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Las razones por las que el sushi no se inventó para todo el mundo
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EN INVESTIGACIÓN

Las razones por las que el sushi no se inventó para todo el mundo

Tantas bondades nutricionales, sociales e incluso económicas de este alimento podrían tener una pega. Un inconveniente de cariz sanitario que no se debería ignorar

Foto: Las algas nori son las más utilizadas para la elaboración del sushi. (iStock)
Las algas nori son las más utilizadas para la elaboración del sushi. (iStock)

Kombu, wakame, dulse, espagueti de mar, agar-agar, chlorella, espirulina, alga salvaje Klamath... Esos nombres forman parte de la exótica lista de alimentos acuáticos cada día más presentes en los restaurantes y hogares no orientales. Ahora bien, probablemente, uno de los más conocidos es el alga nori, la cual sirve para preparar el sushi, la receta japonesa más consumida fuera de su país de origen.

Según la OMS, las algas podrían ser el alimento del futuro por su contenido en proteínas de calidad

La relación de Occidente con las algas comestibles es relativamente reciente, siendo todavía algo distante. De hecho, a día de hoy suelen relacionarse más con la alimentación del futuro que con un consumo actual. Así, por ejemplo, en 1996, la Organización Mundial de la Salud declaró a la espirulina el mejor alimento para el futuro gracias a investigaciones científicas que reportaron su alto contenido en proteínas y vitaminas naturales. Comparte este discurso la doctora Ángela Martín, especialista del departamento de Endocrinología y Nutrición de la Clínica Universidad de Navarra: "Potencialmente, las algas tienen numerosas aplicaciones en la industria alimentaria y pueden ser un recurso para la alimentación en el futuro". Y añade: "Después de la Segunda Guerra Mundial se pensó que podrían ser una alternativa para el consumo creciente de la población mundial, al ser una buena fuente de proteína con un perfil de aminoácidos bien equilibrado. También tienen una gran cantidad de metabolitos bioactivos, lo que les da un gran potencial como fuente de moléculas funcionales para suplementos, ingredientes funcionales o nutracéuticos".

placeholder La OMS considera las algas el alimento del futuro por su alto contenido en proteínas. (iStock)
La OMS considera las algas el alimento del futuro por su alto contenido en proteínas. (iStock)

Además, "el cultivo y la producción de algas es más respetuoso con el medioambiente que los tradicionales, y su producción puede suponer una ventaja con relación a la producción de proteínas de origen animal", apostilla la experta.

Podría no ser oro todo lo que reluce

Tantas bondades nutricionales, sociales e incluso económicas podrían tener una pega. Un inconveniente de cariz sanitario que no se debería ignorar. Se trata de la acumulación de metales pesados en el cultivo de algas. "Es el caso del arsénico, el cadmio y el plomo, que pueden ser absorbidos y, por eso, su presencia debe ser estrechamente evaluada", apunta Martín.

Foto: Wakame, un alga muy utilizado en japón. (Weddingraphy Studio / CC)

Sin embargo, "esto no es así para todas las especies de algas. De hecho, solo en algunas se han detectado pequeñas cantidades de arsénico inorgánico y muy pocas cantidades de mercurio, cadmio y plomo", matiza la experta, quien considera "especialmente importante que la legislación alimentaria tenga en cuenta la complejidad de los contaminantes. Por ejemplo, en el caso del arsénico es diferente el arsénico orgánico que el inorgánico, siendo el inorgánico el que supone más riesgos para la salud. Y las algas contienen principalmente arsénico orgánico, así que el hecho de poder determinar su presencia en la composición del producto podría dar más seguridad y confianza al consumidor". Y continúa: "Por otro lado, también es importante cuantificar el contaminante en relación con los límites de consumo que no perjudiquen la salud".

Hay especies de algas muy ricas en yodo, lo cual puede ser peligroso para la salud de la tiroides

A pesar de que parece ser que todavía no es posible determinar el riesgo real del consumo de estos alimentos, los expertos aseguran que existen numerosas estrategias para minimizar el riesgo de contaminación de las algas, como el control de la calidad del agua donde crecen, evitando así que absorban los componentes no deseados.

Posible amenaza para la salud de la tiroides

La Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN) ha publicado una serie de recomendaciones de consumo de algas por presencia de yodo. Los resultados observados en recientes estudios prospectivos realizados, así como las opiniones científicas de la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) y el Comité Científico de la propia AESAN, han puesto de manifiesto que las algas pardas y más concretamente de la variedad kombu contienen altas concentraciones de yodo y que un consumo elevado puede conllevar problemas de salud en ciertas poblaciones vulnerables como mujeres embarazadas, mujeres en periodo de lactancia, población infantil y aquellos individuos con problemas tiroideos. Es por ello que, hasta el momento en que la Comisión Europea no establezca medidas de gestión del riesgo más concretas, la AESAN ha elaborado estas recomendaciones de consumo que están especialmente dirigidas a este segmento de población.

placeholder El alto contenido en yodo de las algas puede afectar al funcionamiento de la tiroides. (iStock)
El alto contenido en yodo de las algas puede afectar al funcionamiento de la tiroides. (iStock)

En este sentido, la experta también se muestra cauta e insta a evitar su consumo entre los grupos mencionados: "Aunque el yodo es un elemento esencial para los humanos y su deficiencia es un problema de salud pública, su ingesta excesiva puede tener efectos no deseables en personas con disfunción tiroidea, bocio e hipertiroidismo". El problema es que hay especies de algas que son especialmente ricas en este compuesto, de modo que "hay que conocerlas para evitar su consumo en grupos de riesgo como embarazadas, niños e individuos con alteraciones tiroideas", insta la experta.

Kombu, wakame, dulse, espagueti de mar, agar-agar, chlorella, espirulina, alga salvaje Klamath... Esos nombres forman parte de la exótica lista de alimentos acuáticos cada día más presentes en los restaurantes y hogares no orientales. Ahora bien, probablemente, uno de los más conocidos es el alga nori, la cual sirve para preparar el sushi, la receta japonesa más consumida fuera de su país de origen.

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