Las claves de la fascitis plantar: cómo evitar las recaídas y la cronificación
Es la causa más frecuente de dolor en el talón y representa el 15% de las consultas. Si vas a practicar deporte, conviene que tomes precauciones para evitar este problema
A pesar de que es una lesión que habitualmente se atribuye a los deportistas, y en concreto a los corredores, lo cierto es que puede afectar a todas las personas, especialmente a las que tienen entre 40 y 60 años, sin que se haya detectado mayor prevalencia en función del sexo.
Afecta tanto a deportistas como a la población en general, sobre todo entre los 40 y 60 años
Una lesión, por tanto, muy común y que, sin embargo, adolece de dos grandes incógnitas: las causas y el tiempo de recuperación. En cuanto a su origen, cuando preguntamos al doctor Alberto Bermejo Franco, profesor del Grado en Fisioterapia de la Universidad Europea y podólogo en la Residencia Hermandad Nuestra Señora de la Soledad, acerca de los desencadenantes de la fascitis plantar, el experto afirma taxativo que "la etiología de esta lesión es desconocida". Una respuesta que muchos sentirán como un auténtico "jarro de agua fría", ya que uno se pregunta: "Si no se conoce su origen, ¿cómo se va a tratar o curar el problema?". El experto matiza su propia respuesta y desgrana con detalle las causas, síntomas y los tratamientos que actualmente se llevan a cabo. Y es que si bien es cierto que es una patología que tiende a la cronificación, también lo es que su curación es posible.
Evitar las recaídas y la cronificación
Debido al origen desconocido y al carácter multifactorial de la fascitis plantar, los protocolos de intervención son, según Bermejo, "muy heterogéneos y precisarán de un profesional adecuado". Y continúa: "Dentro de los tratamientos más comunes, podemos encontrar: tratamiento farmacológico (analgésicos, antiinflamatorios, corticoesteroides, infiltraciones de plasma rico en plaquetas), terapia manual, ondas de choque, punción seca, plantillas a medida, taloneras, vendajes, láser, ejercicios de potenciación y estiramiento, y la iontoforesis. Y para casos crónicos donde ha fracasado el tratamiento conservador, podría estar indicada la cirugía (fasciotomía plantar endoscópica)".
Además, tal y como apuntaba el doctor, dado que poco podemos hacer para evitar una causa que no conocemos, lo que sí es muy útil y eficaz es controlar los factores de riesgo. De esta manera, no solo evitaremos que el cuadro se cronifique, también se conseguirá "disminuir el dolor, mejorar la funcionalidad y reincorporarse a la actividad normal lo antes posible evitando posibles recidivas". "Salvo excepciones, el reposo total no está indicado", añade el experto, quien considera que "el médico podrá derivarle al especialista implicado en su recuperación. Para el tratamiento de los síntomas, es aconsejable el tratamiento farmacológico o la fisioterapia. Si presenta sobrepeso, deberá acudir al endocrino o al nutricionista. En caso de alteraciones en la biomecánica del pie o de la marcha, deberá tratarlo con el podólogo o con su fisioterapeuta. Y para la readaptación al ejercicio y para corregir la técnica deportiva (en su caso), deberá acudir al preparador físico deportivo".
Sobrepeso, deportes de impacto, calzado... podrían influir
A pesar de que no se puede determinar de forma clara las causas directas de la fascitis plantar, sí es posible señalar ciertos factores que predisponen a su aparición. Estos son los principales, según el doctor: "El sobrepeso, personas que cargan/transportan peso, la bipedestación mantenida, la debilidad muscular, los deportes de impacto, deformidades como el pie plano y pronado, el tipo de calzado, el aumento de la flexión plantar de tobillo o la disminución de la flexión dorsal del tobillo (acortamiento de los músculos de la cadena posterior de la pierna) y el engrosamiento de la fascia plantar a nivel ecográfico".
Además, a estas circunstancias, Bermejo añade la de sufrir una enfermedad reumática. Si es el caso, "su manejo será diferente, ya que debe abordarse la propia enfermedad reumatológica".
Señales inequívocas de la lesión
Por lo que se refiere a los síntomas, la fascitis plantar parece que se deja identificar fácilmente. Los pacientes acuden a la consulta con "dolor en el talón, principalmente en la mitad medial del pie, y que puede irradiarse distalmente hacia la cabeza de los metatarsianos. También la alteración de la marcha, causada principalmente por el dolor, es otro síntoma", enumera el doctor, quien añade que "pueden aparecer signos inflamatorios en la zona (rubor, hinchazón)".
Es habitual que aparezca tras largos periodos de inactividad o al cambiar el tipo de calzado
Todos estos indicios suelen aparecer tras periodos de inactividad o durante los cambios de estaciones (paso del invierno a verano o viceversa), ya que "el tipo de calzado que utilizamos suele variar en función del clima y esto puede repercutir durante la marcha (falta de estabilidad, control motor)", argumenta el experto, quien aconseja al que comienza a practicar deporte "estar supervisado por profesionales (médico, enfermero, fisioterapeuta, podólogo, nutricionista y preparador físico deportivo, entre otros) que permitan una correcta adaptación a la actividad deportiva y así prevenir cualquier posible lesión derivada de la sobrecarga mecánica a la que se someten los tejidos durante la práctica deportiva, especialmente durante la carrera".
Si el mal ya está hecho, y los síntomas han aflorado, Bermejo aconseja acudir al especialista lo antes posible, pues un diagnóstico precoz "puede condicionar la evolución de la enfermedad".
Puede que nunca se cure o puede que sí
La otra gran incógnita de la fascitis plantar se refiere a la rehabilitación, la cual, según el doctor, "es impredecible". "Hay autores que defienden que el cuadro puede resolverse espontáneamente con el paso de las semanas o meses, aunque este aspecto es discutido. Por regla general, el 90% de los pacientes presentan una resolución de los síntomas dentro del primer año", puntualiza Bermejo.
El tiempo de recuperación podría menguar si lo complementamos con algunos ejercicios en casa y la toma de ciertas medidas. En este sentido, el experto recomienda, por un lado, "realizar ejercicios para mejorar la elongación de la musculatura posterior (gemelo, sóleo, tibial posterior, isquioperoneotibiales); y por otro, utilizar calzado con contrafuertes y evitar el calzado plano (o muy alto)".
Y ante la duda de si es mejor aplicar frío o calor, Bermejo afirma que "durante la fase aguda, es más recomendable utilizar el frío, por su efecto analgésico y antiinflamatorio, mientras que cuando el proceso se cronifica, se podría utilizar también calor".
A pesar de que es una lesión que habitualmente se atribuye a los deportistas, y en concreto a los corredores, lo cierto es que puede afectar a todas las personas, especialmente a las que tienen entre 40 y 60 años, sin que se haya detectado mayor prevalencia en función del sexo.
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