Las explicaciones de una hematóloga para entender el resultado de un análisis de sangre
Una muestra de sangre es una ventana al interior de nuestro cuerpo. El estudio de sus elementos revela si todo funciona bien o no. ¿Cuáles son las determinaciones más importantes? ¿Qué indica un asterisco al lado de un valor? Una experta lo aclara
El análisis de sangre es, probablemente, el estudio de salud más habitual. Los médicos los solicitan por diferentes motivos, bien para descartar la presencia de alguna enfermedad, para hacer el seguimiento de alguna alteración metabólica (por ejemplo, diabetes) o simplemente como parte de un chequeo rutinario. Se trata de una prueba sencilla, accesible, segura, fiable y apta para todas las personas, sin importar la edad ni el estado de salud.
Sin embargo, ni todos los análisis de sangre estudian los mismos parámetros, ni todos tienen igual trascendencia clínica. Cuando nos dan los resultados de una analítica, lo habitual es que comprobemos si nuestros valores están dentro de los límites de referencia que suelen aparecer al lado; pero, cuando se acompañan de un asterisco, que revela una desviación respecto a lo considerado normal, las alarmas se disparan. ¿Qué significa? ¿Es para preocuparse, mucho o poco? Hay quien se lanza a consultar con el doctor Google –error, ya que, como recuerdan los sanitarios, hay que interpretar el conjunto, no un valor aislado– y otros prefieren esperar a las indicaciones del médico.
Entre vivir en la ignorancia y el autodiagnóstico basado en internet hay un término medio, que es el de saber qué es cada componente que estudia el análisis y qué importancia tiene. Para aclarar las dudas más frecuentes, hemos consultado con la doctora Marta Morado, secretaria general de la Sociedad Española de Hematología y Hemoterapia (SEHH) y hematóloga del Hospital La Paz.
¿Qué determinaciones se hacen en un análisis normal?
"Una analítica básica suele constar de un hemograma que nos permite ver si una persona tiene anemia, cómo tiene los leucocitos (glóbulos blancos) y sus subtipos, que nos puede alertar de una infección u otra enfermedad sanguínea, y cuántas plaquetas tiene para valorar el riesgo de sangrado", refiere la experta. Suele incluirse en el análisis una bioquímica básica, que comprende glucosa, creatinina (para ver función renal) y transaminasas (para ver función hepática). "Estas son las pruebas más solicitadas, porque dan una idea general del funcionamiento del sistema sanguíneo, hepático, renal y endocrinológico".
Los estudios de coagulación se piden para control del tratamiento anticoagulante o previo a cirugías. "Por supuesto, cada analítica variará según lo que se quiera estudiar en cada paciente, aunque casi todas incluyen hemograma y bioquímica básica".
¿Qué debe tener más una analítica más completa?
Además del hemograma (glóbulos rojos, leucocitos -glóbulos blancos- totales y diferenciales, y cifra de plaquetas) y la bioquímica básica (glucosa, creatinina -para ver función renal- y transaminasas -para ver función hepática-) de un análisis normal, la hematóloga apunta que, en ocasiones, se completa con estudio de lípidos (colesterol y triglicéridos), del metabolismo del hierro o de una proteinograma. "Más raras son las peticiones de marcadores tumorales, hormonas o de procesos autoinmunes, por poner ejemplos".
¿Qué variables son las que, con más frecuencia, pueden estar alteradas?
Las más normalmente alteradas en el hemograma son la hemoglobina y los parámetros eritrocitarios (por la alta incidencia de anemia en la población general), seguidos de los valores de leucocitos o las plaquetas.
En la bioquímica, lo más prevalente es la alteración de la glucosa, del colesterol/triglicéridos, del perfil férrico y, menos frecuentemente, de la creatinina o las transaminasas.
Cada alteración dependerá de la situación clínica del paciente, aunque no siempre una alteración analítica supone que haya una enfermedad
La coagulación suele estar alterada en personas que toman algunos anticoagulantes. Por supuesto, cada alteración dependerá de la situación clínica del paciente (su historia clínica actual y previa, y sus enfermedades conocidas), teniendo en cuenta también que no siempre una alteración analítica supone enfermedad.
¿Por qué es importante la fórmula de los glóbulos blancos?
El nombre genérico de leucocitos, o glóbulos blancos, incluye diferentes subtipos. "Los principales (pero no los únicos) son los neutrófilos, linfocitos, monocitos, eosinófilos y basófilos", enumera la secretaria de la SEHH. "Es importante saber cuál de todos los tipos está alto o bajo; por ejemplo, los eosinófilos suelen subir en situaciones de alergias, los neutrófilos en infecciones bacterianas y los linfocitos en infecciones víricas". Pero, por ejemplo, si en un adulto los linfocitos están muy altos, o los neutrófilos muy altos/bajos, o hay otras células poco frecuentes, habría que estudiar la causa.
¿Hay que alarmarse si hay un asterisco al lado de un valor?
"No debemos alarmarnos por los asteriscos", tranquiliza Morado. "Solo sirven para que el médico identifique los valores que se salen del rango normal".
La normalidad se refiere a los valores que tiene más del 90% de la población, pero hay gente sana que puede tener valores en los límites alto o bajo de la normalidad. Otras veces, los asteriscos en algunos valores se deben a alguna situación externa corregible, como fumar, tomar algunas medicaciones o alcohol, o haber pasado una infección reciente. La experta subraya que el médico es quien debe valorar esos asteriscos en función de lo que le haya pasado al paciente, sus antecedentes y sus signos y síntomas.
Cuando en el laboratorio se detecta algún valor analítico anormal que pueda reflejar una situación grave o que requiere atención urgente, se avisa al médico que ha solicitado el análisis para que tome las medidas oportunas
Cuando en el laboratorio se detecta algún valor analítico anormal que pueda reflejar una situación grave o que requiera atención urgente (como creatinina muy elevada, anemia grave, etc), se avisa al médico que ha solicitado el análisis para que tome las medidas oportunas o avise al paciente: "Los criterios de aviso al médico están estandarizados en los laboratorios".
¿Desviaciones más pequeñas significa menos grave?
En líneas generales es así, y pueden estar causadas por factores externos que se pueden corregir (por ejemplo, detrás de una elevación de las transaminasas pueden estar ciertos fármacos, el alcohol o infecciones). Pero "toda desviación (todo asterisco) hay que valorarlo en el contexto del paciente, dependiendo de lo que se esté revisando y la enfermedad que se esté controlando o buscando", aclara la doctora.
También es importante destacar que no siempre la intensidad de la desviación es proporcional a la gravedad de la enfermedad, y mínimas variaciones pueden ser importantes. Todo eso lo debe valorar el médico de forma conjunta con los síntomas del paciente y/o sus enfermedades previas.
¿Cada cuánto tiempo hay que hacerse un análisis?
No existe una regla fija. Los médicos de atención primaria son los que suelen solicitar los análisis y, generalmente, lo hacen cuando el paciente tiene algún síntoma sospechoso (por ejemplo, si hay cansancio se solicita hemoglobina). Otras veces se hace de forma rutinaria anual (como es el control del PSA en varones a partir de determinada edad).
En gente sana, no haría falta hacer un análisis salvo que tengan algún síntoma o, como mucho, una revisión anual. En personas con enfermedades conocidas, las revisiones pueden ser más frecuentes y solicitadas por los especialistas (control de insuficiencia renal, por los nefrólogos, o de diabetes, por los endocrinólogos, y los hematólogos para controlar leucemias y anemias crónicas o gammapatías monoclonales, entre otras enfermedades).
¿Hay que guardar ayuno para un análisis? ¿Se puede beber agua?
Generalmente, para hacer un análisis se suele solicitar ayuno de un mínimo de 8 horas (puede ser mayor para algunas pruebas), aunque no siempre es necesario (depende de lo que se pida). Sí que se puede beber agua, pero nada que lleve azúcar, grasas o proteínas.
¿Cómo cambian los valores de referencia según la edad?
"Algunos de los valores en el hemograma o en la bioquímica dependen de la edad de los pacientes, especialmente en niños, y por eso hay que valorar los resultados según la edad del paciente; por ejemplo, tener los linfocitos altos es frecuente en los niños, pero en los adultos hay que vigilarlo", ilustra la especialista, que también añade que puede haber diferencias entre hombres y mujeres (la hemoglobina) o en algunas situaciones fisiológicas (los valores de ferritina se valoran de forma diferente en embarazadas y en pacientes con inflamación crónica). "Todos los valores y sus variaciones están tabulados y estandarizados internacionalmente".
¿Cuáles son las determinaciones más inútiles?
En ocasiones surgen voces proclamando las bondades de analizar nuestros niveles en sangre de algún mineral, proteína u otros parámetros. Marta Morado defiende que "ninguna determinación es inútil"; todas sirven para comprobar algún aspecto de la salud. Pero "lo que sí puede ser inútil es solicitar determinadas pruebas a pacientes que no lo necesitan; es decir, pedir pruebas sin pensar en lo que se pide y sin un fin diagnóstico".
El análisis de sangre es, probablemente, el estudio de salud más habitual. Los médicos los solicitan por diferentes motivos, bien para descartar la presencia de alguna enfermedad, para hacer el seguimiento de alguna alteración metabólica (por ejemplo, diabetes) o simplemente como parte de un chequeo rutinario. Se trata de una prueba sencilla, accesible, segura, fiable y apta para todas las personas, sin importar la edad ni el estado de salud.
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