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Por qué la mayoría de las personas recuperan el peso perdido después de adelgazar
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OBESIDAD

Por qué la mayoría de las personas recuperan el peso perdido después de adelgazar

Un equipo de investigadores dirigido por los centros médicos de la Universidad de Ámsterdam y la Universidad de Yale ha diseñado recientemente un ensayo controlado con unas conclusiones muy llamativas

Foto: Fuente: iStock
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La obesidad provoca cambios permanentes que alteran la capacidad del cerebro humano para detectar la saciedad y sentirse satisfecho después del consumo de azúcar y grasas. Estas alteraciones, que pueden ser de carácter indefinido, explicarían por qué hacer dieta puede ser un círculo vicioso de pérdida y aumento de peso durante toda la vida de una persona.

En las personas con obesidad, el cuerpo estriado, la región del cerebro asociada con la ingesta de alimentos, continúa buscándolos incluso después del consumo de lípidos o grasas. El cerebro tampoco logra promover una sensación de satisfacción al liberar la hormona dopamina. Y es que dicha ingesta depende de la integración de señales metabólicas y neuronales complejas entre el cerebro y varios órganos, incluido el intestino y las señales nutricionales en la sangre. Pero esta red, que impulsa las sensaciones de hambre y saciedad y regula nuestra ingesta de alimentos, aparece modificada en las personas con obesidad, según descubre un nuevo estudio.

Foto: Un estudio revela que esta circunstancia podría derivar en resultados adversos de salud en la infancia. (iStock)

Impactos cerebrales de la obesidad

Un equipo de investigadores dirigido por los Centros Médicos de la Universidad de Ámsterdam y la Universidad de Yale ha diseñado recientemente un ensayo controlado con unas conclusiones muy llamativas: las respuestas cerebrales a nutrientes específicos disminuyen en personas obesas y no mejoran significativamente incluso después de la pérdida de peso.

Aunque estos procesos se han estudiado ampliamente en animales, incluso en el contexto de enfermedades metabólicas como la obesidad, los estudios en humanos se están quedando atrás debido a las dificultades para diseñar instalaciones experimentales en las clínicas. En este caso, los investigadores infundieron nutrientes específicos directamente en el estómago de 30 participantes con un peso corporal saludable y 30 participantes obesos, mientras analizaban su actividad cerebral a través de imágenes de resonancia magnética (IRM) y los niveles de liberación de dopamina a través de tomografías computarizadas por emisión de fotón único (SPECT). Las personas que participaron recibieron infusiones de glucosa, grasa o agua (como control) al azar.

placeholder La ingesta de alimentos depende de la integración de señales metabólicas y neuronales complejas entre el cerebro y varios órganos. (Pexels)
La ingesta de alimentos depende de la integración de señales metabólicas y neuronales complejas entre el cerebro y varios órganos. (Pexels)

Descubrieron que los adultos con obesidad médica tenían diferentes respuestas neurológicas a las infusiones estomacales de grasa o azúcar en la dieta que los adultos delgados. En los participantes delgados, la actividad cerebral reducida en varias regiones fue consecuencia de las infusiones de glucosa y grasa. Después de administrar los nutrientes, la actividad en el cuerpo estriado disminuyó y los niveles de dopamina aumentaron. Pero la actividad cerebral de las personas en la categoría de obesos no cambió. Sus escaneos revelaron una liberación reducida de dopamina, un neurotransmisor involucrado en la creación de sentimientos de recompensa de los alimentos que nos ayudan a reconocer cuándo hemos comido lo suficiente. "Estas deficiencias pueden contribuir a comer en exceso (y al subsiguiente aumento de peso) y proporcionar objetivos futuros para el desarrollo de terapias contra la obesidad", escribe el equipo.

El cerebro no cambia tras perder algo de peso

“Nuestros hallazgos sugieren que se producen adaptaciones cerebrales duraderas en personas con obesidad, lo que podría afectar el comportamiento alimentario. Descubrimos que las personas con obesidad liberaban menos dopamina en un área del cerebro importante para el aspecto motivacional de la ingesta de alimentos en comparación con las personas con un peso corporal saludable. En general, estos hallazgos sugieren que la detección de nutrientes en el estómago y el intestino y/o las señales nutricionales se reduce en la obesidad, y esto podría tener profundas consecuencias para la ingesta de alimentos", afirma Mireille Serlie, investigadora principal y profesora de endocrinología en Amsterdam UMC en su estudio publicado en la revista Nature Metabolism.

"Las personas con obesidad tienen que lidiar con una fisiología que hace que los cambios en la dieta y la pérdida de peso sean más desafiantes de lo normal"

Los participantes con obesidad se sometieron a un programa dietético de pérdida de peso de 12 semanas; sin embargo, aun después de haberse reducido en al menos un 10% su peso total, al repetir las pruebas no hubo cambios en los resultados de la liberación de dopamina en respuesta a la glucosa.

"El hecho de que estas respuestas en el cerebro no se restablezcan después de la pérdida de peso puede explicar por qué la mayoría de las personas recuperan el peso después de una pérdida inicialmente exitosa", concluye Serlie.

Más de 4 millones de personas mueren cada año en todo el mundo como resultado del sobrepeso, según la Organización Mundial de la Salud, y comprender los factores biológicos que contribuyen a la obesidad será esencial para abordar su devastador impacto global, dicen los investigadores.

La obesidad provoca cambios permanentes que alteran la capacidad del cerebro humano para detectar la saciedad y sentirse satisfecho después del consumo de azúcar y grasas. Estas alteraciones, que pueden ser de carácter indefinido, explicarían por qué hacer dieta puede ser un círculo vicioso de pérdida y aumento de peso durante toda la vida de una persona.

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