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¿Cuándo son preocupantes los problemas de memoria? Estas son las líneas rojas
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Neurología

¿Cuándo son preocupantes los problemas de memoria? Estas son las líneas rojas

Todos tenemos olvidos en algún momento, pero hay a quien le pasa a menudo. Los despistes pueden llegar a agobiar a quien los tiene y a los que le rodean. La edad o el estrés influyen, pero, ante la duda, esto dicen los médicos

Foto: Foto: iStock.
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La memoria es una función cerebral imprescindible para todos los procesos de aprendizaje que nos definen como humanos: hablar, entender, recordar… Los que tienen mucha presumen de ella; los que van justos, a menudo, hacen alarde de su "mala cabeza", y cuando nuestra capacidad de recordar no se ajusta al patrón al que estamos acostumbrados, nos preocupa.

A lo largo de los años, la memoria va cambiando, se fortalece para algunas cosas y para otras se debilita, y cuando percibimos que olvidamos más de lo que recordamos, nos asaltan las dudas: ¿tendré una enfermedad neurológica? ¿Debo ir al médico?

"Los problemas de memoria son muy comunes, también entre los jóvenes de 20 años, que admiten que se les olvidan las cosas", tranquiliza el neurólogo Pascual Sánchez, director científico de Fundación Cien. "Nuestra memoria es un sistema muy complejo, en el que participan muchas estructuras cerebrales y donde almacenamos experiencias, episodios, aprendizaje. Entonces, que no nos acordemos de algo, en un momento específico, no quiere decir que hayamos olvidado otras cosas", añade la psicóloga María Jesús Maraver, investigadora del Centro Mente, Cerebro y Comportamiento (Cimcyc) de la Universidad de Granada.

Foto: (iStock)

Sin embargo, de estos mensajes tranquilizadores no se puede descartar que detrás de pérdidas de memoria haya algún problema serio.

¿Cuándo tenemos que preocuparnos?

"Siempre y nunca, porque las pérdidas de memoria son normales y, sobre todo, a medida que vamos envejeciendo, porque con el envejecimiento se van deteriorando las funciones cognitivas —la memoria y las funciones ejecutivas, que son los procesos que nos permiten controlar nuestra atención y nuestros recuerdos—".

El punto clave, cuando debe empezar a preocupar, es cuando los olvidos empiezan a interferir con el día a día y se olvidan tareas cotidianas

Pero entre lo normal (fisiológico) y lo patológico hay "unas banderas rojas" que alertan a los neurólogos: se olvidan cosas muy recientes, del día a día, se repiten las conversaciones, etc. "El punto clave, cuando debe empezar a preocupar, es cuando los olvidos empiezan a interferir con el día a día, se olvidan tareas cotidianas, y eso nos indica que la grabadora del cerebro (la capacidad de guardar información) no está funcionando bien. Nos preocupan porque podemos estar ante el principio de la enfermedad de Alzheimer, en la que se afecta la capacidad de fijar información", describe el neurólogo.

placeholder El cerebro acumula mucha información y la memoria permite recuperarla. (iStock)
El cerebro acumula mucha información y la memoria permite recuperarla. (iStock)

Pérdida de memoria no es igual a alzhéimer, destaca el médico, y hay muchos trastornos que pueden afectarla. El estrés es uno de los factores que más repercute en la capacidad de recordar, ya que "afecta a la memoria relacionada con la función ejecutiva"; el cansancio o una cirugía en una persona mayor afectan negativamente a la memoria, aunque "normalmente es algo pasajero".

Los menores de 50 años que van al médico por pérdida de memoria "suelen ser personas preocupadas y estresadas", señala el neurólogo, y aunque "una demencia presenil es infrecuente antes de los 65 años, no hay que pasar nada por alto y debemos estudiar bien a esos pacientes". Además de las pruebas cognitivas, un análisis de sangre ayudará a encontrar, si las hay, alteraciones hormonales (tiroideas) que estén afectando a la memoria, y tratarlas. Sin olvidar que el testimonio de las personas que conviven con los afectados es muy importante, porque son las que realmente se dan cuenta de que existe un problema.

¿A partir de qué edad perdemos memoria?

La investigadora del Cimcyc no tiene buenas noticias para quien se crea a salvo de la pérdida de memoria por estar lejos de los 65 años, y por eso, antes de revelar la edad clave, prefiere dar cierto rodeo, recordando que en la etapa adulta joven, en torno a los 25-30 años, es cuando se alcanza la madurez cerebral "y las funciones cognitivas alcanzan su pico máximo". A partir de ahí, "comienza la pérdida neuronal funcional natural, de forma sana, y la capacidad va mermando", y el proceso es más rápido a partir de los 65 años.

Foto: Héctor Ruiz, divulgador científico y autor de 'Los secretos de la memoria'.

Dicho directamente: a partir de los 30 años comienza el declive de la memoria, pero "aunque las neuronas dejen de reproducirse, hay mucha investigación reciente que está demostrando que hay algunas regiones del cerebro, en concreto el hipocampo, donde se está demostrando cierto grado de neurogénesis". A esto hay que añadir la plasticidad cerebral (reorganizarse), que permite recuperar determinadas funciones. Por tanto, a pesar de la edad, "nuestro cerebro sigue manteniendo la capacidad de aprender, de trabajar, de manipular la información y de mantener la memoria en un estado funcional por muchos años más".

"A partir de los 30 años es muy importante dar trabajo al cerebro. Es importante hacer un esfuerzo para que las neuronas que tenemos se mantengan activas y aumente la plasticidad"

Para mantener el cerebro en forma, a partir de los 30 años "empieza a ser mucho más importante el darle trabajo. Es importante hacer un esfuerzo para que las neuronas que tenemos se mantengan activas y aumente la plasticidad".

¿La memoria se entrena?

Este es un aspecto controvertido, porque hay voces que sostienen que la memoria no se puede entrenar como si fuera un músculo. La psicóloga aclara que "no es que el entrenamiento consiga aumentar la capacidad de la memoria, pero sí la fortalece". No por mucho entrenarla mejora la capacidad de relacionar conceptos. "Lo que sí se pueden fortalecer son las estrategias y los procesos que utilizamos para recordar información".

placeholder Las actividades sociales ayudan a fortalecer la memoria. (iStock)
Las actividades sociales ayudan a fortalecer la memoria. (iStock)

El director científico de Fundación Cien tiene menos dudas: "La memoria claro que se puede entrenar. El cerebro es un órgano muy plástico, y esto es lo que nos caracteriza como humanos, nuestra capacidad para aprender y recordar. La memoria es plástica y se puede potenciar en cualquier momento".

Incluso en las personas con demencia, en las fases previas, "se recomienda hacer ejercicios. Les digo a mis pacientes que tienen que ir al gimnasio, porque si no se ejercitan, se atrofian. Al igual que los músculos, las funciones cerebrales se atrofian si no se ejercitan".¿Cómo? "Con actividad cognitiva, social, salir, tener hobbies, todo lo que hace a nuestro cerebro estar en forma. ¡No todo son cuadernillos Rubio!".

Los mejores suplementos para la memoria

Ambos especialistas coinciden en que "en general, los suplementos de vitaminas y minerales no son necesarios en personas sanas, que no tengan ningún déficit", y ponen en duda los supuestos beneficios de ciertos compuestos frente al déficit cognitivo leve. "Carecen de evidencia", sostienen, aunque también echan mano del efecto placebo para explicar el bien que algunos dicen que les hacen.

La investigadora recomienda "pasar menos horas frente a la televisión y más leyendo y haciendo actividades con otras personas". Insiste en el beneficio que ofrece seguir una dieta saludable y hacer ejercicio físico. "¿Para qué sirve una píldora si no nos movemos, fumamos y no descansamos?", reflexiona.

Entonces, ¿debemos preocuparnos por no acordarnos de cosas puntuales? En general no, pero tenemos que trabajarla a lo largo de toda nuestra vida.

La memoria es una función cerebral imprescindible para todos los procesos de aprendizaje que nos definen como humanos: hablar, entender, recordar… Los que tienen mucha presumen de ella; los que van justos, a menudo, hacen alarde de su "mala cabeza", y cuando nuestra capacidad de recordar no se ajusta al patrón al que estamos acostumbrados, nos preocupa.

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