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Cómo evitar que el arsénico presente en el arroz nos cause un problema
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Cómo evitar que el arsénico presente en el arroz nos cause un problema

Este es un elemento inorgánico que se halla en el agua y también en ciertos alimentos. Por desgracia, los niños e incluso los bebés pueden ser los más expuestos a este tóxico

Foto: Este plato puede contener peligrosos químicos. (iStock)
Este plato puede contener peligrosos químicos. (iStock)

En 2015, la Agencia Nacional Alimentaria de Suecia (NFA) aconsejó a los padres suecos que se abstuvieran de dar a sus hijos menores de 6 años las famosas tortitas de arroz hinchado porque, al parecer, el snack no era tan sano como se creía debido al arsénico presente en el cereal. También se desaconsejaron las bebidas de arroz y que comieran este cereal más de cuatro veces a la semana.

Toda una noticia que conmocionó a los padres que creían estar dando a sus hijos un alimento sano exento de azúcares y grasas sin imaginar que el arsénico andaba escondido entre los ingredientes. Pero la advertencia no se dirige únicamente a las tortitas, sino a todos aquellos productos donde el arroz no esté cocido, pues el arsénico se elimina en parte con la cocción. Según la UE, se estima que la exposición alimentaria al arsénico inorgánico de los niños menores de tres años de edad, incluida la procedente de alimentos a base de arroz, es del doble al triple que la correspondiente a los adultos. Por ello, en 2015 pidió establecer un contenido máximo específico para los productos destinados a un público infantil. Cabe recordar que en 2012 investigadores españoles detectaron niveles “preocupantes” de arsénico en alimentos infantiles elaborados a base de arroz. Dicho esto, conviene que expliquemos previamente en qué consiste el arsénico y cómo puede acabar entre las manos de un niño pequeño en una saludable tortita de arroz inflado.

¿Qué es el arsénico?

Según podemos leer en la página web de la OMS, el arsénico es un elemento natural de la corteza terrestre que se encuentra ampliamente distribuido en todo el medio ambiente, tanto en el aire, como en el agua y la tierra. El principal problema estriba en que en su forma inorgánica es muy tóxico. No olvidemos que el arsénico inorgánico está clasificado como carcinógeno de categoría 1 por la Unión Europea.

placeholder Foto: iStock.
Foto: iStock.

La manera más común de exponernos a esta sustancia es por el consumo de agua contaminada, los cultivos regados con esta misma agua contaminada o su uso en la preparación de comidas. El citado organismo afirma que “los pescados, mariscos, carnes, aves de corral, productos lácteos y cereales” también pueden contener arsénico, aunque en mucho menor medida que las cantidades presentes en las aguas subterráneas contaminadas.

Países con mayor contaminación

No obstante, este elemento no se reparte por igual en todo el planeta y sus proporciones varían de un país a otro. Así, la OMS sitúa las mayores concentraciones de arsénico en Argentina, Bangladesh, Chile, China, la India, México y Estados Unidos. Por suerte, España no se inscribe en esta lista y el consumo de arroz oriundo de nuestras tierras (como Valencia, Murcia o el Delta del Ebro) no presenta altos niveles de arsénico.

La variedad integral es la que más arsénico contiene y poco o nada importa que su cultivo sea ecológico

En este sentido, según un estudio publicado por el químico británico Andrew Meharg y el investigador español Ángel Carbonell, el arroz español presenta una media de 180 microgramos por kilogramo de arsénico inorgánico, mientras que el cultivado en los Estados Unidos tiene 253, 286 el del Reino Unido y 135 el arroz de China. Por cierto, los que todavía crean que el arroz cultivado de forma ecológica está exento de arsénico se equivocan.

¿Qué hacer para evitar una exposición excesiva?

Afortunadamente podemos adoptar una serie de cautelas que nos permitirán continuar disfrutando del arroz sin que ello suponga atiborrarnos a arsénico. De hecho, seguir una serie de recomendaciones puede ayudarnos a reducir su presencia. Así, por ejemplo, olvidarnos de ciertas clases de arroces, como el integral, pues en la cáscara de cereal se concentra la mayor parte del arsénico.También variedades como el basmati, un arroz aromático cultivado en la India, deben consumirse con moderación.

El cultivo del arroz precisa de suelos inundados de agua y esta circunstancia favorece que el arroz absorba el arsénico a través de las raíces. Sin embargo, tal y como informan desde la web Iagua, se está estudiando la posibilidad de regar mediante goteo. Así, diversas experiencias realizadas en varias regiones del mundo (como España, Brasil o la India) muestran cómo se logra un cereal con menor cantidad de arsénico.

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Foto: iStock.

Mientras tanto, en casa podemos tomar una serie de precauciones que nos ayudarán a reducir la presencia de esta sustancia. A este respecto, Andy Meharg, de la Queens University de Belfast (Irlanda) y todo un experto en la materia tras décadas de estudio, recomienda poner el arroz que vamos a consumir a remojo el día anterior en una proporción de cinco partes de agua por una de cereal. Esta sencilla pauta puede reducir en un 80% las cantidades de arsénico.

Otra alternativa aconseja hervirlo con mucha agua, pues se produce un efecto lavado. Además, debemos limitar la ingesta de arroz crudo como el caso de las tortitas ya reseñadas, los cereales de arroz, galletas u otros productos que contengan en su receta arroz sin cocer. Decantarnos por un producto nacional es otra de las cautelas que podemos tomar. Por supuesto, moderar el consumo de arroz también resulta una buena opción, sobre todo si somos consumidores contumaces de este cereal.

En 2015, la Agencia Nacional Alimentaria de Suecia (NFA) aconsejó a los padres suecos que se abstuvieran de dar a sus hijos menores de 6 años las famosas tortitas de arroz hinchado porque, al parecer, el snack no era tan sano como se creía debido al arsénico presente en el cereal. También se desaconsejaron las bebidas de arroz y que comieran este cereal más de cuatro veces a la semana.

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