estilo de vida saludable, basado en una alimentación equilibrada y la eliminación de sustancias nocivas como el alcohol, es clave para mantener una función hepática óptima y reducir el riesgo de enfermedades relacionadas con el hígado.
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Las transaminasas son enzimas esenciales en el metabolismo de los aminoácidos, desempeñando un papel clave en el funcionamiento del hígado y otros tejidos del cuerpo. Estas proteínas facilitan procesos bioquímicos que contribuyen a la producción de energía y la eliminación de sustancias tóxicas. Sin embargo, como advierte la Clínica Universidad de Navarra, niveles elevados pueden indicar problemas hepáticos, por lo que es importante mantenerlos en equilibrio.