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No es lo mismo una infección de orina que una cistitis (y no estás haciendo pis bien)
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¿Cómo hay que orinar?

No es lo mismo una infección de orina que una cistitis (y no estás haciendo pis bien)

La uróloga Teresa Pastor desgrana las causas de esta patología infecciosa y trata de arrojar luz sobre estrategias para evitarlas

Foto: Aunque se utilicen como sinónimos, las cistitis y las infecciones no son lo mismo siempre. (Getty Images/Matt Cardy)
Aunque se utilicen como sinónimos, las cistitis y las infecciones no son lo mismo siempre. (Getty Images/Matt Cardy)

Las infecciones de orina son una de las patologías infecciosas más frecuentes, especialmente en mujeres. Tanto es así que la uróloga Teresa Pastor considera que suponen un problema de salud pública de primer nivel. En este contexto, la especialista ha publicado recientemente el libro ¿Qué me pasa ahí abajo? (Alienta Editorial, 2025) donde aborda qué motivos hay detrás de estas y arroja luz sobre las posibles estrategias que se pueden seguir para evitarlas, aunque matiza que es una cuestión muy individualizada.

Los motivos pueden ser múltiples y muy variados, pero Pastor pone el foco en dos. El primero de ellos es muy sencillo: "Las mujeres no sabemos orinar, la mayoría lo hacemos apretando el culo. Eso es lo que se llama micción disfuncional o micción no coordinada. Cuando la vejiga se está vaciando y el músculo se está contrayendo para poder expulsar la orina, el esfínter en lugar de relajarse para dejar pasar el pis sin dificultad empieza a hacer como espasmos. Esto provoca que la orina haga como un sube y baja en la uretra y se contamina con las bacterias que están en la vagina".

Esta cuestión está muy estudiada en niños, pero en adultos y, especialmente en el sexo femenino, no. Sin embargo, en su consulta, al analizarlo descubre que nueve de cada diez personas tienen micción no coordinada. "Es un factor fácilmente reconocible porque se hace con una prueba muy simple llamada flujometría. No duele y deberíamos hacérsela a todos los pacientes", comenta.

El segundo factor de peso es la alteración de la flora vaginal. "Si tienes un problema de micción no coordinada, pero las bacterias que hay en tu vagina son Lactobacillus, que son buenas porque nos protegen de las infecciones, aunque pasen al interior de tu vejiga, no va a pasar nada. Pero si tienes la desgracia de tener otras que no tocan, como la Escherichia coli, que es la que más frecuente en infecciones de orina, y encima estás haciendo este movimiento, suben bacterias patógenas al interior de tu vejiga", detalla.

Pero, ¿cómo se ha de orinar correctamente?

Pastor explica cómo revertir el primer factor de riesgo, que es orinar mal. Para hacerlo correctamente, es preciso cogerse el tiempo necesario y "tomárselo en serio". Después hay que evitar apretar la barriga y el culo. Tal y como relata, la posición natural para las personas, como primates, es a cuclillas. Sin embargo, se crearon los váteres. "Lo que ocurre es que de esta manera el ángulo que hay entre las piernas y el abdomen hace que los músculos no se relajen como deben. Al no hacerlo, mientras la vejiga se va vaciando, el suelo pélvico y el esfínter uretral que forman parte de este complejo muscular no se relajan y se está bloqueando la salida de la orina," concreta.

Esto se puede solucionar colocando un escalón móvil que se vende en múltiples tiendas. Con que tuviera una altura de 15 centímetros sería suficiente, pues se conseguiría que las rodillas quedasen por encima de las caderas.

Foto: Foto: iStock. Opinión
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En todo momento, casi todas las pautas parecen ir dirigidas más a mujeres que a hombres y esto tiene una explicación, pues ellas las sufren mucho más. Las razones son varias: la longitud de la uretra, el componente hormonal y también el social, pues argumenta que a veces se apura el momento de ir al baño, se hace rápidamente, lo justo y necesario, y se sigue con la tarea pertinente. "Son factores que predisponen a las infecciones de orina", resume.

En el libro, y también en la conversación con este medio, habla de infecciones de orina, pero no de cistitis, que aunque en ocasiones se usan como sinónimos, no lo son. Pastor relata que este segundo término hace referencia a la inflamación de la vejiga, consecuencia de que el sistema inmunitario está trabajando en esa zona. Pero esto puede ser porque haya una bacteria atacando o por otro tipo de causas, como una enfermedad autoinmune que lo produzca.

Factores que influyen en las infecciones de orina

En el libro, Pastor aborda los factores que están relacionados con las infecciones de orina y que, en muchas ocasiones, están en nuestra mano evitarlos. Un ejemplo de ello es la alimentación. "Tiene mucha relación y cada vez más", sintetiza. Para ahondar en esta cuestión, la facultativa, que lleva diez años ejerciendo la profesión en Suiza, divide la explicación en lo que se debería comer y no se hace, y en lo que se debería evitar o limitar.

En el primer caso, se incluyen todos los alimentos que favorezcan tener una buena flora intestinal, lo que tendrá repercusión en la flora vaginal y vesical, pues todo está "interrelacionado", aunque no sea el mismo tipo de bacterias. En este grupo se incluyen los alimentos fermentados, como el yogur, el chucrut o el kéfir, entre otros.

Sobre qué hay que evitar, Pastor incide en los productos tóxicos. Por ello, recomienda consumir alimentos bios que, aunque sean más caros, evitan comidas que contengan fitosanitarios o que procedan de animales que han podido ser tratados con antibióticos y antifúngicos.

placeholder Teresa Pastor ahonda las infecciones de orina, especialmente las de repetición, en su libro '¿Qué me pasa ahí abajo?'. (Cedida)
Teresa Pastor ahonda las infecciones de orina, especialmente las de repetición, en su libro '¿Qué me pasa ahí abajo?'. (Cedida)

Pastor insiste en que la microbiota es esencial en toda esta cuestión, tal y como defiende al hablar de los alimentos. La más importante es la vaginal, pues es la que protege de las infecciones de orina. Si está sana, se fabrica una barrera química que protege toda la pared vaginal, lo que hace que las bacterias perjudiciales no sobrevivan y se "esterilice" la vagina.

Pero no es la única. "Cualquier microbiota del cuerpo, y en especial la bucal y la intestinal, es muy importante. Se sabe que las microbiotas de las diferentes partes del cuerpo están relacionadas entre sí; aunque no sean las mismas bacterias, hay una especie de comunicación entre ellas. Importa mucho que toda la microbiota del cuerpo esté en buen estado", ahonda.

Relaciones sexuales e infecciones de orina

En esta publicación, la facultativa habla sobre qué papel tienen las relaciones sexuales y si es cierto, o no, que se recomienda orinar después de una entre un hombre y una mujer. "Si sabes sí, si no, casi que es peor hacerlo que no", resume.

"El problema de las relaciones sexuales es que siempre se ha atribuido a una de las causas de las infecciones de orina y no es falso, pero la gente se cree que es solamente por el frotamiento del pene contra la vagina que hace que suban las bacterias por la uretra. Pero muchas mujeres no tienen estas infecciones después del coito. ¿Cómo se puede explicar que unas sí y otras no? Lo que muchos no saben y la mayoría de médicos tampoco es que no es solamente un tema de frotamiento, que también, sino que es por el pH", detalla.

Foto: Foto: iStock.

El pH "ideal" de la vagina está entre 4 y 4,5 debido a que en la mayoría hay Lactobacillus que transforman los azúcares en ácido láctico y consigue el pH sea "muy ácido". De esta manera, las bacterias perjudiciales que producen las infecciones no sobreviven. El esperma, sin embargo, tiene un pH de 8. "Una descarga de semen en la vagina va a hacer que la acidez de la vagina se pierda durante un momento, aunque sea corto. Aunque pensemos que en media hora está resuelto, ese tiempo para las bacterias es “muchísimo” y estos microorganismos lo aprovechan para desarrollarse", afirma.

Cómo prevenir infecciones de orina

Pero en el libro no solo se desgranan los factores que están detrás de estas infecciones, sino que se trata de abordar cómo prevenir estas patologías. Pastor asegura que la mejor manera es no llegar a tenerlas nunca, que eso pasa por saber orinar correctamente. En el caso de que ya se haya sufrido, y sea recurrente—es decir, que se tengan dos en medio año o tres en un año, con pruebas diagnósticas— es necesario averiguar cuál es o cuáles son las causas de que vuelvan todo el rato.

placeholder La uróloga Teresa Pastor. (Cedida)
La uróloga Teresa Pastor. (Cedida)

Para ello es imprescindible la escucha del paciente y tener tiempo para ello. "Si las infecciones ocurren siempre después de las relaciones sexuales, el médico debería darse cuenta de que hay un problema de microbiota vaginal y tratarlo a nivel local; si se producen durante la ovulación o la regla, probablemente haya un tema hormonal", ejemplifica. Es decir, es algo tan individual que no hay una fórmula para todos.

Pese a que cada caso es un mundo, en los últimos años cada vez se ven más probióticos, muchos de ellos enfocados a estas infecciones. Pastor sostiene que funcionan "si sabes utilizar las cepas que tocan". "Decir probiótico es como decir antibiótico. No vas a dar el mismo para una cistitis que para una infección en el dedo del pie. Cada vez somos más conscientes de que ciertas cepas sirven para cosas concretas. Lo que hace falta es que los médicos sepamos utilizarlos", comenta.

De esta manera, se abre un abanico de posibilidades de tratamiento. La especialista lamenta que actualmente se abusa del uso de antibióticos para tratar estas infecciones y que en las guías clínicas ni siquiera hay directivas claras sobre qué probióticos usar, cuándo darlos o cuando no, entre otras cuestiones. Por suerte "está cambiando" la situación.

Las infecciones de orina son una de las patologías infecciosas más frecuentes, especialmente en mujeres. Tanto es así que la uróloga Teresa Pastor considera que suponen un problema de salud pública de primer nivel. En este contexto, la especialista ha publicado recientemente el libro ¿Qué me pasa ahí abajo? (Alienta Editorial, 2025) donde aborda qué motivos hay detrás de estas y arroja luz sobre las posibles estrategias que se pueden seguir para evitarlas, aunque matiza que es una cuestión muy individualizada.

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