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El menú de la última cena, desvelado por la ciencia
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El menú de la última cena, desvelado por la ciencia

Hace más de 23.000 meses, según la tradición cristiana, Cristo compartió con sus discípulos la que sería su última comida. Hemos crecido acostumbrados a la representación de Da Vinci, pero poco tiene que ver con la auténtica realidad

Foto: La representación del artista italiano.
La representación del artista italiano.

Al margen de los diferentes cambios en el calendario que han tenido lugar en los dos últimos milenios, hace aproximadamente 23.844 meses tuvo lugar (al menos, según dicta la tradición cristiana) una de las reuniones para comer más importantes de la historia de la humanidad. Este evento hace referencia a la creación del sacramento de la eucaristía, en el que Jesús de Nazaret dio a sus discípulos (los doce apóstoles) pan y vino, como representación de su carne y de su sangre, para que, al ingerirlos, entrasen en comunión con él.

Según el cristianismo, los días que siguieron a la última cena no fueron especialmente buenos para Jesucristo y, a pesar de lo que diga la tradición, es de suponer (y deseamos que así sea) que dicha última ingesta de alimentos fuera algo más que unos mendrugos de pan y vino. Por suerte para nosotros, dos científicos italianos se han propuesto llevar a cabo una investigación acerca de qué comieron exactamente o, como mínimo, cuáles eran los hábitos alimentarios a principios del siglo I. "La Biblia habla extensamente de lo que pasó durante la última cena, pero no detalla qué comieron Jesús y sus 12 acompañantes", explica Generoso Urciuoli, arqueólogo y uno de los autores del trabajo, junto a la arqueóloga y egiptóloga del Museo Egipcio de Turín, Marta Berogno.

"El evangelio de Juan explica que Judas mojó pan en el plato de Cristo dado que estaba sentado a su lado"

Su investigación, inevitablemente, se basa en algunas suposiciones para esclarecer los hechos. Por ejemplo, como explicar Urciuoli: "El punto de partida es asumir que Cristo era judío y que, por tanto, él y sus discípulos seguían las tradiciones impuestas por la Torá y las consiguientes prohibiciones a determinados alimentos". Por lo tanto, de momento, podemos suponer lo que no había en esa mesa: insectos, carne de cualquier animal que no mastique la comida y tenga una pezuña partida, cerdo, mariscos, pescado sin escamas ni aletas, anfibios, roedores y sangre.

Para averiguar qué es lo que sí comieron, es tentador recurrir a alguna de las representaciones pictóricas de este evento, como 'La última cena' de Leonardo Da Vinci, pero, como explica Urciuoli, "este mural deriva de siglos de códigos iconográficos. Tiene un gran significado simbólico pero no ayuda, para nada, en la reconstrucción histórica del evento".

Entonces... ¿qué comieron?

Los investigadores han llevado a cabo una recopilación enorme de datos históricos y obras de arte de la época, al igual que murales de esa época pintados en las catacumbas. De este modo, Generoso Urciuoli y Marta Berogno han conseguido llevar a cabo una reconstrucción de la comida y los hábitos alimentarios de Palestina hace 2.000 años.

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Foto: Unsplash/@reallygoodjames

Para empezar, basándose en varios frescos de la época y en restos arqueológicos, los expertos determinaron que la forma común de representar la última cena en el último milenio es incorrecta pues no se comía en mesas rectangulares y altas: "En ese momento, en Palestina, la comida se situaba en mesas bajas y los invitados comían en una posición reclinada, sentados en el suelo sobre cojines o alfombras", explican los investigadores. Y continúa Urciuoli: "Los platos, boles y jarras estaban hechos de piedra, así lo muestran los restos arqueológicos de la época. Los judíos que seguían las 'reglas de la pureza' utilizaban recipientes de piedras pues estos, se creía, eran incapaces de transmitir las impurezas".

Por otra parte, los investigadores aclaran que no tenía cada comensal su plato: "El evangelio de Juan explica que Judas (Iscariote, no Tadeo) mojó pan del plato de Cristo dado que estaba sentado a su lado, lo que cumple con la tradición de la época de compartir de un mismo plato". Pero para determinar las comidas exactas que ingirieron, los investigadores prestaron atención a otros dos eventos bíblicos de gran importancia: las bodas de Caná y el festín de Herodes (episodio en el que Salomé presenta a sus padres la cabeza cortada se San Juan Bautista). "Las bodas de Caná nos permitieron entender las leyes judías de la época sobre comida (conocidas como Kashrut), que especifican qué puede ser comida y qué no y cómo tienen que estar preparados los alimentos. Por otra parte, el banquete de Herodes nos permitió analizar las influencias romanas en la gastronomía de Jerusalén", explica Urciuoli.

Foto: Foto: iStock.

Los expertos determinaron que los alimentos que con mayor probabilidad estaban presentes en la mesa de la última cena fueron pan y tzir. Esta última es una variación de una salsa fermentada de pescado romana llamada garum.

Al igual que en 'Indiana Jones y la última cruzada', debemos tener en cuenta que Cristo era un carpintero y como tal comía y bebía. Mojar pan en una salsa de pescado fermentado no parece tan mala idea, sobre todo si lo acompañaba de una copa de vino.

Al margen de los diferentes cambios en el calendario que han tenido lugar en los dos últimos milenios, hace aproximadamente 23.844 meses tuvo lugar (al menos, según dicta la tradición cristiana) una de las reuniones para comer más importantes de la historia de la humanidad. Este evento hace referencia a la creación del sacramento de la eucaristía, en el que Jesús de Nazaret dio a sus discípulos (los doce apóstoles) pan y vino, como representación de su carne y de su sangre, para que, al ingerirlos, entrasen en comunión con él.

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