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¿Tienes déficit de Zinc?: Todo lo que puede provocar en tu salud
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Prevención frente a su aparición

¿Tienes déficit de Zinc?: Todo lo que puede provocar en tu salud

Con una dieta estándar, se suelen cubrir las cantidades diarias requeridas por la población, siendo de 11 mg en varones adultos y de 8 mg en mujeres

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La deficiencia de zinc es un importante problema de salud en todo el mundo. Se estima que hasta el 17% de la población mundial corre el riesgo de tener una ingesta inadecuada de zinc. Por ello, la Organización Mundial de la Salud (OMS) lo designa como un factor importante que contribuye a la aparición de enfermedades como el deterioro del crecimiento, disfunción sexual, inflamación, síntomas gastrointestinales o afectación cutánea.

En España, según el estudio ‘Ingestas dietéticas y fuentes de zinc, selenio y vitaminas A, E y C en población española: resultados del estudio científico ANIBES’, publicado en la revista Nutrients en 2017, “el porcentaje de población que comunicó consumos inferiores al 80% de las recomendaciones diarias de ingesta de zinc, tanto españolas como europeas (EFSA), fue de un 92 %”.

El zinc es un micronutriente que juega un papel fundamental en múltiples procesos enzimáticos, “especialmente en procesos de síntesis proteica y de ácidos nucleicos para la producción del ADN (material genético de las células). Por este mismo motivo, también está muy involucrado en la reparación y crecimiento tisular, lo cual es fundamental para el anabolismo de tejidos de rápido recambio como la piel, uñas o pelo o mucosa intestinal”, explica Víctor Viedma Torres, adjunto de Endocrinología y Nutrición en el Hospital Universitario de Fuenlabrada.

Este oligoelemento esencial también tiene un papel importante en procesos inmunológicos y en la actividad hormonal, “como la hormona de crecimiento, insulina, hormona tiroidea y las hormonas testiculares. E interviene en los sentidos del gusto y del olfato y en el desarrollo fetal”, señala este experto.

¿Cuáles son los síntomas?

Entre los síntomas asociados al déficit de zinc se encuentran un déficit de crecimiento, hipogonadismo por un déficit de testosterona y oligospermia (menor producción de espermatozoides); alteraciones del sabor y olfato; alteraciones cutáneas (caída capilar, fragilidad ungueal, dificultad en curación de heridas); alteraciones inmunológicas y diarrea. Dado que el zinc se absorbe tras la digestión de macronutrientes en el intestino delgado, “puede asociarse un déficit en pacientes que presenten alteraciones intestinales como, por ejemplo, los pacientes con resecciones intestinales extensas o Bypass gástrico (los cuales asocian un déficit en el 50-70% de los casos) o en patologías con diarrea crónica”, señala el especialista del Hospital Universitario de Fuenlabrada. Por otro lado, continúa, “encontramos déficit de zinc en dietas restrictivas de carne, en alcoholismo crónico, hepatopatía o con algunos diuréticos para la hipertensión, como las tiazidas, que pueden exacerbar el déficit”.

Mantener los niveles de zinc en valores óptimos, además de prevenir la aparición de las enfermedades citadas, también podría prevenir el deterioro físico y la fragilidad en adultos mayores debido a sus propiedades antiinflamatorias y antioxidantes, tal y como apunta el estudio “Asociación de la ingesta de zinc con riesgo de deterioro de la función física y fragilidad entre los adultos mayores”, publicado en The Journals of Gerontology, realizado por investigadores de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM) y el CIBER de Epidemiología y Salud Pública (CIBERESP). Los resultados muestran que un consumo mayor de zinc a través de la dieta habitual estaba asociado a menor riesgo de deterioro de la función física y de fragilidad incidentes.

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En cuanto a los posibles mecanismos implicados en esta asociación, destaca la intervención del zinc en la modulación de vías de señalización de producción de citoquinas inflamatorias por la proteína A-20 y la regulación de proteínas de unión al zinc, como el factor NRF2 o metalotioneínas, implicadas en la activación de expresión génica de enzimas con función antioxidante que participan en la reducción de radicales libres y que, a su vez, previenen respuestas inflamatorias. El artículo concluye que “estos hallazgos sugieren que una ingesta adecuada de zinc, que puede lograrse con una dieta saludable, que incluya alimentos ricos en este nutriente como la carne y los productos cárnicos, los cereales y la leche y los productos lácteos, puede ayudar a preservar la función física y reducir la progresión hacia la fragilidad”.

La cantidad diaria recomendada varía con la edad. “En varones adultos se estima en 11 mg diarios y en mujeres adultas en 8 mg diarios, siendo sus requerimientos mayores en embarazo y lactancia”, sostiene Viedma. Habitualmente, con una dieta estándar, se suelen cubrir estas cantidades diarias. “A nivel dietético es más frecuente encontrar un déficit de aporte dietético de zinc en países en vías de desarrollo”, comenta este especialista.

Foto: Foto: Unsplash/@okikuy0930.
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Para obtener suficiente zinc, es importante llevar una dieta equilibrada y tomar suplementos, si es necesario. “El consumo de alimentos como mariscos, carnes magras, nueces y legumbres, no sólo nos brindan opciones altamente nutritivas, sino que también respaldan nuestra ingesta de zinc”, asegura Begoña Molina Baena, especialista en Endocrinología y Nutrición del Hospital Universitario de La Princesa. Si no se alcanzan los niveles óptimos de zinc con los alimentos, “se pueden tomar suplementos de zinc, bajo supervisión médica”, agrega. La suplementación puede realizarse de manera individual o mediante complejos vitamínicos. Dicha suplementación debe ser individualizada y por prescripción médica, “tras objetivar un déficit de este nutriente o en situaciones en las que haya un alto riesgo de déficit como en las cirugías bariátricas con componente malabsortivo (es uno de los motivos por en el que en estos pacientes es sistemático el uso de complejos vitamínicos)”, añade el endocrino del Hospital Universitario de Fuenlabrada. Además, hay que tener en cuenta que el zinc puede interferir con la absorción de otros minerales, como el cobre. “Por lo tanto, es aconsejable proporcionar también suplementos de cobre junto con suplementos de zinc, especialmente en situaciones de deficiencia crónica y grave”, opina Molina.

La deficiencia de zinc es un importante problema de salud en todo el mundo. Se estima que hasta el 17% de la población mundial corre el riesgo de tener una ingesta inadecuada de zinc. Por ello, la Organización Mundial de la Salud (OMS) lo designa como un factor importante que contribuye a la aparición de enfermedades como el deterioro del crecimiento, disfunción sexual, inflamación, síntomas gastrointestinales o afectación cutánea.

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