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El padre de la dieta de la longevidad explica cómo y cuándo hacerla para obtener sus beneficios
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Valter Longo

El padre de la dieta de la longevidad explica cómo y cuándo hacerla para obtener sus beneficios

La dieta que imita el ayuno ha demostrado mejorar las cifras de triglicéridos, la inmunidad y reducir la grasa del hígado; el resultado es que rejuvenece 2,5 años la edad biológica. Su creador advierte: una dieta casera no funciona

Foto: El bioquímico Valter Longo explica cómo funciona el ayuno en los tumores. (Cedida/Penguin Radom House)
El bioquímico Valter Longo explica cómo funciona el ayuno en los tumores. (Cedida/Penguin Radom House)

El ayuno y la restricción calórica como estrategias para vivir más y retrasar el envejecimiento es una hipótesis en la que trabaja la ciencia desde hace décadas. Numerosos grupos de investigación han encontrado suficientes evidencias de que limitar la ingesta de alimentos mejora determinados parámetros bioquímicos e inmunológicos relacionados, de una u otra forma, con la longevidad. Los estudios con varios modelos de ayuno en gusanos (C. elegans), mosca de la fruta (Drosophila) y ratones han probado que prolongan la vida.

En personas se han visto mejorías metabólicas (glucosa, nivel de lípidos, etc) que, por diferentes mecanismos, se pueden traducir en supervivencias más altas, aunque, por motivos obvios, no se puede tener a nadie sometido a ayunos extremos para verificar cuánto más vive. De todas formas, hay mucho entusiasmo en torno a las dietas antienvejecimiento, por lo que es necesario, defienden científicos estadounidenses en un artículo publicado en Science, “separar la realidad de la ficción”.

Foto: Foto: iStock.

Entre las figuras más reconocidas en este terreno se encuentra el bioquímico Valter Longo, director de Instituto de Longevidad de la Facultad de Gerontología de la Universidad de California, que lleva más de 30 años investigando el impacto de la dieta en el envejecimiento, el cáncer, la diabetes, las enfermedades cardiovasculares e incluso el alzhéimer.

La calidad de sus postulados es reconocida por buena parte de la comunidad científica, aunque también son muchos los detractores. Ajeno al ruido, el equipo de Longo sigue inmerso en sus estudios y hace unos días publicaba en Nature Communications un trabajo que concluye que la dieta que imita al ayuno (DIA) mejora la resistencia a la insulina (relacionada con diabetes), reduce la grasa del hígado y mejora el sistema inmunológico. Traducido a envejecimiento, significa una disminución de 2,5 años de la edad biológica.

Uno de los puntos fuertes del estudio es que se ha hecho en personas (184 en total, en dos estudios), y la debilidad, que admiten los propios autores, es que la muestra es pequeña.

La dieta que sí vale

Como tiene que ser en una investigación rigurosa, las condiciones han sido las mismas para todos los participantes asignados al mismo grupo. Es decir, los que han seguido una dieta que imita al ayuno han recibido lotes idénticos de alimentos: barritas y bebidas energéticas, aperitivos y complementos nutricionales elaborados por la empresa L-Nutra (fundada y participada por Longo).

"La DIA necesita ser aplicada exactamente como fue probada clínicamente y no en una versión 'cocinada' en casa"

Muchas personas se sentirán tentadas de seguir una DIA para obtener sus beneficios (es un patrón dietético apto para casi todas las personas, asegura su creador en su libro La dieta de la longevidad, editado por Penguin Random House) con alimentos corrientes, de los que se encuentran en los supermercados. “No es una buena idea”, asegura el profesor Longo a El Confidencial. “Vemos la DIA como una poderosa "medicina basada en plantas", por lo que necesita ser aplicada exactamente como fue probada clínicamente y no en una versión 'cocinada' en casa”.

Foto: Este nuevo plan de alimentación podría ser la mejor elección para la salud del corazón. (Pexels)

El bioquímico advierte de que “la versión casera no solo puede no ser eficaz, sino que puede ser peligrosa, ya que permite a la gente improvisar y arriesgarse a sufrir importantes efectos secundarios”.

Sin embargo, puede que esto no sea un problema en el futuro, cuando la DIA [Fasting Mimicking Diet, FMD por sus siglas en inglés] se incorpore de forma habitual a las consultas médicas, como espera el científico. “Esperemos que pronto los Gobiernos también reembolsen las FMD en lugar de solo reembolsar los medicamentos que, en la mayoría de los casos, no se centran en curar, sino en retrasar la progresión de la enfermedad”.

placeholder Un médico mide la tensión a un paciente para comprobar si tiene la presión arterial alta. (iStock)
Un médico mide la tensión a un paciente para comprobar si tiene la presión arterial alta. (iStock)

En el artículo de Nature Communications se han probado 3 ciclos de 5 días consecutivos al mes de DIA seguidos de otros 25 días de dieta normal. Con ese esquema, “se han reducido la resistencia a la insulina, la grasa visceral, la hemoglobina glicosilada, el IGF-1 y la edad biológica. También han disminuido la presión arterial, el colesterol y los marcadores inflamatorios en personas que presentan niveles altos en situación basal”.

Mantener los beneficios

Más de la mitad de los beneficios perduran durante tres meses más, por lo que Longo recomienda, en personas sanas, “repetir la DIA a los 6 meses, como máximo, para optimizar los efectos”, aunque “es mejor hablar primero con un nutricionista”.

Siguiendo la línea del artículo en Nature, Valter Longo anuncia que su equipo ha puesto en marcha un ensayo con 500 pacientes en el sur de Italia. ¿Se pueden trasladar las condiciones del estudio a la vida diaria? “Por supuesto. Más de un millón de personas han realizado ya la FMD, con efectos secundarios menores en la mayoría de los casos”.

Foto: El doctor Valter Longo. (USC)

Reitera su propuesta de que “todos los médicos deberían considerar el uso periódico de la FMD como parte de su práctica, además de los fármacos para la prevención y el tratamiento de enfermedades. No todas las personas tienen que hacer DIA, pero la mayoría puede y debe, aunque solo sea una o dos veces al año”.

La defensa de su propuesta antienvejecimiento no implica descartar otras estrategias en la misma línea. "Será importante comparar los ciclos de DIA con otros estudios de intervención dietética en humanos, como los proyectos CALERIE o el ensayo de ayuno modificado en días alternos de la Universidad de Illinois, para estimar si estas intervenciones también afectan la edad biológica", concluye.

El ayuno y la restricción calórica como estrategias para vivir más y retrasar el envejecimiento es una hipótesis en la que trabaja la ciencia desde hace décadas. Numerosos grupos de investigación han encontrado suficientes evidencias de que limitar la ingesta de alimentos mejora determinados parámetros bioquímicos e inmunológicos relacionados, de una u otra forma, con la longevidad. Los estudios con varios modelos de ayuno en gusanos (C. elegans), mosca de la fruta (Drosophila) y ratones han probado que prolongan la vida.

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