El abecé del VIH: el virus que infecta a 37 millones de personas
La prevención y un pronto diagnóstico son esenciales para reducir la transmisión de esta patología que afecta a 37 millones de personas
A pesar de que se han incrementado los recursos de acceso a la prevención, diagnóstico, tratamiento y atención eficaz, miles de personas se siguen infectando cada año del virus de inmunodeficiencia humana (VIH). Para luchar contra la infección del VIH, que se ha vuelto un problema de salud crónico, cada 1 de diciembre se celebra de manera global el Día Mundial de la Lucha contra el Sida, con el objetivo de continuar avanzando en las investigaciones y conseguir que cada vez haya más pacientes que puedan convivir con el virus y tener una vida larga y saludable.
Los últimos datos recogidos por la Organización Mundial de la Salud (OMS) reflejan que el VIH sigue siendo uno de los mayores problemas de salud pública a nivel mundial. Hasta el momento, 36,3 millones de personas han muerto a causa del VIH. A finales de 2020, existían más de 37 millones de personas infectadas. El mayor problema de la infección es que no existe cura contra el virus.
El sida se conoce como la etapa final de la infección por VIH en las personas
Bajo el lema de 'solidaridad mundial', este año la OMS celebra el día con el objetivo de que los dirigentes y ciudadanos del mundo sigan manteniendo en funcionamiento los servicios esenciales relativos al VIH, ya que la pandemia ha trastocado, en parte, su actividad. Para su conmemoración, las comunidades autónomas llevarán a cabo actos en diferentes puntos de España con la intención de transmitir la importancia de la prevención y la eliminación del estigma que genera el VIH.
¿Qué sabes y qué debes saber del VIH?
Lo primero es saber diferenciar entre el síndrome de inmunodeficiencia adquirida (sida) y VIH. Cuando una persona se infecta, el virus ataca el sistema inmunitario y lo debilita. El sida es la etapa final de la infección por VIH, es decir, ocurre cuando el sistema inmunitario del cuerpo está muy dañado por el virus. Sin embargo, no todas las personas con VIH desarrollan sida.
El VIH actúa destruyendo los glóbulos blancos, que son los que combaten las infecciones del cuerpo. Esto supone un aumento del riesgo a sufrir infecciones graves y ciertos tipos de cáncer. La forma más común de transmisión es sexual (mantener relaciones sexuales sin protección con una persona con VIH), pero también se propaga a través de cualquier contacto con la sangre de una persona que se ha infectado. Por eso, si una madre tiene el virus a la hora de quedarse embarazada, el bebé nacerá con él. Incluso, el uso de equipo quirúrgico contaminado puede hacer que te contagies.
Los medicamentos para tratar el VIH se conocen como terapia antirretroviral (TAR)
Cualquier persona puede contraer el virus, pero lo cierto es que existen grupos que tienen un mayor riesgo: personas con cualquier otra enfermedad de trasmisión sexual (ETS); usuarios que se inyectan drogas con agujas compartidas; hombres homosexuales y bisexuales (son la población más afectada); personas que no usan protección en las relaciones sexuales.
Existen personas inmunes al VIH, aunque esta cifra es realmente pequeña. Algunos biólogos de la Universidad de Liverpool, en el Reino Unido, publicaron una serie de investigaciones que relacionan la inmunidad del VIH con las pestes que arrasaron el continente europeo durante tantos años (se extendieron hasta 300 años). De hecho, CORDIS, la principal fuente de la Comisión Europea sobre proyectos de investigación e innovación, señala que el 10% de los europeos es inmune al virus. Esto se debe a una mutación genética que impide la entrada del VIH al sistema inmunitario. Este gen, conocido como CCR5, era la puerta de entrada a otros virus que provocaron epidemias de una fiebre hemorrágica vírica mortal.
Prevención, diagnóstico y tratamiento
El tratamiento para el VIH implica la ingesta de medicamentos, lo que ayuda a reducir la cantidad de virus en el cuerpo. Sin embargo, como en gran parte de las enfermedades, el mejor tratamiento es la prevención y, si te has infectado, un rápido diagnóstico. Esto implica, entre otros hábitos, utilizar preservativo a la hora de mantener relaciones sexuales y no compartir agujas u objetos punzantes con otras personas.
Los medicamentos para tratar el virus se conocen como terapia antirretroviral (TAR). A pesar de que no existe cura, los expertos de los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades estadounidense (CDC) señalan que, con la atención médica adecuada, la mayoría de pacientes logra tener el virus controlado en un plazo de seis meses. Sin embargo, advierte que tomar medicamentos no previene la transmisión del mismo.
Los expertos alertan de que una demora en el comienzo del tratamiento puede afectar gravemente al sistema inmunitario y aumenta el riesgo de padecer sida, que es la última fase y la forma más agresiva de la infección. Entre los beneficios del consumo de medicamentos destaca la 'carga viral indetectable'. Gracias al tratamiento con medicamentos, la carga viral disminuye.
En ocasiones, incluso, se reduce tanto su cifra que las pruebas ni siquiera detectan el virus. Esto supone que no existe riesgo de transmitir el VIH a través de las relaciones sexuales y existe menos probabilidad de transmisión de madre a hijo en caso de embarazo o amamantamiento, aunque no es definitiva.
Además, los medicamentos aumentan el recuento de células CD4 (células que activan el sistema inmune y alertan cuando se detectan patógenos o alguna anomalía para que el cuerpo pueda hacer frente y corregir la amenaza).
A pesar de que se han incrementado los recursos de acceso a la prevención, diagnóstico, tratamiento y atención eficaz, miles de personas se siguen infectando cada año del virus de inmunodeficiencia humana (VIH). Para luchar contra la infección del VIH, que se ha vuelto un problema de salud crónico, cada 1 de diciembre se celebra de manera global el Día Mundial de la Lucha contra el Sida, con el objetivo de continuar avanzando en las investigaciones y conseguir que cada vez haya más pacientes que puedan convivir con el virus y tener una vida larga y saludable.