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Las nuevas recomendaciones para tratar el cáncer a partir de los 65 años
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Sociedad Americana de Oncología

Las nuevas recomendaciones para tratar el cáncer a partir de los 65 años

La Sociedad Americana de Oncología Clínica (ASCO) ha identificado ciertas deficiencias en la atención a los enfermos oncológicos de más de 65 años y ofrece unas pautas para mejorar el resultado. ¿Existe el mismo problema en España?

Foto: La importancia de la evaluación geriátrica. (iStock)
La importancia de la evaluación geriátrica. (iStock)

El cáncer es una de las enfermedades más temidas, y con razón. Además de estar entre las cuatro primeras causas de muerte en los países con ingresos altos y medios (la segunda en España), acarrea importantes consecuencias para el paciente, sus familiares y, por qué negarlo, a los sistemas sanitarios debido a la importante cantidad de recursos humanos y materiales que exige la atención a los enfermos.

Nadie está libre del riesgo de contraer cáncer, pero las posibilidades se disparan con la edad, y las cifras lo confirman: hasta los 20 años, hay menos de 25 casos por cada 100.000 personas; entre los 45 y 49 años, los casos suben hasta 350, y a partir de los 60 años, hay más de mil afectados por 100.000 habitantes. El Instituto Nacional del Cáncer de Estados Unidos apunta que la mitad de los enfermos reciben el diagnóstico a partir de los 66 años, un patrón que se repite en los países de nuestro entorno. Si a esto se suma que la población mundial está cada vez más envejecida, para el futuro inmediato se espera un aumento de personas con cáncer.

Foto: El bioquímico Valter Longo explica cómo funciona el ayuno en los tumores. (Cedida por Penguin Random House)

La parte positiva es que la supervivencia ha aumentado de la mano de tratamientos más eficaces y un diagnóstico más precoz y exacto; sin embargo, esas terapias a menudo acarrean efectos adversos que complican mucho la calidad de vida.

Prioridad: detectar debilidades

Con el objetivo de mejorar los resultados del tratamiento y la calidad de vida de los mayores de 65 años con cáncer, la Sociedad Americana de Oncología Clínica (ASCO) ha actualizado las pautas de tratamiento y describe la necesidad de evaluar y manejar las vulnerabilidades en pacientes de 65 años o más antes de prescribir quimioterapia o inmunoterapia.

placeholder Foto: iStock.
Foto: iStock.

En las recomendaciones actualizadas, que se han publicado en el Journal of Clinical Oncology, la ASCO insta a los médicos a que hagan una evaluación geriátrica validada del paciente -que incluye la valoración de las capacidades físicas y cognitivas, la salud emocional, las enfermedades coexistentes, los medicamentos y la nutrición y sus circunstancias sociales- y con toda esa información instaurar el tratamiento más adecuado.

¿Cómo influyen las respuestas de ese cuestionario? Según el panel de expertos City Hope -una de las mayores organizaciones de Estados Unidos centradas en la investigación y tratamiento del cáncer-, encargado de revisar las pautas actualizadas y de su publicación, “las modificaciones resultantes a menudo implican una disminución de algunas terapias, lo que reduce los efectos secundarios, mejora la calidad de vida sin afectar a las posibilidades de supervivencia y rebaja los costes de la atención médica”.

Preguntas correctas

William Dale, autor principal de las pautas actualizadas de la ASCO y presidente de oncología geriátrica de City of Hope, subraya que “los estudios [para la actualización se han examinado 26 trabajos] continúan demostrando que los pacientes y las familias ganan cuando los equipos de atención hacen las preguntas correctas a los enfermos en el primer momento”, e insiste en que la valoración geriátrica correcta puede cambiar las opciones terapéuticas. “Es una forma de medicina de precisión: dosis más apropiadas de medicamentos, más intervenciones de atención de apoyo, menos efectos secundarios, mayor calidad de vida y los mismos excelentes resultados en la atención del cáncer. Es una fórmula ganadora para los pacientes, las familias, los proveedores y el sistema”.

Solo el 13% de los oncólogos de centros de EEUU realiza evaluación geriátrica, pese a que mejora los resultados terapéuticos y la calidad de vida

Una encuesta publicada en Journal Oncology Practice revela que solo el 13% de los oncólogos de centros de Estados Unidos realiza ese tipo de evaluación a sus pacientes mayores, a pesar de que los estudios concluyen que quienes cuentan con valoración geriátrica tienen más probabilidades de completar el tratamiento antitumoral y de mantener su independencia, y reduce tanto el sobretratamiento de los pacientes frágiles como el tratamiento insuficiente de los aptos.

Recomendaciones

Las pautas recomendadas para esas mejores prácticas son:

  • Todos los pacientes con cáncer de 65 años o más deben recibir una evaluación geriátrica y, posiblemente, modificar su terapia contra el cáncer o tener intervenciones de apoyo para abordar cualquier déficit identificado, como son experiencia en geriatría, asesoramiento, fisioterapia, asistencia de trabajo social, apoyo nutricional, etc.
  • La evaluación se debe centrar en los aspectos esenciales de los pacientes, como la capacidad física y cognitiva, la salud emocional, la nutrición y las circunstancias sociales. Las investigaciones indican que se conservan los beneficios de supervivencia y se mejora la calidad de vida cuando los pacientes reciben un tratamiento adecuado guiado por esa.
  • Los expertos han evaluado una herramienta -evaluación geriátrica práctica- con todos los ítems que debe incluir la valoración inicial.

¿Qué pasa en España?

Las recomendaciones que salen de Estados Unidos para el manejo de cualquier enfermedad suelen ser adoptadas por la mayoría de los países europeos, incluida España, pero cada vez son más las voces que se alzan contra esta práctica y defienden las peculiaridades de nuestra población y nuestros sistemas sanitarios.

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En el caso de los pacientes con cáncer mayores de 65 años, el doctor Jesús García-Foncillas, presidente de la Fundación ECO, director de OncoHealth y jefe del Servicio de Oncología Médica del Hospital Universitario Fundación Jiménez Díaz, afirma que “la evaluación geriátrica del paciente oncológico se realiza de manera sistemática desde el mismo planteamiento de la estrategia global del tratamiento, así como en la individualización de los regímenes y fármacos a utilizar en población frágil”. Por ello, “se trabaja codo con codo con los geriatras para valorar la capacidad funcional, comorbilidades, tratamiento farmacológico que lleva el paciente junto a otros factores de riesgo”, y de esta forma se puede hacer “un abordaje individualizado y ajustado a las necesidades de cada paciente”.

placeholder Una correcta evaluación geriátrica es crucial para una medicina personalizada. (iStock)
Una correcta evaluación geriátrica es crucial para una medicina personalizada. (iStock)

García-Foncillas aclara que la evaluación geriátrica del paciente oncológico no solo hace referencia a las dosis de quimioterapia, sino “a la selección de la estrategia global, que puede incluir la valoración e idoneidad de cirugía, radioterapia, inmunoterapia o ensayo clínico”. E insiste en que “más allá del concepto de edad, es el análisis de la fragilidad del paciente lo que debe marcar el tratamiento oncológico en un correcto equilibrio entre el beneficio clínico y el perfil de efectos adversos”.

Éxito de la medicina

La edad que fijan los americanos es otro aspecto que no comparte la doctora Mónica Granja, secretaria científica de la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM) y oncóloga del Hospital Clínico San Carlos de Madrid, ya que “lo de referirse como anciano a un paciente por encima de 65 años puede llevar a confusión, debido a que la mayoría de estudios actuales de psicogeriatría están realizados en pacientes de 70 a 75 años.

"La edad cronológica no representa la situación biológica. Muchas veces no se puede emplear este parámetro como variable discriminatoria"

Esta especialista resalta que “es de sobra conocido que la edad cronológica no representa la situación biológica y, por tanto, en numerosas ocasiones no se puede emplear este parámetro como variable discriminatoria”, y esa creencia es lo que en el pasado “provocaba, por ejemplo, que los pacientes mayores -sobre todo de más de 75 años- estuvieran poco representados en los ensayos clínicos, lo que obligaba a extrapolar los datos de poblaciones más jóvenes”.

Foto: Paulo Peregrino muestra su evolución en un solo mes. (EFE/Isaac Fontana)

Granja añade que “dadas las características demográficas de nuestro país, el tratamiento del paciente de edad avanzada con cáncer se ha convertido en un problema sanitario de primer orden”, y por ello, desde hace cuatro años, la SEOM cuenta con una sección de psicogeriatría. La doctora Regina Girona, coordinadora de esta sección, apunta que la oncogeriatría es una cultura de trabajo que “se debe implantar entre todos los oncólogos para que adecuen sus decisiones terapéuticas”, y para este fin, y junto con los geriatras, se han desarrollado determinadas herramientas.

Todos los especialistas insisten que la pirámide poblacional se está invirtiendo, con un aumento del grupo de edades avanzadas y, en consecuencia, pacientes mayores con cáncer, una situación que realmente es una prueba del avance de la medicina. “Nuestro país es uno de los que tienen mayor esperanza de vida y eso ha sido gracias a nuestro sistema sanitario, los hábitos de salud y la dieta mediterránea, entre otras cosas”, dice Granja. Esta realidad lleva a que “debemos estar preparados para abordar un número creciente de personas ancianas que se diagnostican de cáncer”.

¿Tenemos un problema a la vista? “No, es una realidad asistencial”, zanja la oncóloga.

El cáncer es una de las enfermedades más temidas, y con razón. Además de estar entre las cuatro primeras causas de muerte en los países con ingresos altos y medios (la segunda en España), acarrea importantes consecuencias para el paciente, sus familiares y, por qué negarlo, a los sistemas sanitarios debido a la importante cantidad de recursos humanos y materiales que exige la atención a los enfermos.

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