Menú
Si tienes presbicia y lo quieres ver claro, esto te interesa (y mucho)
  1. Bienestar
Visión cercana

Si tienes presbicia y lo quieres ver claro, esto te interesa (y mucho)

Es el peaje que se paga al pasar la frontera de los 50 años, pero hay buenas soluciones, desde gafas desarrolladas con la ayuda de IA a lentes intraoculares. Opciones para el futuro son gotas que la eviten y gafas electrónicas controladas con el móvil

Foto: Graduación de la vista. (EFE)
Graduación de la vista. (EFE)

A menudo, percibimos ciertas señales del paso del tiempo en quienes nos rodean, un desgaste que, en nosotros mismos, ni notamos ni sospechamos. Sin embargo, llega un día en el que se nos resiste la lectura de un mensaje en el móvil o en cualquier nota en un papel; conseguimos salir medianamente airosos del atolladero alargando un poco el brazo y forzando la vista, pero lo anecdótico acaba convirtiéndose en habitual y no queda otra que aceptar que sin la ayuda de unas gafas, leer algo es casi una misión imposible.

Esto ocurre en torno a los 45 o 50 años y tiene un nombre: presbicia (vista cansada), y sí, es una prueba irrefutable de que vamos envejeciendo. Lo cierto es que el ojo lleva perdiendo facultades mucho antes de llegar a los 45. “A los 35 años comienza una caída progresiva de la capacidad de enfocar de cerca -acomodamos la mitad de lo que lo hacíamos cuando teníamos 10 años-”, señala el doctor Jorge Alió, catedrático de Oftalmología de la Universidad Miguel Hernández, de Alicante, “A partir de los 45, el cristalino no enfoca y a los 50 ya no hay foco residual y solo se ve a una distancia”, apostilla Pablo Artal, catedrático de óptica dela Universidad de Murcia.

La presbicia no es una enfermedad, es un declive biológico de la especie humana que le pasa a todos los individuos

En un mundo cada vez más envejecido, la presbicia va ganando terreno, hasta el punto de que la tienen 1.800 millones de personas, lo que significa que, por detrás de la miopía (que afecta a 2.300 millones de personas), es el problema de la visión más frecuente, como recoge el Informe Mundial de la Visión, de la OMS. En España, el 41% de la población tiene más de 50 años, lo que arroja un resultado de cerca de 20 millones de présbitas.

En este campo, los miopes juegan con cierta ventaja, ya que su defecto de refracción hace que vean mejor de cerca. Pero que nadie se llame a engaño: antes o después, todos tendremos presbicia, porque “no es una enfermedad, es un declive biológico de la especie humana que le pasa a todos los individuos”, afirma Alió.“No se puede prevenir ni se puede remediar. Solo se puede compensar poniéndole ‘muletas al ojo”, sentencia.

La parte positiva es que existen buenas opciones para mejorar la visión cercana, y la investigación sigue buscando estrategias que se aproximen más a la visión fisiológica.

Gafas de última generación

Cuando alguien se inicia en la presbicia, lo habitual es que recurra a unas gafas. La primera intención es comprar unas de farmacia ya graduadas, pero solo sirven para salir del paso y en ningún caso para llevarlas puestas mucho tiempo. Para un uso continuo, hay que ir al oftalmólogo para que determine la mejor solución para cada caso o a una óptica para hacer unas gafas personalizadas.

Las bifocales, que permiten ver de lejos y de cerca, ya han quedado obsoletas, puesto que no son la mejor opción para quienes están mucho tiempo frente al ordenador. Las progresivas han cogido el relevo y se han impuesto, porque permiten ver bien a cualquier distancia. El inconveniente es que hay que adaptarse a ellas y a algunas personas les resulta complicado (tienen sensación de mareo al bajar escaleras o mirar para los lados).

placeholder Fase de tratamiento de lentes de presbicia. (Essilor)
Fase de tratamiento de lentes de presbicia. (Essilor)

Sin embargo, están apareciendo nuevas lentes que resuelven este obstáculo. “Utilizando la inteligencia artificial, hemos recogido más de un millón de datos extraídos de 6.500 usuarios de todo el mundo, y esa información se ha empleado para desarrollar unas lentes progresivas que ofrecen una visión muy próxima a la fisiológica”, explica Claudia de Escauriaza, óptico optometrista de EssilorLuxottica. “Creamos gemelos digitales en los que reproducimos las condiciones de mirada normales de las personas, y así podemos definir el comportamiento visual para cada graduación y crear unas lentes que respeten el comportamiento natural del ojo”, añade.

Foto: Los médicos conocerán mucho mejor los riesgos de cada cirugía (Pexels)

Con esta tecnología, la multinacional italo-francesa, ha desarrollado una nueva generación de lentes progresivas que “aumentan el volumen de visión un 49% respecto a la generación anterior de nuestras lentes; esto es, ampliamos notablemente la visión en las zonas que ‘escapan’ a las lentes tradicionales”, añade la especialista. Además, “la adaptación a las gafas es casi instantánea y el 90% de los usuarios afirman que ven nítidamente en todas las distancias, incluso en movimiento”.

Escauriaza apunta a El Confidencial que este tipo de lentes es apta para todas las personas, incluso para aquellas que previamente se han sometido a cirugía refractiva, pero especialmente para los nuevos présbitas -que tienen en torno a los 45 años – y que “están acostumbrados a la multitarea -con diferentes dispositivos electrónicos – y que desde el primer momento buscan algo que les permita seguir con su actividad habitual”.

Cirugía: lentes intraoculares

A pesar de la alta calidad de visión y estética que ofrecen modernas gafas progresivas, muchos tienen auténtica ‘gafafobia’ y buscan en la cirugía la solución definitiva a su presbicia. Jorge Alió, que es fundador de Corporación Vissum, destaca enorme desarrollo que han experimentado las lentes intraoculares, que son las que se utilizan para sustituir el cristalino y al operar las cataratas. “Disponemos de tres tipos: las multifocales, las de extensión de foco (EDOF), que se han puesto muy de moda porque no provocan halos o destellos como las multifocales, aunque ofrecen menos visión cercana, y las lentes acomodativas, que son lo más moderno”.

placeholder La cirugía para colocar lentes intraoculares resuelve la presbicia. (iStock)
La cirugía para colocar lentes intraoculares resuelve la presbicia. (iStock)

Este especialista confiesa su preferencia por las acomodativas Lumina (de la compañía Akkolens), ya que “es una lente cuyas características le permiten enfocar por sí mismas, a voluntad del paciente. Son lo más parecido que hay al mecanismo fisiológico del ojo”, asegura.

El equipo de óptica de la Universidad de Murcia, a través de su start up VOPTICA, ha desarrollado y patentado unas lentes intraoculares, las Artiols, que, “permiten una visión continua a todas las distancias sin tener disfotopsias, halos, etc”, afirma Artal, quien admite que a cambio de no provocar esos efectos desagradables, sus lentes “no permiten leer a una distancia muy corta, pero síver desde los 30 cm hasta lejos, sin necesidad de gafas de lectura y sin tener ningún tipo de disfotopsias”.

Las soluciones del futuro

Ninguno de los profesionales consultados para este artículo pone en duda que las soluciones a la presbicia representan un campo en constante actividad. El catedrático de oftalmología apunta al desarrollo de colirios para ralentizar la presbicia en los momentos iniciales (entre los 45 y 50 años), si bien "todavía no se ha obtenido ninguno realmente eficaz". Los más prometedores son “los que tienen un mecanismo de acción basado en la estimulación selectiva de la midriasis, la dilatación de la pupila, y ahora se están empleando en el marco de un estudio clínico”.

placeholder El catedrático Pablo Artal con el prototipo de gafas optoelectrónicas desarrolladas en la Universidad de Murcia. (Cedida)
El catedrático Pablo Artal con el prototipo de gafas optoelectrónicas desarrolladas en la Universidad de Murcia. (Cedida)

Pablo Artal opina que “el futuro en cuanto a gafas es incorporar informática”. Su equipo lleva un tiempo trabajando en este desarrollo y ya ha creado un prototipo, que consiste en unas gafas que están controladas por una aplicación en el teléfono móvil y que en las patillas llevan unas cámaras y unas baterías. "Cuando las prueban un présbita se queda entusiasmado, porque poder ver de cerca y de lejos, de forma continua, es muy impresionante", asegura.

"Yo creo que las lentes estándar tienen los años contados. El futuro está en la combinación de óptica y electrónica"

“Es una gafa en la que los cristales no son fijos, sino que son optoelectrónicos (controlados electrónicamente), de forma que podemos cambiar su enfoque de manera continua. Nuestro prototipo detecta automáticamente donde miramos, cerca o lejos, y coloca en ese cristal optoelectrónico el enfoque necesario, de manera que siempre se ve enfocado, a cualquier distancia”.

Todavía faltan años para que esta solución se haga realidad, pero “desplazará a las lentes estándar, que yo creo que tienen los años contados. El futuro está en la combinación de óptica y electrónica”.

Recomendación de los expertos

Este despliegue de opciones, en lugar de aclarar puede llevar a aumentar más las dudas sobre qué es mejor para corregir la presbicia. Antes de pronunciarse, Jorge Alió recomienda consultar con un oftalmólogo para que haga la valoración más adecuada a cada paciente. Después, “entre los 45 y 55 años, según la graduación, la cirugía con láser es una buena opción, y a partir de los 55, las lentes intraoculares son la mejor indicación, y concretamente las acomodativas”.

En cualquier caso, Pablo Artal es conciliador: “Hay espacio para todo”, sostiene, de la misma manera que es irrefutable que la presbicia alcanza a todos los que viven más de 50 años. “No hay reportado ni un solo caso que no la haya tenido

A menudo, percibimos ciertas señales del paso del tiempo en quienes nos rodean, un desgaste que, en nosotros mismos, ni notamos ni sospechamos. Sin embargo, llega un día en el que se nos resiste la lectura de un mensaje en el móvil o en cualquier nota en un papel; conseguimos salir medianamente airosos del atolladero alargando un poco el brazo y forzando la vista, pero lo anecdótico acaba convirtiéndose en habitual y no queda otra que aceptar que sin la ayuda de unas gafas, leer algo es casi una misión imposible.

Salud
El redactor recomienda